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Argentina - Uruguay: la noche en que Diego Maradona puso a prueba una disposición táctica de Oscar Tabárez y estrelló un remate en el travesaño desde mitad de cancha por la Copa América 1989
Javier Zeoli, arquero uruguayo de aquella noche de Copa América en el Maracanã, contó lo que le pidió el Maestro antes de ese clásico y por qué el capitán tiró desde tan lejos
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A mediados de 1989, la selección Argentina no tenía las mismas urgencias que arrastra por estos días y que colocan toda la presión sobre las espaldas de Lionel Messi, el capitán que busca un título para la Albiceleste luego de casi tres décadas. A tan solo tres años de la conquista del mundial de México 86, Diego Maradona disfrutaba de su reinado, se divertía y, aun en la derrota, dejaba pinceladas para el asombro del planeta fútbol.
Una muestra de ello fue el 14 de julio de ese año por la Copa América de Brasil. Argentina, campeona del mundo, y Uruguay, por ese entonces bicampeón continental, se enfrentaban por el cuadrangular final con un antecedente muy cercano: en Goiânia, el equipo de Carlos Bilardo había vencido a los charrúas 1 a 0 con gol de Caniggia por la cuarta fecha del grupo B, aunque la Albiceleste ya venía tambaleando en el cuadrangular decisivo tras haber caído 2-0 ante Brasil con goles de los intratables Bebeto y Romario.
El escenario del segundo clásico rioplatense en ese certamen sería ni más ni menos que el Jornalista Mário Filho, o Maracanã, en una doble jornada con 53 mil espectadores en las tribunas que sería cerrada por el local y futuro campeón goleando 3 a 0 a Paraguay. En esos años, la fisonomía de los estadios brasileños era muy diferente: tenían casi el doble de capacidad que en la actualidad y el público en su mayoría estaba de pie, el campo de juego era literalmente una estancia, el césped se usaba tan alto que ocultaba el color negro de los botines y casi siempre había un llamativo teléfono público detrás de uno de los arcos. “El Maracanã de esa época era un estadio con dos niveles. Tenía un gigantismo que impresionaba, te sentabas en el cemento y el público tenía la libertad de moverse durante el partido, algo que era parte de la idiosincrasia del hincha carioca”, recuerda a LA NACION Fernando Martinho, director de la revista Corner.
En ese mítico escenario que cumplió 71 años el 16 de junio y que para muchos ha perdido su magia luego de las reformas que redujeron su capacidad para el Mundial 2014, decidían su suerte en el torneo Argentina y Uruguay, dos rivales que en esa época solían enfrentarse seguido en instancias importantes: con gol de Pedro Pablo Pasculli, Argentina había ganado el clásico en los octavos de final de México 86 y la Celeste, con gol de Antonio Alzamendi en el Monumental, se había tomado revancha en las semifinales de la Copa América Argentina 1987.
Por eso eran dos formaciones ilustres las que saltaron a la cancha en Rio de Janeiro, con 21 grados a las 19.30. Argentina, que tenía siete campeones del mundo entre los 11, alineó con Nery Pumpido, Néstor Clausen, José Luis Cuciuffo, Oscar Ruggeri, Roberto Sensini, José Basualdo, Sergio Batista, Pedro Troglio, Jorge Burruchaga, Claudio Caniggia y Diego Maradona. Su rival dispuso a Javier Zeoli, José Herrera, Nelson Gutiérrez, Hugo De León, Alfonso Domínguez, Santiago Ostolaza, José Perdomo, Rubén Paz, Enzo Francescoli , Antonio Alzamendi y Rubén Sosa.
La Argentina experimentaba algo muy parecido a la relajación, lo que le hizo pasar por dos Copas Américas como si se tratasen de meros torneos de pretemporada. Prueba de ello es que entre el título en México 86 y el debut en el Mundial de Italia, la Selección disputó en total 31 partidos, con saldo de 13 derrotas, 12 empates y solo seis victorias. Por más que fuese la campeona del mundo y tuviese al mejor jugador del planeta, el contexto futbolístico y numérico indicaba mayores probabilidades de derrota que de cualquier otro tipo de resultado.
Así fue ante Uruguay y mucho tuvo que ver en la caída lo que ocurrió a los 34 minutos de juego, cuando Diego puso a prueba una disposición táctica que le había indicado Oscar Tabárez al arquero Javier Zeoli. “Como el campo del Maracanã era mucho más grande en ese momento, el Maestro me pidió que jugara un poco más adelantado y en ese partido puntual más aun porque Maradona tenía la capacidad de pasar la pelota entre líneas y yo debía resolver esa situación porque nuestra línea de cuatro iba a estar más adelantada. Si Diego tiraba un pase entre líneas yo tenía que salir a cortar”, detalló ante LA NACION el por entonces arquero de Danubio.
Tabárez pudo haberse arrepentido de lo que le pidió a su arquero. Pedro Troglio salió al cruce de un pase entrelineas del mediocampista José Perdomo y ese despeje le cayó a Maradona, quien la bajó con la rodilla izquierda y metió un zurdazo desde el círculo central que se estrelló en el travesaño de Zeoli. El impacto fue tal que tras ser devuelta por el palo, la pelota volvió a picar recién en la medialuna y a Hugo de León le costó controlarla para salir jugando desde el fondo. No fue gol, pero ya nadie pudo salir de su asombro. “Buen toque de Troglio, para Maradona, ¡Diego!, ¡Diego!, ¡Diego!, ¡pegó en el travesaño! ¡Pegó en el travesaño! ¡Por Dios lo que hizo Diego!, ¡había que cerrar e irse si metía ese gol!, ¡casi desde la mitad de la cancha!, ¡se paró todo el público acá, en el Maracanã!, ¡miren eso por Dios!, ¡si entraba era una obra de arte!”, relató el Marcelo Tinelli periodista deportivo para Canal 13.
“Lo único para hacer era rezar”
No solo se oyó el sonido de la pelota contra el horizontal, también una especie de estruendo vocal masivo que tuvo receptores en las inmediaciones del estadio. “Yo estaba subiendo la rampa exterior del Maracanã y en un momento oí un “uuuuuuuhhhh!!”. Entonces empezamos a correr y a preguntar qué había pasado adentro. En esa época no había ni pantalla para la repetición. Y cuando entré me contaron que Maradona había tirado un tiro en el travesaño desde la mitad de la cancha y durante todo el resto del partido el asunto fue ese en la tribuna. Me lo perdí por 30 o 40 segundos y confieso que me pasé todo el partido de Brasil y Paraguay esperando que terminara para volver a casa y ver lo que había hecho Maradona”, contó su experiencia Marcos Eduardo Neves, el escritor y periodista brasileño que posee la pelota con que se jugó el Argentina 1 - Brasil 0 de Italia 90.
Por su estilo de atajar más debajo de los palos, Zeoli sabía que una jugada por el estilo podía dejarlo expuesto jugando más adelantado y se lo había hecho saber a su DT. “Yo le había dicho en dos o tres oportunidades al Maestro que esa posición me quedaba incomoda y que me iban a hacer un gol por arriba. Y el Maestro me dijo: Javier, de ahí nadie te va a hacer un gol.’ De hecho llegamos a entrenar que me pateen desde el medio de la cancha y la mayoría de los remates pasaban lejos del arco, pero en ese partido apareció uno de los mejores jugadores que vi en mi carrera, recibió el balón de espaldas, se dio media vuelta y le pegó. Muchos me preguntaron qué pensaba cuando la pelota volaba y lo único que podía hacer era rezar”, confesó quien también tuvo pasos por Mandiyú, Talleres y River. “La pelota iba claramente con dirección al arco y si hubiese sido gol yo tendría que haber contado la historia de otra forma. Pero en definitiva soy parte de esa historia por un logro, porque la pelota pegó en el travesaño y no fue gol”, valoró Zeoli desde Montevideo, donde en la actualidad se desempeña como entrenador de arqueros de inferiores del club Nacional.
El resumen de Uruguay 2 vs. Argentina 0
El fútbol no entiende de justicia, solo se rinde ante la evidencia de los goles. Quizás por eso la genialidad de Maradona no fue correspondida con un tanto y lo que vino inmediatamente para Diego y compañía fue sufrir el 1-0 de Uruguay. Es que a los 39 minutos el seleccionado campeón del mundo bebió un amargo aperitivo de lo que sucedería un año después. El mismo Roberto Sensini al que le cobrarían un polémico penal a Rudi Völler en el Olímpico de Roma quedó como uno de los responsables del resultado final en Río al intentar darle un pase atrás a Pumpido y ser traicionado por el altísimo césped del Maracanã que hizo más lenta la trayectoria del balón. Rubén Sosa se quedó con el esférico, gambeteó y abrió el marcador.
Faltando ocho minutos para el final del partido, el mismísimo Sosa, que por esos años jugaba en la Lazio, recibió la pelota también en mitad de cancha pero a diferencia de Diego corrió con ella por el sector izquierdo hasta picársela en el área chica a Pumpido y colocar el 2-0 final.
“Cuando terminó el partido, pasé por al lado del Maestro y le dije ¿vio que había alguien que me podía hacer el gol?”, bromeó Zeoli, testigo privilegiado de una de las más grandes genialidades de Maradona en una cancha que por esas cuestiones del fútbol y del azar no fue gol. Diego no ganaría jamás una Copa América, aunque su marca quedaría para siempre en uno de los travesaños del mítico Maracanã.
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