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Aquí, allá y en todas partes: los argentinos campeones en cada rincón del mundo
Messi y Mascherano, en Barcelona, son los más reconocidos, pero detrás de ellos hay muchos jugadores surgidos de nuestro país que se consagraron en ligas de todo el planeta
Allá lejos y hace tiempo, en ese rincón del Japón profundo llamado Hamamatsu, algo más de dos décadas atrás Sergio Batista se esforzaba en acelerar el proceso de adaptación a un mundo muy distinto invitando a sus visitas a descalzarse antes de ingresar a su hogar. Lo mismo hacía Hugo Maradona quien, junto a su mujer italiana, vivía en el mismo edificio que los Batista. Mientras Ramón Angel Díaz (hoy técnico del Al Hilal, de la Liga árabe) divertía y se divertía bajo las luces del Yokohama Marinos, por ejemplo dando entrevistas en el mismísimo banco de suplentes hasta veinte minutos antes del inicio de un partido, el Checho y el hermano de Diego asimilaban las pausas y los silencios en cada conversación, rara vez elevaban el tono de voz, se nutrían de una cultura diferente. Y no estaban desahuciados, claro, porque al disfrute de su trabajo le endosaban el conocimiento incomparable que otorgan los viajes. Y la suma de esas experiencias suele traducirse en riqueza del alma. Nada menos.
Antes y después de ellos, desde la Argentina han partido “embajadores” hacia plazas futboleras tradicionales y también hacia los destinos más exóticos. Los campeones argentinos de 2016 podrán ser encontrados en las altas cumbres de la gloria, como en el caso de Lionel Messi y Javier Mascherano quienes conquistaron la Liga, la Copa del Rey y la Supercopa española con el Barcelona, o también entre las tinieblas de las tragedias, como sucedió con Alejandro Martinuccio , el delantero que por haberse lesionado gambeteó a la muerte como no pudo hacer la mayoría de sus compañeros del Chapecoense. El equipo brasileño de Martinuccio fue declarado campeón de la Copa Sudamericana en una resolución inédita, impulsada por Atlético Nacional de Medellín, el rival que iba a tener en la final del torneo.
En España también celebró Ever Banega , campeón de la Europa League con el Sevilla antes de emigrar al Inter de Mauro Icardi. Lo mismo ocurrió con Federico Fazio , que festejó y luego partió hacia la Roma. En cambio, Nicolás Pareja , el otro argentino campeón con el Sevilla, sigue en el equipo andaluz.
Algunos de los trotamundos argentinos se mantienen firmes en sus lugares y otros vuelven a reacomodarse en este nuevo mercado de pases. Según el último censo elaborado por el sitio argentino futbolistasaxem.com.ar, en noviembre se superó la barrera de los 2 mil jugadores en el exterior. Pero claro, la dinámica de los traspasos es permanente y aquella cifra de 2.059 futbolistas argentinos diseminados por el planeta ya sufrió modificaciones. Mientras tanto, en las más diversas latitudes hubo soñadores detrás del grito sagrado de gol y de esa sensación indescifrable que significa ser campeón.
En Italia, por ejemplo, el mismo Paulo Dybala que desvió un penal en la definición que la Juventus perdió con el Milan por la Supercopa de Italia el 23 de diciembre, se dio el gusto de consagrarse campeón de la Serie A en la temporada que terminó a mitad de año. Y también de la Copa Italia. Igual que Roberto Pereyra, que luego pasó al Watford de Inglaterra. Esa Supercopa italiana de días atrás que se disputó en Doha, Qatar, fue, en cambio, para Gabriel Paletta y para el Principito José Sosa -suplente en el Milan-, quien este año además había sido campeón de la Superliga deTurquía con el Besiktas.
En Inglaterra, en el ya lejano febrero invernal, el Kun Sergio Agüero atrapó la Copa de la Liga con el Manchester City, aunque la figura terminó siendo otro argentino: el arquero Wilfredo Caballero , quien atajó tres penales en la definición tras el 1-1 en Wembley frente al Liverpool. La serie de penales concluyó 3-1 para el conjunto entonces dirigido por el ingeniero Manuel Pellegrini (hoy en China) y junto a Caballero y Agüero se consagraron también Nicolás Otamendi que fue titular, Pablo Zabaleta que ingresó en el alargue y Martín Demichelis , que estuvo en el banco. Marcos Rojo y Sergio Romero, hombres del Manchester United, se quedaron con la FA Cup y con la Community Shield.
Javier Pastore y Angel Di María atraparon en Francia la Ligue 1 (“Le Championnat”, el certamen de primera división), la Copa de la Liga, la Copa de Francia y la Supercopa nacional con el Paris Saint Germain. Ezequiel Lavezzi , que luego partió a China, formó parte del plantel que ganó la Ligue 1 y la Copa de la Liga.
Nicolás Gaitán , antes de emigrar al Atlético del Cholo Simeone, ganó junto a Eduardo Salvio y Lisandro Ezequiel López con el Benfica el torneo de primera (“Primeira Liga”) y la Copa de la Liga portuguesa. Precisamente a Diego Simeone, si algo lo caracteriza por sobre todas cosas, es que se trata de un competidor de raza. No fue campeón en 2016, es cierto. Tan cierto como que fue distinguido tres veces como el mejor entrenador de la Liga española: recibió el trofeo Miguel Muñoz que otorga el diario deportivo Marca, el premio de la Federación Internacional de Historia y Estadística y además obtuvo el reconocimiento oficial al recibir el premio LFP (Liga de Fútbol Profesional) que ya había conquistado en 2013 y en 2014.
Tan inquieto como sensible, Gustavo Oberman, a su manera también fue campeón en 2016 tras los cuatro meses y medio que vivió como futbolista del FC Pune, el equipo de la ciudad homónima, la más grande de Maharashtra después de Bombay. “Una aventura en la India” es la página de Facebook en la que el ex jugador de Argentinos y River, entre muchos equipos más, fue volcando sus historias mientras asimilaba experiencias bien lejos de sus seres queridos. “Traté de exprimir al máximo cada vivencia, conocer su cultura y el balance es muy positivo. Conocí gente muy buena, son humildes y alegres, sin rencores hacia el extranjero como me pasó en otros lugares en donde te miran mal porque consideran que les vas a sacar su trabajo”, le contó “Cachete” Oberman a LA NACION al llegar a fin de año como jugador libre y sin saber qué le deparará 2017.
“En las redes sociales –continuó- traté de mostrar cuestiones que me llamaron la atención, pero siempre con mucho cuidado, sin buscar los golpes bajos. Hay que ser cuidadoso cuando uno ve de repente gente desnutrida tirada en la calle que ni se mueve y los demás le pasan por al lado sin detenerse, por ejemplo… Una vez estábamos en el hotel concentrados y en el baldío de al lado los hombres hacían sus necesidades de la forma más natural del mundo. No hay semáforos ni veredas. En las villas no es como en Argentina: directamente no hay luz ni agua, viven en carpas, cocinan en la vereda… Y al final uno piensa y dice, bueno, después de todo, no estamos tan mal. Yo sé que en Argentina hay mucha gente que no la está pasando bien, pero cuando ves esas cosas valorás lo que tenés”.
Matías Almeyda , entrenador del Guadalajara, obtuvo con su equipo la Supercopa de México. El certamen azteca de primera división tuvo al Pachuca campeón, en donde celebraron Franco Jara y Rubén Botta. Y para Nahuel Guzmán, Ismael Sosa, Damián Alvarez y Guido Pizarro fue primero el trofeo Campeón de Campeones, con los Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, y en el final del año el título del torneo Apertura, que se resolvió en una tanda de penales en la que brilló el arquero rosarino (contuvo los tres remates del América).
Omar Pérez y Jonathan Gómez fueron campeones con Independiente Santa Fe de Bogotá del Torneo Finalización y de la Suruga Bank, pero claro, no fueron los únicos argentinos en triunfar en Colombia porque el arquero Franco Armani y el delantero Ezequiel Rescaldani se adjudicaron nada menos que la Copa Colombia, la Superliga colombiana y la Copa Libertadores con Atlético Nacional de Medellín. Damián Díaz ganó el Campeonato nacional de Ecuador con el Barcelona. Horacio Calcaterra y Alfredo Ramúa obtuvieron el torneo Descentralizado de Perú con Sporting Cristal. Y siguen las firmas…
En Bolivia, Marcelo Bergese y Marcos Pirchio, bajo la conducción de Julio Zamora, ganaron el Clausura con Jorge Wilsterman. Ricardo Noir, Diego Buonanotte , Franco Costanzo y Enzo Kalinski celebraron con la Universidad Católica el título de la Supercopa y del Apertura en Chile. Costanzo ya había ganado también con la Católica el Clausura en la primera parte del año, en la misma época en la que Buonanotte había atrapado la Copa de Grecia con el AEK Atenas. Y hablando de Grecia… El eterno multicampeón Esteban Cambiasso y Alejandro Domínguez se consagraron sobre suelo helénico ganadores de la Superliga griega con el Olympiakos. Volviendo a Sudamérica, Tomás Costa fue campeón con Peñarol en la primera mitad del año en Uruguay y Agustín Allione ganó el Brasileirao con el Palmeiras.
Perseguidores empedernidos de felicidad, campeones o no, andan los argentinos por el mundo. Desde Diego Maradona en Dubai hasta Héctor Cúper en Egipto. Y mientras los nuevos sueños incluyen, por ejemplo, el desembarco de Carlos Tevez en China, en los más recónditos rincones siguen emergiendo campeones, como Facundo Calvo, Federico Parentella, Matías Montero, Nicolás Cordeiro y esos otros 18 argentinos que formaron parte del plantel del Waiheke, el equipo amateur que en septiembre logró su tercer ascenso seguido detrás de la zanahoria que significa llegar a la primera división en Nueva Zelanda.
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