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Ángel y demonio: Romero, la figura de San Lorenzo y Paraguay, es el goleador del ciclo Berizzo y espía a la Argentina
Lejos de las polémicas en el vestuario y el afecto de los hinchas del Ciclón, el atacante es la estrella del seleccionado guaraní, que el próximo lunes se enfrentará con la selección de Scaloni; los dos goles contra Bolivia, una señal de su crecimiento en el área rival
- 4 minutos de lectura'
LA NACIONAriel Ruya
El seleccionado de Paraguay es el más argentino de todos. De algún modo, tiene nuestras raíces. El triunfo por 3 a 1 sobre Bolivia, en la presentación en la Copa América, le dio un impulso en el factor anímico al equipo que conduce Eduardo Berizzo, el primero de los nuestros, que el lunes próximo se cita con la Argentina, por la tercera fecha. Desde el arco, hay conocidos de aquí nomás, a la vuelta de la esquina. Antony Silva, el arquero de 37 años, tuvo un recordado paso por Huracán.
Entre los zagueros, Gustavo Gómez fue un símbolo de Lanús y Junior Alonso tuvo un fugaz paso por Boca. Robert Piris da Motta, el número 5, tuvo un desempeño convincente en San Lorenzo, Alejandro Romero Gamarra nació en Ciudadela, jugaba en Huracán, pero de padres paraguayos: un caso que se repite en los últimos años: tal vez, el mejor ejemplo es Néstor Ortigoza, que nació en San Antonio de Padua, se nacionalizó paraguayo y hasta disputó un Mundial: Sudáfrica 2010.
Hay más. Miguel Almirón es un crack que brilló en Lanús y hoy representa la luz más fuerte del equipo, al jugar en Newcastle. Gabriel Ávalos (Patronato, Argentinos...), es la referencia en el área rival. En el banco, hay más intérpretes: Andrés Cubas (misionero, arrancó en Boca, se destacó en Talleres), Oscar Romero, de San Lorenzo, Robert Rojas, de River... Pero hay alguien que tiene vuelo propio. Es un unipersonal. Es Angel Romero, el mellizo más punzante, habilidoso. Marcó dos goles en la presentación -una arremetida, un zurdazo- y sigue estando en el centro de la escena, ahora, por el mejor juego. De San Lorenzo a Paraguay, Ángel es un demonio -según dicen- en el vestuario y -comprobado visualmente- en el campo de juego.
Berizzo lo protege... y le da vuelo propio. Lo une a un concierto de jugadores atrevidos. Entre todos, Angel. Conduce, juega, se pelea, discute, se tira al piso, llega al área. Y anota goles. Goles de todos los colores. Antes de Toto, solo había convertido dos veces: en un amistoso en 2014, en un triunfo por 2 a 1 sobre Perú y en un encuentro por las eliminatorias contra Uruguay en 2017, que fue derrota por 2 a 1.
El resumen, con el unipersonal
Con Berizzo -mucho más que con Diego Dabove, que lo ponía y lo sacaba, envuelto en rencillas de bajo fondo con colegas de experiencia en San Lorenzo y... lo mismo ocurrió con Mariano Soso-, se hace un festín. No hay lugar para la polémica: es el artillero del torneo, por sobre Lionel Messi, que convirtió de tiro libre y de Neymar, que marcó de penal. Seis tantos en los últimos siete partidos.
Los más atrevidos juegan a las comparaciones: todavía le falta mucho, pero se intuye que puede alcanzar a Roque Santa Cruz, el goleador histórico de Paraguay, que marcó 32 goles en 111 partidos.
“Merecíamos ganar porque luego del gol boliviano de penal en el primer tiempo fuimos al ataque pero sólo cuando Bolivia quedó con un jugador menos encontramos el gol”, contó Romero Gamarra, que ahora juega en el fútbol de Arabia Saudita. Cumplida la primera fecha del certamen, la Albirroja quedó como líder, por delante de la Argentina. Y además, la selección dirigida por Berizzo se sacó las ganas: hacía seis años que no ganaba en la Copa América: aquella vez fue por 1-0, a Jamaica, en Chile.
Paraguay es un equipo audaz, liderado por Ángel, que eclipsa hasta a Almirón. Pero desperdicia muchas ocasiones, casi como la Argentina. El próximo desafío será con Exequiel Palacios del otro lado -seguramente, en el banco de suplentes-, a quien le propinó una seria lesión en el último encuentro, jugado en nuestro país, por las eliminatorias.
Eduardo Berizzo se tomó la cabeza ante cada oportunidad de gol desperdiciada. “La clave nuestra estuvo en los espacios que creamos con Ángel Romero y Miguel Almiron’', entiende Romero Gamarra. Berizzo está entusiasmado como nunca antes. “Es una victoria que nos fortalece, la energía positiva nos ayuda a ganar. Tenemos que seguir creyendo en lo que hacemos”, cuenta el DT argentino, que se inclina por un 4-3-3 y siente que la selección es “valiente, orgullosa, sacrificada”.
Días atrás, aquí, en nuestro medio, Paolo Montero, el flamante entrenador de San Lorenzo, despejó toda duda: “Voy a contar con los Romero, aunque el mercado del fútbol es muy variable y puede pasar de todo. Los quiero en mi equipo, son jugadores de mucha calidad. Lo que menos me preocupa es el vestuario. Yo nunca entro, pero si lo hago es porque los líderes no supieron resolver el problema”.
Lo mismo había declarado Dabove. Mientras tanto, Ángel se divierte en la cancha...
Por Ariel Ruya
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