Arsenal - San Lorenzo, por el Torneo 2021: un empate picante, con méritos repartidos y lleno de protestas

San Lorenzo inició un nuevo ciclo con el entrenador uruguayo Paolo Montero al mando de la dirección técnica. Otro cambio de rumbo en la vida institucional y futbolística del Ciclón, que busca solidificar una base desde hace cinco años, la mayoría de esas veces con finales traumáticos. Dentro de este panorama, en el arranque de la Liga Profesional contra Arsenal, no se sacaron diferencias e igualaron 1-1. Los goles fueron marcados por Nicolás “Uvita” Fernández y Mateo Carabajal.

Atrás quedó para los azulgranas la conducción de Diego Dabove, sin resultados en el torneo doméstico y eliminado en la etapa previa de la Copa Libertadores y en la de grupos de la Copa Sudamericana. Para Montero, entonces, se avecinan seis meses en los que el gran desafío será apuntar al título local. Para eso regresó un ídolo de Boedo como Néstor Ortigoza.

Lo mejor del partido

En este comienzo, Montero no pudo contar con las máximas figuras del equipo, los gemelos paraguayos Ángel y Oscar Romero, quienes volvieron a Buenos Aires el jueves último por la noche luego de haber participado con su seleccionado de la Copa América. Tampoco con el goleador Franco Di Santo, lesionado. A esto te le sumó un tema controversial que incluyó a otro de los baluartes del plantel: Juan Ramírez. El volante recibió un llamado del vicepresidente segundo de Boca, Juan Román Riquelme, con quien jugó en Argentinos, y acordó su futuro contrato, por lo que no firmó la planilla contra Arsenal para no trabar su eventual transferencia. Ante esto, San Lorenzo llevó a Sarandí a una escribana para certificar el “abandono laboral”.

“Si alguien se quiere ir, las puertas están abiertas, pero las condiciones las ponemos nosotros. No las pone el jugador, y mucho menos Boca”, sostuvo visiblemente molesto el manager Mauro Cetto en ESPN. El jugador, de su lado, esgrime una deuda económica por parte del club.

Volcado en ataque, San Lorenzo abrió el marcador a los 16 minutos. El Ciclón armó una buena jugada que comenzó en los pies de Yeison Gordillo y Gabriel Rojas. Tras eso, Bruno Pittón -posicionado como volante en lugar de Ramírez- envió un centro desde la izquierda y Nicolás Fernández definió de zurda y con precisión en el corazón del área. Una conquista de valor tras una serie de buenas acciones.

Bajo la conducción de Ortigoza, el equipo de Montero trató de mantener el orden y manejar la pelota de manera coherente y fluida. Sin tanto juego por el medio, apostó a las proyecciones de los laterales Gino Peruzzi y Gabriel Rojas. Se mostró firme en defensa y arriba también complicó a los locales con las rotaciones de Alexander Díaz y Uvita Fernández.

En el primer tiempo contó el Ciclón con la poca claridad de Arsenal, que salvo algunos chispazos de Alan Ruíz no supo encontrar la manera de molestar a la defensa visitante. El equipo de Sergio Rondina desnudó algunas dificultades para jugar sin el balón y cuando lo tuvo, los centros fueron sin destino. La profundidad era nula y no aparecían las cartas de ataque que pudieran inquietar a Sebastián Torrico.

Es cierto, también, que Arsenal reservó algunos de los futbolistas titulares ya que el próximo miércoles se medirá ante Sporting Cristal como local en el partido revancha de los octavos de final de la Copa Sudamericana y tras haber perdido ajustadamente en Perú por 2-1.

En el arranque de la segunda etapa Arsenal se adelantó unos metros y buscó el empate, con buenas ideas y fuerza para preocupar a San Lorenzo. Le faltaba velocidad en el tramo final del campo para poder imponerse. De hecho, el primer remate al arco del partido se dio recién a los 8 minutos, tras un zurdazo de Brian Farioli que Torrico contuvo con tranquilidad.

Sin embargo, con el transcurrir de los minutos, con más ganas que fútbol, Arsenal recuperó la pelota con velocidad y se instaló en el terreno rival. El esfuerzo de todo el equipo en la marca le sirvió para arrimar algo de riesgo a Torrico. Es verdad, mayormente con jugadas aisladas, sin claridad, pero le alcanzó para sacudir los cimientos azulgranas.

Así, a los 23, llegó lo que se vislumbraba, porque San Lorenzo dejaba espacios y se exponía a sufrimientos: un centro bien dirigido de Alejo Antilef encontró la cabeza de Mateo Carabajal, que la colocó lejos de las manos de Torrico. Un premio para el conjunto de Rondina, que se levantó cuando lucía más golpeado. Guardando los lujos y abriendo el corazón.

Todo lo que sucedió en el segundo tiempo lo tuvo a Arsenal como el principal protagonista. Cambió 100 por ciento con respecto a lo que había mostrado en la primera parte. Fue en busca de la victoria, impulsado por el espíritu de un equipo que se sabía en un buen momento. Del otro lado, San Lorenzo aparecía frágil, lánguido y sin actitud veía cómo su rival se le venía encima. Era desorientación y nervios. Ya sin Ortigoza y Pittón, Montero notaba que estaba perdiendo la batalla en el medio.

El Ciclón cometió pecados imperdonables: retrasarse demasiado y resignar el orden y la ambición, las virtudes que más réditos le habían dado. La consecuencia, con justicia, fue la igualdad en Sarandí. Por eso San Lorenzo no logró su principal objetivo: quedarse con los tres puntos en el inicio de un nuevo ciclo.

Las expulsiones del final

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