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Aquella definición en la que ganó Tigre pero el que dio la vuelta olímpica fue Boca
La de hoy será la primera final oficial entre Boca y Tigre. Sin embargo, ambos ya definieron cara a cara un título, en diciembre de 2008. Faltaban tres días para la Navidad, y el xeneize y el Matador cerraban un triangular inédito para la historia del fútbol argentino, que con San Lorenzo como el otro protagonista decidió al campeón del Apertura.
"Por siempre gracias Matador", decía la frase de la remera elegida por Diego Cagna, DT de Tigre, para ese encuentro trascendental. Semanas antes, en la derrota frente al Ciclón por 2-1 había usado otra que decía: "Esta tarde, cueste lo que cueste". No era el único exBoca presente en el campo de juego. También estaba Rodolfo Arruabarrena, defendiendo el lateral izquierdo del equipo de Victoria. El triunfo por 3-1 sobre San Lorenzo le daba una ventaja mínima a Boca, que con ese resultado ya había dejado fuera de combate a los de Boedo. Sin ser final, era como si lo fuese.
No había sido un semestre sencillo para el club de la Ribera. Una serie de eventos desafortunados y extrafutbolísticos habían dinamitado el camino. En agosto, Martín Palermo había sufrido la rotura de ligamentos interno y cruzado anterior de la rodilla derecha, en octubre se habían peleado Juan Román Riquelme y Julio César Cáceres y a fin de ese mes había fallecido el presidente, Pedro Pompilio. En noviembre, Lucas Viatri fue acusado de robar una peluquería junto a su hermano. Y por lesiones habían llegado en inferioridad a la definición Gabriel Paletta y Rodrigo Palacio. Por si fuera poco, por una cuestión que jamás fue aclarada, el DT Carlos Ischia había marginado del plantel al arquero titular, Mauricio Caranta. Si algo le faltaba a Boca para esa definición era no contar con Riquelme (también se ausentaron Juan Forlín y Fabián Vargas). Tigre, que había ascendido apenas un año antes, disfrutaba de una campaña histórica.
El 0-0, que duró hasta los 22 minutos del segundo tiempo del partido disputado en la cancha de Racing, consagraba a Boca. El gol de Leandro Lázzaro le puso emoción. No solo porque un tanto más del Matador les daba el título, sino porque el arquero Javier García disputó varios minutos llorando por una lesión que le impedía moverse (de hecho, poco se movió en la jugada del gol). Ausente Caranta, Josué Ayala debió entrar en calor e ingresó a defender no solo el arco azul y oro, sino el campeonato. Pavada de debut para el pibe de 20 años, uno menos que García.
Los últimos 25 minutos fueron dramáticos. En el área de Boca llovieron mil y un centros. Para Lázzaro o para el Chino Luna, único sobreviviente de aquella jornada. El resultado no se movió y el que celebró fue el xeneize, que además concretó algo único en la historia: fue campeón y su eterno rival, River, quedó último.
El destino le da la oportunidad al Matador, al que se le volvió a negar en el Clausura 2012, cuando en la última fecha podía ser campeón o irse a la B y terminó celebrando el Arsenal de Alfaro,Pipa Benedetto,Lisandro López e Iván Marcone. Boca se aferra al peso y la vigencia de su historia.
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