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Alejandro Sabella: el peronismo, su infancia de Boca y las cábalas más extrañas
Asumió con un discurso que llamó la atención. Evocó la figura de Manuel Belgrano y también hizo alusión a John F. Kennedy. A los 56 años, Alejandro Sabella se convirtió en técnico de la selección, después de un paso por Estudiantes en el que se acomodó al puesto al ritmo de los títulos. Por su perfil bajo, pocos conocían el lado B de un DT que sólo dirigió a Estudiantes y ganó una Libertadores y un torneo local. Antes de esas vueltas olímpicas, fue muchos años ayudante de campo de Daniel Passarella y jugó como enganche en River, Sheffield United, Leeds, Gremio, Irapuato, Estudiantes y Ferro. Pachorra era un hombre familiero, afecto a las cábalas, padre de cuatro hijos y con un marcado perfil político. De colgar el cuadro de Juan Domingo Perón, a admirar a Carlos Chacho Alvarez. Fue estudiante de derecho y, cuando no pensaba en el fútbol, le gustaban ver programas políticos o documentales de historia en la televisión.
Los primeros pasos
Sabella nació el 5 de noviembre de 1954, en Barrio Norte. Vivía en un departamento en planta baja, situado en Vidt y Paraguay. Allí, Alejandro jugaba al fútbol en la calle, aunque sus primeros goles fueron en las canchas del club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, donde lo asociaron a los 7 años. Su padre era ingeniero agrónomo y su madre, maestra de escuela. "Éramos de clase media. Nunca tuve que trabajar de otra cosa, pero la plata tampoco sobraba", le contó Sabella a El Gráfico en una entrevista.
El estudiante de derecho
Estudió derecho, pero debió dejar a los dos años, cuando optó por dedicarse al fútbol. En realidad, le gustaba más la medicina, pero eligió abogacía para no tener que hacer prácticas fuera de su casa. Fue en la antesala de su carrera profesional como futbolista y en una época en la que no existía la mediatización de estos días. De lo contrario, no hubiese podido caminar por los pasillos de la Facultad de Derecho de la UBA.
Con facilidad para retener la información, y luego de un buen paso por el colegio secundario, se inscribió en abogacía. Pero el fútbol provocó que su carrera como estudiante universitario dure apenas un puñado de años: la inició en 1973 y la dejó en 1975, cuando ya llevaba un año practicando en la Primera que dirigía Angel Labruna y sumaba sus primeros minutos en el primer equipo. En total, llegó a rendir seis materias, con "Derecho político" y "Derecho Civil I" como las que más recuerda de ese par de temporadas en el tradicional edificio de Figueroa Alcorta 2263. Allí cursaba por la mañana, para poder concurrir a los entrenamientos por la tarde.
Su familia
Sabella se casó dos veces. La última pareja fue Silvana y con ella vivió en La Plata y tuvo dos hijos: María Alejandra, que integró el Ballet Concierto de Iñaki Urlezaga, y Alejo; ambos hinchas de Estudiantes. Con su anterior matrimonio, tuvo dos hijas: Vanessa (de Vélez) y Flavia (de River). "Soy muy familiero. Cuando no estoy entrenando me gusta quedarme en casa a ver televisión, especialmente series y películas que tengan que ver con la política y la historia", contó.
El niño de Boca que abrazó a River y terminó siendo hincha de Estudiantes
Su sentimiento fue cambiando con el correr de los años. De Boca a River, de River a Estudiantes. De chico, Sabella simpatizaba por Boca e incluso se animaba a contarlo en entrevistas cuando ya jugaba en River: "Yo era hincha de Boca y justo contra Boca jugaba mis mejores partidos con la camiseta de River". Dicen quienes lo conocen que Alejandro iba a la Bombonera junto a su hermano mayor, Marcelo, y su ídolo era Angel Clemente Rojas.
Cuando decidió intentar ser futbolista a los 16 años, lo primero que hizo fue ir a probarse a Boca y a Racing, donde fue rebotado. Estuvo en los millonarios desde la sexta división; allí debutó en Primera y se hizo jugador profesional. Por eso, empezó a sentir cierta pasión por River, donde luego comenzó su carrera como entrenador al dirigir a la reserva del club de Núñez desde 1990 y, luego, como ayudante de campo de Passarella en el River 2007-2008. Pero, en su vida, hubo un momento especial que lo hizo cambiar para siempre de colores. Cuando en 1982 volvió al fútbol argentino como jugador, el que lo compró fue Estudiantes por pedido especial de Carlos Bilardo, por entonces técnico del Pincha. En La Plata, encontró su segunda casa. Y todo se intensificó cuando asumió como técnico del club en 2009 y logró la Copa Libertadores de ese año y el torneo Apertura 2010.
"Jamás dirigiría a Gimnasia y Esgrima La Plata y tampoco a Boca", dijo alguna vez. Cuando en 2013 el cuerpo técnico de la selección se empadronó en AFA Plus, Sabella debió completar de qué cuadro era. Allí puso de Estudiantes.
Su costado político y el peronismo
Su pasión por la política data de su juventud setentista, años en los que su habitación, según describe con precisión la revista Animals, estaba decorada con cuadros de fútbol, de Juan Domingo Perón y publicaciones de El Descamisado (semanario de propaganda de los Montoneros). Y en su actual biblioteca aún conserva los diez tomos de Historia argentina de José María Rosa, que compró cuando comenzó a estudiar abogacía en la UBA. "Me considero progresista", le dijo en febrero de 2010 a El Gráfico. En su presentación al frente de la selección en Ezeiza, habló de Belgrano y Kennedy, pero, cuando Estudiantes se consagró campeón de la Copa Libertadores en 2009, en su discurso para los hinchas en el Palacio Comunal de La Plata, homenajeó a la vez a Perón y Raúl Alfonsín. "Siento en mis oídos la más maravillosa música que es la voz de la gente de Estudiantes" y "la casa está en orden", fueron dos expresiones que utilizó. Al día siguiente, por si alguien pudo ofenderse, pidió disculpas.
"No era militante pero simpatizaba con el peronismo y hablaba mucho de política en los 70. Después, los comentarios de política los hice desde la honestidad y la sinceridad, pensando que el otro puede pensar distinto", destacó en una entrevista por Radio Vorterix.
Víctor Hugo y el kirchnerismo
En las antípodas de aquellos deportistas que prefieren no revelar su ideología, no tuvo problemas a la hora de dar su veredicto. El relator uruguayo Víctor Hugo Morales era el periodista que más le gustaba, y tuvo palabras elogiosas para Néstor Kirchner, el ex presidente de la Argentina desde 2003 hasta 2007.
"Considero que tenemos un gobierno progresista, con una presidenta (por Cristina Fernández de Kirchner) que piensa en el conjunto de la sociedad", manifestó en agosto de 2012, en un extenso diálogo con la agencia Télam. "Hicieron muchas cosas para destacar y hay un montón de ejemplos salientes. El balance es positivo", fue su consideración sobre un proyecto "nacional y popular" con el que siempre simpatizó.
Meses más tarde, tuvo contacto cara a cara con Cristina, en una visita que no estaba prevista en la agenda oficial. Ella lo recibió en su despacho de la Casa Rosada, junto a Claudio Morresi, el ex futbolista con pasado en Huracán y River, entre otros, quien concurrió como Secretario de Deporte de la Nación. Pachorra, quien fue con su mujer Silvana, no llegó con las manos vacías: le regaló una camiseta albiceleste con el número "10" en la espalda, la de Messi.
El hombre de las cábalas
Sabella era muy afecto a las cábalas y hasta él se sorprendía. "Tengo un montón de cábalas. La mente humana tiene vericuetos que aún nadie pudo descifrar. Dentro de ese misterio yo encuadro a las cábalas. Estoy convencido que sin trabajo, esfuerzo, constancia, pero sobre todo laburo día a día, no se llega a ningún lado; sin embargo, sigo ciertos rituales que me gustan y los tengo incorporados desde que debuté en primera. Eso es todo, no tiene otra explicación coherente", le dijo en 2011 a LA NACION.
Durante sus días en Estudiantes, en ningún partido se despegó de su saco beige, cada práctica la dirigió con su gorro con visera y hasta había otros rituales más internos. En la antesala de un partido ante Gimnasia, dio su habitual rueda de prensa en un gimnasio cerrado. Como perdió, desde entonces, todas las conferencias fueron al aire libre y siempre debía preguntar primero el mismo periodista. Si algún cronista nuevo se adelantaba a interrogar primero, pedía comenzar otra vez la conferencia. Incluso, calificó de yeta a un periodista y estaba atento para saber si sus jugadores le daban notas.
El mismo Sabella contó que cuando Estudiantes fue campeón del Apertura 2006 y él era parte del cuerpo técnico de Passarella en River, eligió no ver la final entre el León y Boca, a pesar de que ya estaba de vacaciones, por cábala. Ese día llevó a sus hijos hasta Liniers, en donde se resolvía el título, y se fue con su mujer a un departamento en Buenos Aires. Su esposa lo siguió por televisión y él se llevó una reposera al balcón y no vio ni un segundo del encuentro. Como no había visto el resto de las fechas por estar trabajando en los millonarios, tampoco debía seguir la definición.
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