Argentinos se administra con justeza

Por Juan Carlos Fraschini

Para LA NACION

Argentinos hace las inversiones justas y el capital le rinde. Por ahora, le alcanza en la Copa Libertadores. Hasta el momento, estira su ganancia en el Clausura. Con lo justo, sin sobrarle nada, pero con el ingenio de aquellos que se arreglan con poco y consiguen mucho. Y lo hizo otra vez. Ahora contra el utilitario Arsenal, que ya demostró que puede arruinarle el negocio a más de uno. Argentinos hizo una suculenta diferencia con el gol de Salcedo, que, ni más ni menos, le garantizó la primera victoria después de cuatro empates consecutivos. Y fue suficiente. Para qué más. No precisó más esfuerzo que el que hizo, sobre todo, en el segundo tiempo. Es así: acuña centavos, se nutre y, en el preciso momento en el que hace las cuentas, toma conciencia de que le rinden los dividendos.

¿Se habla de números? Mejor repasarlos. Argentinos está primero, con siete puntos, en el Grupo 3 de la Copa Libertadores. Con una victoria frente a Nacional, pasado mañana, en la Paternal, se perfilará con todo para la clasificación para los octavos de final. ¿Más? Llegó a las siete unidades en el Clausura y, pese a la doble competencia, se mantiene a tiro. Otro dato mayúsculo: esa cosecha la consiguió con apenas tres goles en el certamen. El de Salcedo de anoche, el de Niell ante Vélez y el de Blandi frente a Huracán (ambos empates 1-1). Los otros resultados fueron 0-0 (con Independiente y River). Sí, conviene subrayarlo, el Bicho está invicto en 2011. Sabe administrarse. ¡Vaya si lo sabe!

Arsenal se movió entre la irregularidad y casi nunca se sintió cómodo en el juego, pese a un primer tiempo cerrado y bastante parejo. Fueron momentos de despliegue y centros cruzados, sin grandes lucimientos ni desequilibrio. De un lado y de otro. De acá para allá. No se vio un dominio definido. De a ratos, el desarrollo se volvió entrecortado y, dentro de ese contexto, el conjunto de Sarandí pareció algo más incisivo.

Argentinos se despabiló a partir de la reacción de algunas individualidades. Prósperi se asentó. Pablo Hernández interpretó un buen repertorio. Niell, con velocidad, dio destellos de su técnica, y Salcedo, que parece haber encontrado en la Paternal la tranquilidad que buscaba, estuvo en el momento indicado: bajó la pelota tras un buen pase de Hernández y, casi desde la línea del área grande, remató bajo, esquinado y rasante. Inatajable.

Lo principal estaba hecho para el vencedor. Había tomado distancia de Arsenal, que no pudo acercarse por más que lo intentó. Los pelotazos se volvieron cada vez más previsibles y la defensa de Argentinos se cerró con criterio hasta el final. Esta vez los cambios no le dieron resultado a Gustavo Alfaro. No se corrieron grandes riesgos en los 12 minutos que quedaron. Uno, el equipo de Sarandí, no pudo ni encontró el camino. Otro, Argentinos, no precisó más para sentirse contento.

Nada le salía apenas llegó Troglio, que justo reemplazó a Borghi, el DT campeón en el Clausura 2010. Es más, estuvo a punto de irse un par de veces por los éxitos esquivos. Hasta que Argentinos, lento y con paciencia, con virtudes y defectos a cuestas, aprendió cómo sacar lo mejor de sí.

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