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La selección argentina derrotó este martes como local en el estadio Monumental a Brasil 4 a 1 en el encuentro correspondiente a la fecha 14 de las eliminatorias sudamericanas al Mundial Estados Unidos-México-Canadá 2026 y amplió su ventaja en el historial a dos victorias. Pero además, le propició una goleada histórica: nunca la Verdeamarela había sufrido cuatro goles en este certamen.
El clásico de América se disputó, con esta edición, 112 veces y en 44 ocasiones se impuso la albiceleste. La Canarinha, por su parte, quedó con 42 triunfos. Hubo 26 encuentros que terminaron en empate.
El equipo argentino revirtió el mano a mano en la era de Lionel Scaloni como entrenador porque de los últimos cinco partidos ganó tres, igualó uno y otro quedó sin resultado porque se suspendió a los 5′ por una situación extradeportiva. En el marco de la pandemia de Covid-19, irrumpió en el estadio Maracaná las autoridades sanitarias brasileñas le impidieron la continuidad del juego.
El arranque fue un monólogo argentino y lo plasmó a los 4′ con un gol de Julián Álvarez. En ese inicio, la albiceleste movió la pelota a su antojo y no lo tuvo apenas unos segundos. De un pase cruzado de Rodrigo De Paul a Nicolás Tagliafico, nació el tanto. El lateral izquierdo se la dio de cabeza su compañero en Lyon Thiago Almada, quien enganchó hacia el medio y le dio un pase cruzado al centrodelantero de Atlético de Madrid. Este, fiel a su estilo, peleó la pelota con los centrales brasileños, se la llevó con algo de suerte, quedó de frente al arquero Bento y, casi desde adentro del área chica, la punteó y abrió el marcador.
El visitante, por necesidad, salió a buscar el empate. Su dominio con la pelota fue con toques lejos del arco de Emiliano Martínez y envió centros al área através de algunas infracciones, pero duró muy poco porque otra vez el conjunto de Lionel Scaloni, al ritmo de un estadio Monumental que por entonces ya deliraba, se hizo dueño de la misma. De hecho, la segunda conquista nació desde el fondo. La Argentina llegó a puro toque hasta el otro lado, Nahuel Molina envió un centro raso desde la derecha, el balón cruzó toda el área, se desvió en un defensor y lo conectó en el segundo palo Enzo Fernández.
El anfitrión nunca bajó la intensidad e hizo correr a todos sus rivales atrás de la pelota. De un pase de toda la cancha de ‘Dibu’ a Cristian Romero (sí, del arquero a uno de los centrales, aún con el rival bien agrupado en defensa), casi nació el tercero. Una combinación de pases adentro del área dejó a De Paul mano a mano con Bento, aunque sin demasiado ángulo, y esta vez el guardametas llegó a cachetearla para evitar el tanto.
Pero Brasil, más allá de su presente, es un gigante del fútbol mundial y tiene jugadores que brillan en los mejores equipos del planeta. En una salida que no revestía peligro para el local, ‘Cuti’ Romero se durmió, perdió la pelota con Matheus Cunha, este avanzó unos metros aparejado con el defensor, remató cruzado y raso desde afuera del área y venció a un Martínez sorprendido por el error de su compañero.
Desde entonces el partido se equilibró porque el equipo argentino sintió el impacto. Vinicius Jr., hasta entonces muy bien contenido, comenzó a desequilibrar por el lado izquierdo de la ofensiva y Brasil se arrimó más al área. La Argentina siguió con su repertorio de salir desde abajo con la pelota y así construyó una gran jugada colectiva que terminó con un remate de Almada que Bento mandó al córner.
Los de Scaloni no lanzaron la pelota al área, jugaron por el piso y construyeron el 3 a 1. El que rompió el molde fue Enzo Fernández. El volante de Chelsea, aún con el área llena de rivales, le dio un centro-pase a Alexis Mac Allister, quien picó al vacío, definió de aire antes de que llegue el arquero rival y el estadio de River volvió a ser una caldera.
Claro que no faltaron los roces en un primer tiempo lleno de goles. Raphinha, el mismo que antes del encuentro declaró públicamente que Brasil le iba a dar una “paliza” al campeón del mundo, se la agarró con Tagliafico y el resto de los argentinos le recordaron sus palabras. En esa faceta la albiceleste también le marcó la cancha a su clásico rival, sin excederse, y nunca lo dejó agarrar confianza y protagonismo.
¡SE PICÓ EL CLÁSICO ENTRE ARGENTINA Y BRASIL! pic.twitter.com/E1FKr0gp0a
— TyC Sports (@TyCSports) March 26, 2025
El entrenador de Brasil, Dorival Junior, hizo tres sustituciones en el entretiempo, una en cada línea, para intentar revertir el resultado. La Argentina llevó el partido más lento, favorecido por el desarrollo, y no dejó de presionar a sus rivales cada vez que no tenía la pelota. Julián Álvarez exigió a unos defensores rivales desconcertados por sus movimientos y desde un pelotazo de ‘Dibu’ Martínez casi anota el cuarto. El recién ingresado Léo Ortíz le sirvió el balón con un mal rechazo de cabeza mientras retrocedía y la ‘Araña’ se la tiró por arriba, con mucha parábola, a Bento, que reaccionó y lo mandó al tiro de esquina.
El juego perdió vértigo y la selección argentina dejó de ser tan dominante, pero controló todo lo que ocurrió en la cancha de River. Tagliafico tuvo el gol en su cabeza tras un centro de Enzo Fernández, pero se fue por arriba del travesaño. La Canarinha apostó a individualidades y centros frontales al área que todos terminaron en las manos del arquero de Aston Villa. La albiceleste, ante cada corrida, se abroqueló para frenar a Vinicius Jr., Raphinha y Endrick y, cuando alguno se escapó, cortó rápido con infracción. Aunque menos que en la primera mitad, Brasil siguió corriendo atrás de la pelota que el local cuidó desde Dibu hasta Julián Álvarez.
El partido se terminó a los 70′, cuando Giuliano Simeone, recién ingresado por Almada, marcó un golazo y lo festejó con alma y vida. De Paul jugó rápido un tiro libre y le cruzó un pelotazo a Tagliafico. El lateral izquierdo surgido en Banfield mandó un centro raso que Mac Allister no llegó a conectar como centrodelantero, pero por atrás de todo apareció el hijo del ‘Cholo’ quien, ante el cierre de Marquinhos, remató cruzado la puso en el ángulo derecho de Bento.
La fiesta fue total. El “Ooooooleeee” bajó continuamente de las tribunas ante un Brasil rendido a los pies del bicampeón de América y ‘Dibu’ se dio el lujo de dominar la pelota en una de las tantas que la recibió. Raphinha dio un tiro libre en el travesaño y la respuesta fue un gran remate de Leandro Paredes que el arquero rival descolgó del ángulo. La bronca de los vestidos de amarillo se reflejó en cada infracción dura que cometieron.
Los últimos 10 minutos fueron de un disfrute sin precedentes ante el rival que tiene cinco títulos mundiales. Mientras buscó el quinto tanto y casi lo anotó De Paul, la gente se deleitó en las tribunas. Fue una “paliza” deportiva histórica que quedará en la retina de todos los argentinos y que la Canarinha intentará dejar atrás cuanto antes.
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