Argentina - Países Bajos: “No pensamos en Messi”, dicen los neerlandeses antes de los cuartos de final

DOHA (Enviado especial).- Como el lugar de entrenamiento, la Universidad de Qatar, es el mismo que usa la Argentina, la sala de prensa donde Países Bajos recibe a los cronistas es bastante parecida a la de la selección. Nunca fue utilizada en el campamento que dirige Lionel Scaloni. Los jugadores sólo hablaron cuando los obligó el reglamento de la FIFA, en el Centro Nacional de Convenciones. Pero dos neerlandeses llegan media hora antes del entrenamiento y conversan ante sus medios, algunos de nuestro país y unos pocos de España.

El día anterior salieron a pasear en bote por el Golfo Pérsico y tras la clasificación mostraron sus videos bailando con los empleados del hotel donde se alojan. Están, en ese mismo momento del entrenamiento, a 200 metros de Messi y compañía, en canchas idénticas, pero parece que viven en mundos distintos. “Tuvimos un par de días relajados, no estamos pensando en Messi”, mencionan.

Están los dos edecanes que acompañan a Virgil Van Dijk en la línea de fondo: Nathan Aké, que habla de su compañero del City, Julián Álvarez, y Jurrien Timber, del Ajax. Están distendidos, tranquilos y con mucha confianza. Messi deberá toparse con ambos este viernes, a las 16 (las 22 locales), en el encuentro de los cuartos de final que se jugará en el estadio Lusail.

En la tarde de ayer salieron a un paseo por el Golfo Pérsico, aprovechando la cercanía de su concentración, en West Bay. Se alojan en el St. Regis, un hotel de lujo de la cadena Marriot que tiene habitaciones de hasta 2800 dólares la noche. Hoy están más serios por la ocasión, pero el clima, en general es muy amable y sereno.

Después de los cuartos de final sorprendió muchísimo verlo a Louis Van Gaal, al ingresar a la recepción del lugar, rodeado de empleados que lo saludaban. El entrenador, muchas veces señalado por su estilo parco y su mirada severa, bailó la canción Waka Waka, de Shakira, mientras filmaba a sus jugadores que no paraban de cantar.

A Aké se le pregunta, inevitablemente, por Álvarez. El defensor que, por pedido de Guardiola, pasó del Bournemouth a Manchester City, por 45 millones de euros, contesta lo esperado: “Julián es un gran jugador. Muy técnico y difícil de marcar. Finaliza bien las jugadas. Va a ser un desafío para nosotros estar frente a él y ante Messi”, reconoce.

Pero avanza con la definición del capitán argentino: “Es el mejor jugador de todos los tiempos, va a ser una buena tarea detenerlo”. Aunque su compañero, Timber, lo relativiza: “Tienen buenos jugadores, es cierto. Pero las tácticas también son importantes”, asegura al señalar la ventaja neerlandesa por ese lado.

La prensa neerlandesa está muy confiada. Le preguntan a sus jugadores por las tarjetas amarillas de Aké, Frenkie de Jong, Matthijs de Ligt y Teun Koopmeiners. Se aclara el reglamento: las tarjetas se borran después de cuartos de final. Pero si suman otra ahora, se perderían la semifinal. “No es divertido jugar pensando en eso. Por otro lado, es importante ganar y luego veremos quién juega si avanzamos”, dice Aké.

Por otro lado, los periodistas mencionan que podrían enlazar victorias con cuatro campeones continentales. Ya vencieron a Qatar (Asia), a los Estados Unidos (Concacaf) y Senegal (África). Les falta la Argentina... y no está Italia (Europa).

También hablan de la masiva presencia de público argentino. “Vimos los partidos de la Argentina en el estadio Lusail y sus hinchas generan una gran atmósfera”, comenta Aké, con cierto asombro. Timber se trae a la conversación el partido de 1998: “Todos recordamos el gol de Dennis Bergkamp”, sonríe (N. de la R.: también en cuartos de final, en el Mundial de Francia, los neerlandeses ganaron por 2 a 1).

Después de hablar, los jugadores se mezclan entre los periodistas y caminan hasta la cancha de entrenamiento, donde unos minutos después comienza la práctica. Ahí radica, probablemente, la mayor diferencia: hay muchos menos fotógrafos y periodistas (claro, aquí no está Lionel Messi). Los futbolistas se paran cerca de los fotógrafos para que hagan su trabajo en los quince minutos protocolares que impone la FIFA. No se sienten acosados.

Dentro del mismo predio, interminable, a unos 200 metros de los holandeses, los jugadores argentinos también salen a la cancha, pero están muy lejos. Los fotógrafos tienen que sacar teleobjetivos para verlos. Hay un clima de mayor cuidado y distancia. El rival del viernes, que nunca fue campeón mundial, parece no sentir la misma presión que la Argentina. En esta camada, sus principales figuras son los defensores. A pesar de todo, se asume favorito, más allá de los nombres.

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