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Alejandro “Papu” Gómez: el único campeón del mundo que no volvió más al seleccionado argentino y busca club a los 35 años
El media-punta quedó marginado, distanciado del plantel; desvinculado de Sevilla, podría regresar a Italia
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Alejandro “Papu” Gómez es un campeón del mundo sin regreso al seleccionado nacional y, por ahora, sin club. Mientras su ciclo en el equipo de Lionel Scaloni está concluido, tras firmar su desvinculación de Sevilla sigue en la búsqueda de un destino para su carrera, a los 35 años. Su representante, Giuseppe Risso, estimó que la situación se resolverá en breve: “Habrá que esperar unos días más. Puede surgir algo de Italia, pero también estamos atentos a los sondeos de otras ligas. Seguimos negociando su inminente vuelta a las canchas”.
En las últimas horas, el diario La Repubblica informó que el media-punta argentino figura en una lista de Juventus, que evalúa una contratación ante el caso de doping positivo de Paul Pogba, a la espera de la contraprueba tras la detección de metabolitos de testosterona en el primer análisis. El futbolista francés se expone a una suspensión de cuatro años, situación que llevaría a Juventus a la rescisión del contrato.
“Papu” Gómez es una alternativa para la Vecchia Signora junto a Marco Benassi (libre, tras un último paso por Cremonese), el portugués Xeka (ex-Lille y Rennes) y Roberto Soriano (ex-Bolonia). El mercado de pases europeo cerró el 1° de septiembre y las únicas incorporaciones que se pueden anotar son las de jugadores libres.
Monza, el club que era presidido por el fallecido Silvio Berlusconi, también fue mencionado como una opción para Gómez, que ve con buenos ojos un retorno al calcio, donde jugó 10 años, entre Catania y Atalanta. El fútbol árabe es otra alternativa, mientras que el representante descartó negociaciones con equipos mexicanos.
De la postal festiva del seleccionado argentino, un éxito deportivo y social desde el título mundial obtenido en Qatar, se cayó definitivamente el “Papu” Gómez. Es el único de los 26 integrantes del plantel que salió despedido de un grupo que comparte objetivos futbolísticos y lealtades humanas, que contagia espíritu colectivo y es señalado como un modelo, una excepción dentro de una sociedad disgregada entre discordias y proyectos fallidos. En cualquier esquina se podría escuchar que el seleccionado es una de las pocas cosas que funcionan bien y despiertan orgullo en este país. La goleada en la altura de La Paz es la evidencia más reciente.
El tiempo y su actualidad futbolística hicieron su parte en el corrimiento del “Papu” del seleccionado. Disputó 15 partidos en el ciclo de Scaloni, marcó dos goles -ambos en la Copa América 2021- y también fue campeón en aquella Copa América de Brasil y la Finalissima. Es contemporáneo de los vigentes Lionel Messi, Ángel Di María y Nicolás Otamendi, pero claramente su aporte no se puede equiparar con el de los tres referentes. Está en un nivel inferior. Después del Mundial, Gómez solo disputó 416 minutos en siete partidos oficiales en Sevilla, condicionado por una lesión en un tobillo que lo mantuvo inactivo entre febrero y abril. Cuando reapareció, pasó más tiempo en el banco de suplentes que en el campo.
Con escasa continuidad, y ya veterano, Scaloni bien puede considerarlo prescindible al “Papu” para el nuevo ciclo, en función de la Copa América del año próximo y del Mundial 2026. Gómez fue titular ante Arabia Saudita y Australia en el Mundial de Qatar, pero Alexis Mac Allister se terminó quedando con el puesto.
Al mismo tiempo que dejaba de figurar en la formación, “Papu” también fue purgado de la convivencia, ese latido interno del seleccionado que es tan vital como la capacidad para pasarse la pelota. Le suspendieron la condición de compinche, de personaje histriónico, desde el Papu-dance hasta su actuación para animar un vivo por Star+ entre Messi y el Kun Agüero en pleno mundial, cuando se ironizaba sobre su corte de pelo al estilo David Beckham. También dejó de ser el tercer tertuliano, junto con Rodrigo De Paul y Leandro Paredes, en el ritual de consumir caramelos masticables en el círculo central, un buen rato antes de cada partido.
El plantel tramitó internamente el expediente “Papu” Gómez con la cohesión que exhibe para todas sus causas. Sin polémicas ni conventillos. Fue una escisión que nunca tuvo el riesgo de transformarse en una grieta, de dividir en bandos. El motivo nunca fue explicitado públicamente, el seleccionado llenaba el escenario con triunfos, compromiso y mensajes positivos. Parece un grupo inspirado en el mindfulness. La rumorología se encargó de aquello que quedaba sin explicación: el plantel, antes del partido por los cuartos de final ante los Países Bajos, habría tenido conocimiento de algunas prácticas esotéricas de “Papu” previas al Mundial para asegurarse un lugar dentro del plantel de 26, en detrimento de algún compañero que podía disputarle una plaza (cabe recordar que una lesión dejó al margen a Giovani Lo Celso unas semanas antes del viaje a Qatar). Trascendidos sueltos, incomprobables, por eso es mejor guiarse por lo verificable: “Papu” es el único campeón del mundo que salió del universo selección.
Dejó de ocupar un lugar central en las celebraciones post-consagración. Messi, De Paul, Paredes, Di María y Otamendi no le hicieron un hueco en el “trono” que improvisaron en el ómnibus descapotable que fue a paso de tortuga durante horas por la autopista Ricchieri.
Scaloni lo incluyó en su primera lista posterior al Mundial, para los amistosos contra Panamá y Curazao, pero llamativamente Sevilla no le dio permiso porque se estaba recuperando de una lesión. Por entonces, solo “Dibu” Martínez le dio like a una sesión de rehabilitación que “Papu” publicó en su Instagram.
La negativa de Sevilla no lo privaba de partidos importantes, sino de la posibilidad, única e irrepetible, de compartir por primera vez el título con los hinchas en el Monumental y en Santiago del Estero. “Es una lástima su ausencia, merecía estar acá. Su club, creo que con buen criterio, no lo deja venir por la lesión y es entendible. Haremos todo lo posible para que pueda estar, aunque sea un día o dos con nosotros, pero dependerá mucho de su club”, expresó Scaloni a principios de marzo.
No viajó para aquellos amistosos y nunca más fue convocado. Tampoco recordado o evocado por sus compañeros. Cancelado, se diría en estos tiempos. Desapareció definitivamente de la agenda del seleccionado. Hace poco, Paredes respondió sobre el tema sin poder disimular cierta incomodidad y sin ganas de andar profundizando: “Son rumores que surgieron en Internet, no sé por qué, no le damos bola. Nosotros estamos muy bien como equipo y grupo, disfrutamos de lo que estamos viviendo”.
“Papu” tampoco nunca hizo algún descargo público. No se lo oyó más. Es un campeón del mundo que ahora busca club. Desafectado futbolísticamente del seleccionado y sin el afecto del grupo al que perteneció.
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