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Las 100 preguntas a Aldo Pedro Poy, prócer de Rosario Central: una palomita eterna, la fuga a una isla y mil locuras
Resistido y silbado por sus propios hinchas en los comienzos, se escondió en una isla para que no lo vendieran y terminó convirtiendo un gol de palomita que se festeja todos los 19 de diciembre y que en este 2021 cumplirá medio siglo de existencia. Aldo Pedro Poy, hombre que defendió una única camiseta y que debió retirarse prematuramente a los 29 años, es concejal de la ciudad de Rosario y a los 75 años repasa en tono campechano la locura que sigue generando su vuelo eterno, chicanea la representatividad leprosa de Maradona y Messi, repasa la desopilante experiencia de la "Selección Fantasma", se emociona con el recuerdo del Negro Fontanarrosa, se pone serio para analizar a su Central querido y explica quiénes son los Misioneros Canallas. Las historias que se relatan aquí no son de ficción, aunque lo parezcan.
1. –Aldo, ¿me contás por favor la de tu casamiento?
–Es para un cuento, realmente. Para un cuentazo del Negro (Fontanarrosa). Nosotros ganamos el Nacional 73 un 29 de diciembre y con María Isabel nos casamos el 2 de enero del 74, cuatro días después. O sea, imaginate la locura que se vivía en la ciudad. Dos años antes habíamos ganado nuestro primer título con la palomita en el medio. Se corrió la bola de que me casaba y cuando agarramos con el auto por la avenida Alberdi, llegando a la iglesia del Perpetuo Socorro, ya se veían hasta dos cuadras previas llenas de gente. Pero llenas, llenas, con gente de pared a pared de la calle, y eso que eran anchas, eh. Había dos cuadras repletas antes de la iglesia y dos cuadras después, miles de personas, no entendíamos nada. No sé cómo hicimos para entrar, a mí me arrancaron el moño, al pobre chofer le rompieron todo el auto, le saltaban arriba del capot…
2. –¿Y adentro?
–Lleno de gente también, estaba la iglesia tomada. Cuando el cura vio que estaban con los bombos arriba del confesionario, me dijo: "Aldo, te caso rápido porque me van a romper toda la iglesia, y salís por la puerta de atrás". Cortaban deditos de los santos con cuchillos y se los llevaban como souvenir, los bancos se movían. "Padre, si salgo por atrás, le van a prender fuego la iglesia", le contesté, así que nos casó rápido, no recuerdo cómo pudimos salir y subirnos al auto de un amigo. Se escuchaba taca, taca, taca, ¡la de pies que habremos pisado! Fue un acontecimiento terrible, como solo la gente de Central puede hacerlo, por eso siempre destaco la pasión tan especial de la gente de Central, es tan grande que desborda todo.
3. –¿Tu mujer era hincha de Central, al menos?
–Sí, es la hermana de Alberto Gómez, Hijitus Gómez, que había sido compañero mío en Central, de hecho la conocí a través de él, así que sabía de qué se trataba el fútbol y cómo era la gente de Central. Ella era una pibita igual. Nos divorciamos hace más de 10 años.
4. –¿Puede ser que antes de tu mítica palomita vos eras cuestionado por los hinchas?
–Totalmente. En un momento, Adolfo Boerio, uno de los mejores presidentes que tuvo Central en su historia, trajo jugadores de mucho nombre y me silbaban los propios hinchas, pero a mí nunca me afectó porque tenía coraje, predisposición, y al final terminé transformando los silbidos en aplausos. Esa es una de mis grandes satisfacciones. Lo conseguí porque me cuidaba, por mi insistencia y perseverancia y porque me tenía una fe bárbara, sabía que podía, me veía en los entrenamientos.
5. –En 1969, ¿fue Los Andes el que te quiso comprar o fue Central el que te quiso vender?
–Don Angel [Zof] me conocía bien, porque había dirigido a Newell’s y durante 7 años no perdimos ningún clásico; algunos de los muchachos de Newell’s me contaban que Don Angel le daba mucha importancia a mi trabajo. Entonces, cuando agarró Los Andes me quiso llevar y vino a casa con el presidente para hablar conmigo. Yo no quería saber nada, mi sueño era salir campeón con Central y seguir viviendo en Rosario, con mi gente.
6. –El famoso escape a la isla...
–Así es. Cuando tocaron la puerta de casa, Don Angel y el presidente de Los Andes, le pedí a mi vieja que les dijera que no estaba. Mi mamá tragó saliva y no me falló. Pero había nacido en Murcia, era una gallega terrible, así que les contestó lo que le había pedido, pero entró hecha una fiera a casa y me dijo: "Mentí una vez, pero es la última, van a volver, arreglate". Entonces salí, me fui a caminar y terminé en el parque Alem. Ese parque lo conocía bien porque jugué mucho tiempo ahí y porque mi papá me llevaba a cazar pajaritos a la costa. Caminando por ahí vi a un pescador amigo de mi papá, que iba a la isla, y le pedí si me podía llevar y quedarme ahí esa noche. Ahora va mucha gente, pero en ese momento vivían 10 pescadores en la isla, era puro yuyo. Volví a mi casa el otro día. Y la venta no se hizo.
7. –¿Quién es Aldo Pedro Poy?
–Un exfutbolista que amó lo que hizo, porque lo hizo con mucha pasión, entusiasmo y dedicación. Fui muy ordenado durante toda mi carrera. Después, me considero una persona simple, práctica, me preocupa cómo les va a los demás, y siempre que puedo hacer algo por el otro, lo hago con gusto. La gente me dio muchísimo afecto y cariño en todos estos años y yo traté de devolvérselo con la misma actitud, estando siempre dispuesto a charlar o sacarme una foto. Me parece muy importante mantener la humildad.
8. –¿A qué se dedicaban tus viejos?
–Mi papá fue un ejemplo de vida para mí, por su honestidad, su voluntad y todo lo que trabajó. Me demostró que siempre se puede más. Era mecánico de barcos en el Ministerio de Obra Pública de Rosario, y después de un tiempo, con mucho esfuerzo, se compró un colectivo y lo pintó a pincel. Lo usaba para llevar y traer a sus compañeros de trabajo. Sábado y domingo también llevaba a un vecino que tenía una orquesta a diferentes pueblos de la provincia. Era su otro trabajo, y todo eso le permitió construir su propia casa en Arroyito, a unas cuadras de la cancha de Central, y nos permitió a mí y a mi hermana poder estudiar. Fuimos una familia humilde, con mi mamá que era ama de casa, pero nunca nos faltó la comida. Tuve una infancia muy feliz, con muchos amigos, con los que todavía nos juntamos.
9. –¿Laburaste de pibe?
–Cuando jugaba en la tercera de Central me compré un autito en cuotas con un crédito de un banco de Rosario, era un Renault Dauphine, y llevaba a chicos a la escuela. Con eso pagaba la cuota del auto. Habrá sido un año, pero fue un poco por el ejemplo que me inculcó mi viejo, de rebuscarse trabajando de algo. Después no laburé más porque mi carrera fue rápida: llegué a Central con 16 años y debuté a los 19.
10. –¿De qué equipo eras hincha de chico?
–¡De Central, obvio! Primero, porque vivíamos a tres cuadras de la cancha. Y después porque mi viejo y toda mi familia eran de Central, me llevaban cuando yo tenía 5 o 6 años, y me quedaba mirando, agarrado al tejido de alambre detrás del arco de avenida Génova. Siempre fui muy hincha, pero jamás insulté a los rivales, incluso admiré a muchos, como Ermindo Onega, Luisito Artime o Bochini. Vi de cerca a Miguel Antonio Juárez, el Gitano, y al final de su carrera tuve la suerte de compartir algunas prácticas y partidos con él. Fue un sueño.
11. –¿Le dijiste que era tu ídolo?
–Noooo, a los jugadores grandes nosotros los tratábamos de usted, no me animé, ya la alegría de compartir con él un campo de juego era suficiente. El Gitano tenía una habilidad muy rara, movía el cuerpo y se sacaba a uno de encima, aparte era un jugador inteligente. Compartí equipo en la Reserva, cuando él terminaba y yo empezaba.
12. –¿Cómo llegaste a Central?
–Se dio de un modo casual. A mí me conocían bien los delegados, que eran los que manejaban los equipos de baby, porque yo jugaba por todos lados en el baby Leña y Leña. Unos cuantos me quisieron llevar a Central en diferentes momentos, pero mi viejo me decía que esperara, que era chico, hasta que una vez, con 16 años, un amigo del barrio me contó que al día siguiente se iba a probar a Central y lo acompañé. Yo quedé y mi amigo, Omar Alama, no… es un poco el destino.
13. –¿Quién te marcó en inferiores?
–Miguel Ignomiriello fue un grande total, un adelantado, el que organizó a Central futbolísticamente y lo llevó a competir de otro modo contra los equipos de Buenos Aires. Boerio lo trajo para las inferiores y después lo pasó a la primera. Don Miguel nos dio las cosas elementales que necesitaba el jugador profesional: canastos con medias, vendas, camisetas, botines, jabón, toallas, nosotros no teníamos buenos vestuarios y lo mejoró todo, empezamos a tener médico permanente en el club, porque antes, cuando se lastimaban los jugadores debían ir a un médico clínico en el centro. Pasamos a tener kinesiólogos, baños de inmersión, empezamos a hacer pretemporadas que nunca habíamos hecho, en La Cumbre, Córdoba, pretemporadas fuertes, en serio. Y después ensanchó la cancha porque teníamos punteros muy rápidos, y nos cambió la mentalidad.
14. –¿En qué les cambió la mentalidad?
–Ordenó el equipo de atrás hacia adelante y empezaron a no meternos goles, y fueron llegando los triunfos. Antes, Central iba a Buenos Aires y era muy raro que pudiera ganar, un empate se festejaba. Con Miguel se dio un cambio en ese sentido e íbamos a ganar a Buenos Aires. Teníamos dos punteros muy rápidos, Enzo Gennoni y Oreja Giribet, y a mí, que era el 9, me hacía bajar y marcar al 5 contrario y me transformé en el armador del equipo.
15. –Y en 1970 llegaron a la final del Nacional, la que perdieron con Boca.
–Fue la primera final a la que llegó Central y nos tocó contra Boca, en el Monumental. Nos pusimos 1-0 con un gol de Landucci, nos empataron cuando faltaban 10 minutos y nos metieron el 2-1 en el alargue, pero era imposible jugar, había como mil hinchas de Boca dentro del campo de juego. Ibas a patear un córner y tenías que meterte entre la gente, una locura, te decían cualquier cosa. ¿Sabés lo que es jugar con la gente a medio metro? El problema es que éramos muy tiernos; si nos hubiéramos retirado de la cancha, nos habrían dado ganado el partido. Encima Coerezza lo terminó unos minutos antes.
16. –Después vino Angel Labruna y le dio el primer título a Central, ¿qué recordás de él?
–Un tipo que había sido un grande como futbolista pero que jamás nos hablaba de eso, era super humilde. Y muy vivo para armar el grupo. Los jugadores enseguida se dan cuenta cuando el técnico sabe o no, y eso es lo más importante. Se hacía amigo del jugador pero al mismo tiempo lo respetábamos muchísimo, eso no es fácil de lograr. A mí me dejó mucho, lo quise mucho.
17. –Para la previa de la semifinal con Newell’s los concentró en el Monumental, ¿no?
–Así es, fue muy acertado aislarnos del clima de locura que se vivía en Rosario: pensá que era la primera vez que se jugaba Central-Newell’s en una semifinal de un campeonato nacional y con grandes chances de que el ganador después fuera campeón, porque la final se iba a jugar en Rosario, ya se había decidido. Central y Newell’s no habían salido campeones nunca. Angel nos llevó a River a concentrarnos unos días y lo que más me llamó la atención es que el tipo jamás demostró nerviosismo. Después de almorzar, nos dijo: "No vamos a descansar, vamos a la sala de juegos a divertirnos y después salimos a la cancha y ganamos". Y cuando nos dimos cuenta ya era la hora de jugar. Era canchero porque las había vivido todas. Y así nos sacaba presión. En un momento salí a un balconcito de la concentración, estaba cerca de los hinchas de Newell’s que subían a la tribuna. Uno me insultó. "Quedate tranquilo que vamos a ganar 1-0 y el gol lo voy a meter yo", le contesté (risas).
18. –A los tres días fueron el primer equipo del interior en salir campeón, ¿cómo lo vivieron?
–De una forma terriblemente emocionante, con toda la gente en la calle. Después del partido fuimos a comer a una parrilla en la calle Pellegrini y veíamos la caravana de autos e hinchas, de muñecos con nuestras caras, parecía carnaval. La gente de Central es de una raza especial, no creo que exista en el mundo una hinchada tan enferma por sus colores como la de Central.
19. –¿Y qué podés decir de Griguol? Fue el otro entrenador con el que fuiste campeón en Central, en 1973.
–Timoteo fue un fenómeno: estudiaba mucho y de táctica sabía todo de verdad, en una época en la que no se miraba mucho al rival. Tenía un gran manejo del grupo, era muy exigente y responsable, llegaba primero y se iba último. Trabajaba a la mañana con la Primera, se quedaba a comer en el predio, y a la tarde laburaba con las divisiones inferiores. Timo conocía a todos los jugadores del club, era increíble. En un momento, había tres jugadores por puesto, y el 90 por ciento de esos jugadores habían surgido de las inferiores. Eso lo armó todo Griguol.
20. –¿Cuántos goles de palomita metiste en tu carrera?
–Que yo recuerde, tres. El famoso a Newell’s de la semifinal, otro a Independiente por la Libertadores del 72 en el arco de Regatas y otro más contra el Huracán de Menotti, en la cancha de Huracán. Con la palomita se dio algo curioso que me marcó Griguol, cuando fue mi compañero en Central. Timo es 10 años mayor que yo, entonces era un compañero que me aconsejaba, y una de las cosas que me dijo fue: "Cuando viene un centro a media altura, siempre vas a llegar primero con la cabeza que con el pie. Vas a llegar antes y le podés dar mayor precisión".
21. –Tenía razón.
–¡Claro! Porque si el centro viene a la cintura, por ejemplo, ¿cómo hacés para darle con el pie? Es complicado. Si viene al ras del piso o a 20 centímetros, te estirás y le das con el pie, siempre con la pierna opuesta al sector de donde viene el centro. Pero además, si viene a media altura, con el impulso del salto llegás más lejos yendo con la cabeza que con el pie. Así que ese consejo me quedó grabado. Como entrenador, Timo lo remarcó y lo entrenábamos: mandaban centros desde un costado y nos tirábamos en palomita. Timoteo fue un maestro total. Pero maestro en todo, eh, no sólo en lo futbolístico, sino también en ayudar a cuidarte, en orientarte para invertir bien, en todos los aspectos humanos. A los más jóvenes, los que iban a debutar, los mandaban a dormir al cuarto de Timo.
22. –¿En qué momento de la semi con Newell’s decidiste tirarte en palomita? ¿Fue virtud tuya o error del defensor?
–Decidí tirarme cuando vi que no podía llegar de otra forma al centro de González, como nos decía Griguol. Y más que nada creo que fue virtud mía. En todo caso, si hubo un error fue más de los centrales, que estaban adelantados y vieron pasar la pelota por arriba, que del lateral izquierdo que venía cerrando.
23. –¿En el segundo tiempo Newell’s los peloteó, como relata Fontanarrosa en su cuento "19 de diciembre"?
–En el primer tiempo, Central fue muy superior, pero en los últimos 20 minutos del partido perdimos las marcas, nos metieron mucha presión, y Menutti sacó dos pelotas espectaculares. Esas fueron las dos jugadas de riesgo reales, aunque hay que decir que en los últimos minutos Newell’s nos dominó. Pero bueno… también es lindo ganar así.
24. –¿Tenías relación con Fontanarrosa?
–Al Negro lo conocí en mi época de jugador porque vivía a 5 cuadras de casa, en la misma calle, Agrelo; yo al 1000 y el Negro al 1600, del lado de enfrente. Y después compró un terreno para hacerse el estudio a la vuelta de casa. Nos fuimos haciendo amigos con los años y solíamos ir a comer juntos al Club Regatas, después de los partidos de Central, cuando yo no jugaba más. El Negro veía muy bien el fútbol y era muy certero en sus comentarios.
25. –¿Qué te decía de tu gol histórico?
–Era medio tímido el Negro, pero siempre contó que hubiera cambiado toda su historia de genial humorista, dibujante y escritor por haber sido jugador de Central, así que imagínate lo que habrá sentido con aquella semifinal y luego con el primer título en la historia del club. "Menos mal que no lo hiciste de chilena", me jodía el Negro, y se reía. Tenía razón, me hubiera desnucado en el segundo aniversario.
26. –¿Exageró el Negro con el secuestro del Viejo Casale en su cuento, o creés que los hinchas de Central son capaces de hacer eso?
–Para mí no fue nada exagerado, porque se trató del partido más importante en la historia del clásico. Después, está la imaginación del Negro: es brillante lo que se le ocurrió. A mí me pararon muchas veces en la calle para preguntarme si el Viejo Casale existió de verdad. ¿Sabés cuántos hinchas de Central hubieran querido morir como el Viejo? Estamos hablando de hinchas ya grandes, claro. El Negro fue un genio porque hizo dudar a muchos. Me llamó la atención cómo el Negro fue soltándose y olvidándose de su timidez cuando estuvo enfermo. Recuerdo su alocución en el famoso congreso de la lengua reivindicando el uso de las malas palabras: fue impresionante, como que hubiera dicho: "Ya estoy llegando, largo lo que venga".
27. –Si Newell’s hubiera tenido un Fontanarrosa, ¿se habría hecho un festín con el clásico del 2-2 del 74 que los consagró campeones?
–Esa vez, la del primer título de Newell’s, ellos tuvieron la suerte de que Central jugara con 5 suplentes, porque Kempes y yo estábamos en Alemania con la selección jugando el Mundial, y hubo 3 o 4 lesionados. De todos modos, Newell’s nunca podría haber tenido un Fontanarrosa, el Negro sólo podría haber sido hincha de Central.
28. –Ese 19 de diciembre, en el vestuario, ¿eras consciente de que habías escrito una página tan importante en la historia de Central?
–Todos teníamos claro que había sido un triunfo histórico por tratarse de una semifinal y disputada en Buenos Aires; vimos toda la gente que se trasladó. El tema es que a los 3 días teníamos que jugar una final para ser campeones, y Central no había sido nunca campeón. Entonces festejábamos, pero ya estábamos pensando en la final, que era fundamental, porque si le ganabas a Newell’s, pero después perdías la final, no era lo mismo.
29. –¿Cómo surgió el hecho de festejar la palomita todos los años?
–Fue una idea de la OCAL (Organización Canalla Anti Lepra), que en el 72 ya tenía algunos años de vida. Cuando se acercaba diciembre del 72, se arrimaron un par de muchachos de la OCAL y me dijeron: "Aldo, nos gustaría repetir el gol y hacerlo todos los años, veremos hasta dónde llegamos". En el primer aniversario nos juntamos a comer en un restaurante cerca de la cancha y cuando salimos lo recreamos en el boulevard: uno me tiró la pelota, yo cabeceé de palomita y nos abrazamos. A los pocos años, recuerdo que el doctor Eduardo Ferrari del Sel, uno de los fundadores de la OCAL, se paró en una silla y dijo: "En el 2071 vamos a festejar el 100° aniversario de la palomita", y yo pensé: "Este hombre está borracho".
30. –Tan borracho no estaba, ya van por 50.
–Así es, y salvo el del 2001, que se suspendió por el estallido social, lo hicimos todos los años. Hoy hay anotados más de 400 Misioneros Canallas, y alguno de ellos será el encargado de hacer la palomita en 2071.
31.–¡¿Misioneros Canallas?!
–Así es. Hoy nació un pibe hincha de Central, ponele, y el padre de ese chico, habla con la gente de la OCAL para que lo registren como Misionero Canalla. Le dan un diploma y todo. Y bueno, uno de esos misioneros será encargado de hacer la palomita de los 100 años.
32. –¿Cómo es el ritual de cada festejo?
–Es simple: me suelo poner alguna camiseta de Central, no necesariamente la del 71, por lo general traen un arco, lo arman de alguna manera. Me tiran la pelota con la mano, porque si no estaríamos 3 días para repetir, yo me zambullo de palomita, cabeceo, todos vienen a abrazarme y gritamos el gol. Algo simple. Tirarme al piso, me tiro siempre: en Ushuaia lo hice en un lugar de piedras y me raspé todas las manos.
33. –¿No ponés un colchón?
–Nahhh, ¿cómo voy a poner un colchón? Una vez, le dije en joda al chico que organizó un aniversario en Mar del Plata "No te olvides de poner el colchón" y cuando llegué al lugar, estaba el colchón, ja, ja, le tuve que pedir que lo sacara.
34. –¿En qué ciudades lo hiciste?
–Uy, en un montón. Los primeros años fue medio de incógnito, me avisaban sobre la marcha, y era siempre en Rosario. Después, me fueron invitando de distintas ciudades y países. La palomita la hicimos en Barcelona, en Mallorca, dos veces en Miami, en Uruguay y el que tiró el centro fue Canals, que había jugado en Central. En Chile lo tiró el Bichi Borghi, lo hicimos en Mendoza, en Ushuaia, en Cuba, con el hijo del Che Guevara, muy loco… Siempre aprovechamos y nos quedamos paseando unos días en cada lugar. Es muy lindo todo lo que se arma.
La palomita en Cuba, con el hijo del Che Guevara
35. –¿En 2020, con la pandemia, también lo hicieron?
–Sí, pero en forma virtual. El centro lo tiró Eber Ludueña desde Tapiales y yo cabeceé en mi casa, en Rosario, donde recibí a un par de muchachos de la OCAL, todos con tapabocas, eh. Obviamente, ellos me lanzaron la pelota, pero hicimos toda la parodia con el video de Eber, me tiré al piso y me levantaron y salió muy lindo.
36. –¿Cuál es la que más recordás de todas las celebraciones?
–Es difícil, pero a mí me gustó mucho una que se hizo en un club de Rosario de zona oeste donde nos juntamos a cenar y la entrada era una careta con mi cara. Hubo como dos mil personas y cuando subí al escenario y todos se pusieron la careta fue realmente impactante. Imaginate ver de golpe tu cara reproducida una al lado de la otra en chicos, grandes, mujeres, de todo. Fue divino, además ese día vino el Flaco Menotti y estuvieron un par de muchachos que habían jugado el partido, como Coco Pascuttini.
37. –¿Hay algún festejo diferente este año por el 50° aniversario?
–Sí, sí, por ser un número tan especial se va a hacer un festejo todos los meses, el 19 de cada mes, para ir palpitando la llegada del aniversario 50. En enero ya se hizo en España, yo no fui, obviamente; lo hicieron con mi careta, me mandaron el video. La segunda todavía no sé dónde se hará, de eso se ocupa la OCAL.
38. –¿Cómo le explicarías a un futbolero de otro país que es la OCAL?
–La OCAL es una organización creada hace más de 50 años, que nació en una charla informal entre 3 médicos y un visitador médico, durante un descanso en el hospital: uno le preguntó al resto si ellos querían más a Central de lo que odiaban a Newell’s, o viceversa. Uno contestó que prevalecía el odio a Newell’s, el visitador médico se fue y a la hora trajo un acta para fundar la Organización Canalla Anti Lepra. Con los años, la organización fue creciendo. Ojo: no entra cualquiera, eh, tenés que hacer un curso y contestar una serie de preguntas vinculadas a la historia de los dos clubes, de Central y de Newell’s; si no, no entrás. Después, con los años, la organización creció y la sigla pasó a significar: Organización Canalla para América Latina.
39. –¿Es verdad o mito que tienen en un museo el apéndice del defensor que no llegó a rechazar tu palomita?
–Es verdad, sí, el apéndice de Ricardo De Rienzo, lo tienen en un frasco en formol en el museo de la OCAL. Uno de los médicos que operó a De Rienzo de apendicitis resulta que era muy fana de Central y se lo dio a un miembro de la OCAL y estos lo conservan para recordar al hombre que no pudo evitar el gol. Fui un par de veces al museo de la OCAL y ahí está el frasco nomás. El museo no está en un lugar público sino medio oculto, en una casa de familia, no lo puede visitar cualquiera. Ahí también tienen embalsamado al loro que cantaba el himno de Central en tres tonos distintos, hay varias cosas llamativas (risas).
40. –¿Conservás la camiseta de la palomita?
–Por supuesto, ahora se la presté al Museo del Deporte, pero la tenía en casa en un cajón y me la he puesto en alguna presentación en la cancha de Central o en alguno de los festejos. Todavía me entra, medio apretadita pero entra, si yo sólo aumenté 4 kilos desde que me retiré: ¡un kilo cada 10 años! No me puedo quejar.
41. –¿Conocés de otro gol en el mundo que se celebre todos los años desde hace tanto tiempo?
–No sé de ninguno, la verdad. De hecho, los muchachos de la OCAL han presentado el tema en Guinness para homologar el récord. Yo no tengo dudas de que es el gol más festejado en el mundo en toda la historia.
42. –¿Es cierto que eras de chamuyar seguido a los defensores?
–Algunas veces les decía a los fotógrafos que estaban detrás del arco, antes de un córner: "Prepará bien la cámara que ahora viene el gol". Lo decía fuerte para que me escucharan los defensores, y sobre todo el arquero, y que se pusieran nerviosos. El día de la palomita, le dije al fotógrafo de El Gráfico esa frase, antes de que pateara Bóveda el córner. La atajó Fenoy, sacó largo, la paró Pascuttini en campo nuestro, se la dio a Colman por la derecha, este a Aimar por izquierda, cambió de frente a González y el uruguayo tiró el centro y la metí de palomita, o sea que menos de un minuto después de mi advertencia al fotógrafo, se cumplió lo que le había dicho.
43. –¿Los defensores se enojaban?
–Me reputeaban, lógicamente, ¿cómo no me iban a putear?
44. –El defensor más difícil de pasar.
–Me tocó una época de defensores muy fuertes, pero el más bravo de todos era Aguirre Suárez, el de Estudiantes. Ese era malísimo de verdad: metía codazos, puñetazos, te partía la cara, no tenía problemas.
45. –¿Qué creés que siente la mayoría de hinchas de Newell’s por vos?
–Siempre hay algún zafado, y a esos no les contesto. La mayoría no me vio jugar pero me respeta, creo, porque yo también siempre he sido respetuoso con ellos, nunca los agredí en la cancha ni tuve actitudes fuera de lugar. Tengo amigos muy fanáticos de Newell’s, también exjugadores a los que quiero mucho y con los que mantengo relación, como el Mono Obberti.
46. –¿Festejaste las dos veces que Newell’s perdió finales de Libertadores?
–Yo no me pongo contento con las desgracias de los demás.
47. –¿Por qué te dejabas esas patillas anchas como jugador?
–Me gustaba, como también siempre me gustó tener bigote. De hecho, desde que me dejé el bigote por 1970, me lo saqué una sola vez, cuando fui a la gira previa al Mundial 74: me lo afeité, salí en una foto en Clarín o La Nación, no recuerdo bien en qué diario, pero sí recuerdo que en el propio diario se preguntaba quién era ese jugador, ja, ja, no me reconocían, así que el bigote va conmigo, no se saca más.
48. –Definime a Don Angel Tulio Zof y a Marcelo Bielsa
–Don Angel fue una muy buena persona, veía muy bien el fútbol, tenía una gran visión para armar el equipo. Con Bielsa no hablé nunca. Visto desde afuera, me parece un tipo muy capaz.
49. –¿Quiénes son los tres máximos ídolos de Central?
–Hay muchos, no puedo nombrar sólo a tres, me quedaría corto. Aparte, no me gusta, sí puedo decirte que Kempes fue el goleador más grande desde que empecé a ver fútbol. Y me pone feliz saber que hice mucha fuerza para que Mario llegara a Central.
50. –¿Qué hiciste?
–Mario fue mi compañero de habitación en aquella locura de la Selección Fantasma de 1973, y ahí lo vi de cerca y era una cosa de locos. Incluso el preparador físico que teníamos en esa gira, el profe Cancela, me insistía y me decía: "Este pibe es un fenómeno, recomendalo a Central". ¡Mirá la honestidad del profe, porque hoy se lo recomienda a un empresario para que lo compre y va en el negocio! Mario jugaba en Instituto y recuerdo que desde Bolivia llamé por teléfono a Antonio Rodenas, dirigente de Central y amigo mío y le dije: "Compren a Kempes". Al llegar, hablé con Vesco. "Compren a Kempes, de local les asegura un gol por partido". Me quedé corto, Mario te aseguraba un gol de local y otro de visitante (risas), ¡un fenómeno! A fin de ese año lo compraron. (Kempes metió 107 goles en 123 partidos durante sus tres años en Central).
51. –¿Qué recordás de tu experiencia en la Selección Fantasma del 73?
–Que fue una locura total. Éramos la selección B, porque la A se había ido de gira a Europa. Estuvimos más de 70 días dando vueltas por el norte del país, después seguimos para Bolivia y Perú para aclimatarnos a la altura y jugarle de igual a igual a Bolivia en La Paz, porque Argentina venía de quedar afuera del Mundial 70 por perder con Bolivia, entre otras cosas. El tema es que la AFA se olvidó de nosotros, dejó de mandarnos plata, y tuvimos que empezar a jugar amistosos para pagar el alojamiento y el hotel. Dormíamos mal y comíamos peor, ¡un desastre! Una vez, el Pato Fillol, un fenómeno como arquero y como amigo, agarró un puré, lo tiró para arriba y se quedó pegado en el techo. Era un caos todo.
52. –¿Cómo eran esos amistosos?
–Mirá, teníamos que viajar por caminos de ripio, por ahí para hacer 100 kilómetros tardábamos 4 horas, era todo a 4 mil metros de altura, muy peligroso. Encima teníamos que negociar con los rivales para sacar más plata. La AFA nos había dejado tirados, jugamos en Cuzco, Puno, Potosí, lugares altísimos. Estaban Kempes, Bochini, Glaría, el Baby Cortés, Fornari; Miguel Ignomiriello, al que yo conocía de Central, era el entrenador. Nos tenían tan abandonados, éramos tan fantasmas, que en un momento a Miguel y al profe se les ocurrió hacer esa foto con las cartulinas tapándonos las caras, para decir que éramos una selección fantasma, porque la AFA nos había dejado tirados en hoteles de cuarta, comiendo basura, sin medicamentos. Al final terminó cocinando el utilero. Por suerte era un grupo espectacular y nos bancamos entre todos. Entonces, para llamar la atención hicimos esa foto. Y salió bárbaro, porque se publicó en todos lados. Y quedó el apodo para siempre.
53. –Por lo menos le ganaron 1-0 a Bolivia, valió la pena el esfuerzo.
–Sí, corríamos a la par de los bolivianos, la verdad que después de más de dos meses en la altura estábamos adaptados. El tema es que cuando llegó Sívori, que era el técnico principal, metió a varios de los jugadores que estaban con él, que tenían más chapa. Me acuerdo que estuvo reunido como tres horas con Ignomiriello para definir el equipo y que terminó metiendo a Carnevali en lugar de Fillol, a Bargas, al Ratón Ayala y Telch. El resto fuimos los que nos bancamos esos 70 días de locos.
54. –Ese fue uno de los dos partidos que jugaste con la Selección; el otro, un amistoso contra Holanda, antes del Mundial 74.
–Correcto. Y perdimos 4-1. ¡Nos dieron un baile fenomenal, nos pasaron por arriba! Nosotros no teníamos ni idea de cómo jugaban al fútbol esos muchachos: la táctica que usaban, cómo presionaban arriba, todos jugaban de todo, aparecían por cualquiera parte, la potencia que tenían. No nos dejaron tocar la pelota, eran realmente una máquina. Y encima la mayoría eran jugadores extraordinarios, o sea que ahí se juntó todo. Cruyff manejaba el equipo, impresionante lo que jugaba.
55. –Un mes después volvieron a enfrentarlos en el Mundial y otra vez se comieron 4.
–Un día de lluvia, sí, yo no fui ni al banco, estaba en la platea. Nos metieron 4 en media hora y después empezaron a caminar, frenaron la máquina por suerte, porque a los 3 días volvían a jugar, así no se desgastaban. "A estos ya los conocemos, cuatro no nos meten nunca más", decían los muchachos en la previa, para arengar. Nos volvieron a meter 4 y nos hicieron precio. Te pasaban por arriba, así como te cuento.
56. –¿Cómo fue ser dirigido por un triunvirato, como te pasó en ese Mundial?
–Y… era complicado, no sabías bien quién era el que ordenaba la cosa, aunque el que tenía la voz de mando ahí era el Polaco Cap. No sólo estaban el Polaco, Víctor Rodríguez y Puchero Varacka sino también el Nene Rial como espía. Era un lío, además yo estaba acostumbrado a otra cosa, a trabajar dos años seguidos con Griguol, que era muy táctico, perseverante, exigente y organizado. Acá era todo muy libre.
57. –¿Por qué no jugaste ningún partido en ese Mundial?
–Porque en la gira previa se lesionó Avallay, vino Babington y entró de una como titular. Y yo jugaba en esa posición. Tuve oportunidad de participar en los últimos partidos pero me abrí de piernas en una práctica, sufrí pubalgia y no me pude recuperar, ahí se me fue la última chance.
58. –¿Te quedaste con mucha bronca?
–Nada, era una posibilidad. Recuerdo que antes de viajar, Timoteo me comentó que River me quería llevar a una gira por Europa, así que ahí tuve un dilema: si sumarme a River o ir al Mundial, y me incliné por la segunda opción, preferí jugármela por la selección.
59. –¿Se exagera con la actuación de Trinche Carlovich en ese amistoso previo al Mundial entre la selección nacional y la de Rosario?
–El Trinche jugaba muy bien, tenía una calidad bárbara. Ese día yo jugué para la selección nacional y metí el único gol, perdimos 3-1. El tema es que esos años fueron los mejores del fútbol rosarino, el mejor Central y el mejor Newell’s de la historia, campeones los dos equipos, siempre peleando arriba, los dos tenían equipazos. Jugaron 5 de cada uno y el Trinche, imagínate, esa noche se lucieron todos. Estaban Obberti, Kempes, Zanabria, Bóveda, un espectáculo.
60. –¿Qué sentiste al enterarte de su muerte?
–Que fue la muerte absurda de un tipo tan bueno. Y encima para robarle una bici, que seguramente no era de las más modernas, ¿no? Las cosas que pasan en este país… No éramos amigos con el Trinche, no lo veía mucho, porque vivíamos en barrios alejados, pero cada tanto nos encontrábamos, pobrecito.
61. –¿Por qué, siendo centrodelantero, no tenés tantos goles en tu carrera (67 en 313 partidos) pero tuviste a Newell’s y Boca como tus víctimas preferidas?
–Hice goles muy importantes, empezando por el de la palomita, y mis mejores partidos fueron en canchas llenas contra rivales fuertes: a Newell’s le metí 6 goles y a Boca, 5, le convertí a arqueros gigantes como Amadeo, Roma y Gatti. Me motivaban mucho los partidos importantes, me agrandaba. Después, también es cierto que me solía tirar atrás, era un 9 que jugaba en media cancha, tengo muchas asistencias, pasa que en esa época no se contabilizaban.
62. –¿Seguís yendo a ver a Central a la cancha?
–De local, siempre, obviamente antes de la pandemia. Voy a la platea, tranquilo.
63. –¿Sos de los hinchas que gritan, insultan y se hacen mala sangre?
–No, para nada, jamás puteo. A mí me gusta ver el fútbol, observar al rival, a los jugadores buenos, obviamente quiero ver ganar a Central y no me pongo bien si pierde, pero tampoco me vuelvo loco, ya pasé esa etapa.
64. –¿Cómo viviste el descenso de Central en 2010?
–Esa sí fue una amargura terrible. Para un club de la envergadura de Central, descender es dramático. Central es una potencia futbolística tremenda, con una hinchada extraordinaria como pocas, con un estadio hermoso, jamás debió irse al descenso si hubiera estado bien manejado. Pero bueno, hubo que levantarse. En la vida, yo siempre me he recuperado rápido, es una característica de mi personalidad: en mi caso, tuve que retirarme a los 29 años por una lesión. Otros tipos se caen y no se levantan más, yo me levanto rápido, tengo esa fuerza de voluntad, hay que seguir para adelante.
65. –¿Cómo se produjo tu lesión?
–Fue en el último partido de 1974, un 2-0 que le ganamos a Newell’s para definir la clasificación a la Libertadores. Choqué con Mario Zanabria y se me cayó arriba de mi rodilla izquierda. Se me rompió un menisco, después me operaron mal, hubo mala praxis, intenté volver, jugué un partido en Reserva y no podía más del dolor.
66. –¿Le hiciste juicio al médico?
–No, era un médico que trabajaba en Central, muy malo, creo que era hincha de Newell’s. Lo digo en serio, eh. No tenía buena fama, pero uno en ese momento no conocía quiénes eran buenos médicos y quiénes no, a partir de ahí sí empecé a interiorizarme y conocer. Pasa como en todos los ámbitos: hay buenos y malos jugadores, buenos y malos dirigentes, y así en todo.
67. –¿Te costó "el día después" con un retiro tan prematuro?
–Estuve tanto tiempo intentando recuperarme de la lesión, casi un año, que durante esos meses me fui haciendo la idea del retiro. Estar en tu mejor momento como futbolista, jugando en la selección y de repente no poder hacerlo más, a los 29 años, te golpea fuerte, pero como te conté soy un tipo fuerte, que mira hacia adelante y me recuperé rápido. Dije "no va más", y no va más, "ya está, hay que hacer otra cosa". Creo que todos los problemas tienen solución, menos la muerte. Hay que reconstruirse.
68. –¿Creés que el fútbol no se ocupa de ciertas problemáticas de los futbolistas? Te pregunto por lo del Morro García.
–Los problemas psicológicos son fuertes, importantes y los clubes deberían ocuparse de estos temas. No conozco las causas de lo que pasó con el Morro, si lo trataron de ayudar o no, no puedo opinar de ese caso puntual, pero sí sé que hay muchos jugadores que la pasan mal, algunos se han suicidado y muchos terminaron dedicándose a la bebida o muy pobres. El tema es que uno nace jugando al fútbol y cuando se termina, a los 30 y pico, ya no puede hacer lo que hizo toda su vida, ¡y tenés que seguir viviendo! Lo único que sabés hacer es jugar al fútbol y si no te preparaste, cuesta mucho reinsertarse.
69. –¿Vos qué hiciste?
–A poco de retirarme me ofrecieron trabajar en las inferiores de Central y lo hice durante un año y medio, pero no me gustó mucho y dejé. Después, con un amigo me puse a fabricar ropa y tuve un negocio en la zona mayorista de Rosario. Fabricaba un montón, pero cuando entró lo importado, la competencia fue atroz y empezamos a retroceder, entonces vendí la propiedad, me puse un salón de fiestas y volví a cambiar de rubro. Después me metí en la política. Siempre, en el medio, fui aprendiendo de todo un poco, y siempre con alguien que te ayuda, que te da una mano, eso es fundamental. En mi caso fue Mario Duek, mi amigo del alma.
70. –¿No te interesó volver a dirigir?
–No me gustó, definitivamente, es un trabajo que no me llamó la atención. A fines de los 70, Griguol agarró Central y me pidió si le daba una mano como espía, no podía decirle que no, entonces miraba a los futuros rivales de Central. Y tuve la suerte de que el rival con el que jugaba Argentinos Juniors nos enfrentaba en la fecha siguiente a nosotros, así que durante casi un año vi todos los partidos del Argentinos de Maradona. Iba con un cuadernito y tomaba nota del rival, que era lo que le interesaba a Timo. Pero pude disfrutar de ese Diego incomparable, le vi hacer cosas que no se las vi hacer nunca más, era impresionante. Una, era tirarla contra la raya de fondo, parecía que la pelota ya se iba, el defensor pensaba en el saque de arco, pero de golpe Diego metía el centro de rabona. Nunca lo había visto.
71. –¿Por qué dejaste ese cargo?
–Porque al cambiar la comisión directiva de Central, lo echaron a Griguol. Y como él me había llevado, me fui también. Y ahí sí dije "nunca más", porque si del club que amamos echaban a un tipo como Griguol, ¿qué podías esperar del futuro? Aunque pasó hace muchos años, es un ejemplo de por qué llegamos a donde llegamos. Porque en un club serio no podés echar de inferiores a un sabio y tremendo laburante como Griguol, lo tenés que mantener de por vida hasta que no pueda caminar. En ese momento, el presidente nuevo puso a un amigo de él y chau Griguol. Ojo: esas cosas pasan en muchos clubes.
72. –¿Alguna vez intentaste participar en la política del club?
–Sí, fui de vice contra Vesco, y después de eso decidí no participar más, me di cuenta de que no era para mí, porque a mí me gusta vivir tranquilo. En la política nacional, como concejal, estoy tranquilo, a mí no me manda nadie ni me ordenan lo que tengo que hacer. Es más, mi partido, el Demócrata Progresista, me respeta más que nadie, me da libertad para que resuelva y haga lo que pienso.
73. –El mejor y el peor DT que tuviste.
–Peor no te voy a decir. El mejor, lejos, fue Carlos Timoteo Griguol. Otros muy buenos fueron Labruna, Zof e Ignomiriello.
74. –Tu día más feliz y tu día más triste en el fútbol.
–El más feliz, cuando salimos campeones con Central por primera vez de la historia, en cancha de Newell’s, la final del Nacional 71 contra San Lorenzo. Y el más triste, cuando me di cuenta de que no podía seguir jugando. Lo venía masticando, la venía peleando, pero el momento en que te vence y decís "basta". Es duro.
75. –¿Todavía tenés problemas en la rodilla?
–No, con el tiempo me hicieron un injerto de piel, pero hace 5 o 6 años me pusieron una prótesis y estoy fenómeno, te diría que hasta para volver a jugar, ja, ja. Hablando en serio, por lo menos no me duele más.
76. –Los mejores amigos del fútbol.
–Un montón, conocí gente muy buena. De hecho, me sigo viendo con varios muchachos, cada tanto nos juntamos a comer 10 o 12 en Central Oroño, un restaurante bien canalla, y por ahí nos vemos con ex compañeros como Pascuttini, Landucci, Salinas, algunos chicos que jugaron poco y por ahí no se destacaron tanto.
77. –¿Te agarraste a piñas alguna vez con un compañero?
–Jamás. E incluso en Primera no me expulsaron nunca, sólo me echaron una vez en un partido de Reserva. Yo era de hablar mucho con los árbitros, era una costumbre en esa época, los árbitros te daban conversación, por ahí te decían: "ojo que se le está yendo la pierna y la próxima lo voy a tener que expulsar". Se podía hablar. En todos los ámbitos se hablaba mucho más, ahora no se habla, los chicos están mirando el celular, eso es muy malo para la salud.
78. –Volvamos: ¿por qué te expulsaron?
–Fue en la cancha de Central, que tenía un pasillo de varios metros entre la tribuna y el alambrado, se podía correr por ahí. Y el tipo se pasó todo el tiempo putéandome, diciéndome cosas, iba y venía y me puteaba, y en un momento hubo un lateral, me harté y me agarré los huevos, y el árbitro me echó. Lo gracioso es que con el tiempo, cuando tenía el negocio en la calle San Luis, apareció y me dijo: "¿Sabés quién soy? El que te puteé aquella vez en la Reserva". Nos reímos un rato largo.
79. –¿Y por qué te puteaba?
–No sé bien, era hincha de Central, ya te conté que era cuestionado antes de la palomita.
80. –¿Cómo lo ves a Central hoy?
–No lo veo bien, porque económicamente está muy mal y no tiene un buen plantel. Vender a los mejores y comprar mal, no sirve. Entiendo que a veces no se puede retener a un joven de gran futuro, porque hoy además los chicos se quieren ir afuera, pero aguantalo un año más hasta ir formando a otro que lo pueda reemplazar, yo qué sé.
81. –¿Cómo lo ves al Kily González como DT?
–Hablé un par de veces con él, pero no puedo decir demasiado porque no lo vi trabajar. Por su experiencia de tantos años en Europa, y por haber sido dirigido por grandes entrenadores, me parece que algo debe haber aprendido. Obviamente no es lo mismo ser jugador que entrenador, pero por ser hincha de Central y haberse criado en el club, le deseo lo mejor. Si le va bien a él, le va bien a Central, que es lo importante.
82. –¿Quién tiene más hinchas: Newell’s o Central?
–Newell’s creció mucho a partir de la presidencia de López, porque dejaba entrar gratis a la cancha a mucha gente de bajos recursos, entraban sin pagar entrada, así llenaba la cancha. No sé si fue bueno para el club porque no ingresaba plata, pero para captar gente y hacer hinchas sí fue bueno. Así y todo, a pesar de ese crecimiento, para mí la ciudad es más de Central que de Newell’s.
83. –¿Qué porcentaje de cada uno?
–Quizás 60 a 40 para Central… y me parece que me quedo corto, te digo así para no quedar mal con la gente de Newell’s.
84. –¿Qué tiene de distinto el hincha de Central al del resto de los equipos?
–Para mí, el hincha de Central es el más pasional de todos. Ama a su club de una manera extraordinaria y desbordante, es algo desmesurado. Central tendría que ser más grande de lo que es. Con esa hinchada, con ese patrimonio, con ese estadio, debería tener muchos más socios, más títulos y mejores equipos, ser más grande en todo. Fijate lo que hizo Griguol con Ferro en una época, pero evidentemente durante muchos años Central no tuvo la dirigencia adecuada. Siempre de afuera se ven las cosas más fáciles, eso también hay que decirlo.
85. –¿Tuviste relación con Maradona cuando jugó en Newell’s?
–A Diego no lo vi nunca personalmente en mi vida, pero tampoco me afectó lo de Newell’s, porque jugó cinco partidos nada más y fue el único club de toda su carrera en el que no metió goles oficiales, sólo metió uno en un amistoso.
86. –¿Cómo tomaste la noticia de su muerte y lo que pasa ahora?
–Me dio mucha pena porque podría haber vivido 20 años más, aunque los 60 que vivió equivalen a 120 de cualquier otra persona. Tenía problemas serios de salud, se abandonó mucho, la gente que estaba a su lado no sé si no lo supo cuidar o tampoco Diego se dejó cuidar, a esa altura de su vida era difícil cambiarlo. Pero bueno, hay gente que muere a los 95 años y no vive ni el 10 por ciento de lo que vivió Diego.
87. –¿A Messi lo trataste alguna vez?
–Nunca. Sí saludé una vez al padre y a la madre, en una reunión grande en la Municipalidad. El padre de Leo tuvo la amabilidad de levantarse y venir a saludarme, y después fui yo el que me arrimé a la madre para saludarla.
88. –¿Cruzaron alguna chicana con Central-Newell’s?
–Noooo, si Messi no jugó en Newell’s, ni tampoco va a jugar. ¿O te creés que va venir a que lo puteen acá? Yo creo que jugará unos años en la MLS y después se quedará a vivir en Barcelona. O quizás ahora con nuevo presidente siga en Barcelona directamente, no sé.
89. –¿Naciste con apellido predestinado para la rima?
–Así es. Todos cantan "Aldo Poy, Aldo Poy, el papá de Newell’s Old Boys", pero algunos le agregaron el "Aldo Poy, Aldo Poy, ¿qué le hiciste a Fenoy?", ja ja, el arquero de Newell’s al que le metí la palomita, combina todo. Mirá si me hubiera llamado Aldo Gómez: ¡no rima con nada! Una vez compartimos una cena con los muchachos de la Iglesia Maradoniana, y sacaban pecho con Maradona, entonces yo lo cargaba y le decía, "¿pero con qué rima Maradona? ¿qué podés cantar?" (risas).
90. –¿Desde cuándo le metés tintura al pelo?
–Desde que empecé a tener canas, no me gustan las canas. Cuando me veo mal, voy al peluquero amigo y le digo "dame un toquecito de color". Me gusta estar bien
91. –¿Por qué decidiste meterte en la política?
–Jorge Real, un amigo del Partido Demócrata Progresista, me empezó a decir que tenía que ser concejal, que él veía el vínculo que tenía con la gente en la cancha y en la calle. Fui al partido, me gustó la gente que había, conocí a Rafael Martínez Raymonda, que aún muy viejito venía a las reuniones casi sin poder caminar, realmente era una mente brillante. Después de algunos años de aprendizaje me presenté para ser concejal de Rosario en 2011, saqué 30 mil votos y entré, hacía más de 20 años que el partido no tenía un concejal. Revalidé en 2015 y 2019 y ahora tengo mandato hasta 2023.
92. –¿En qué sentís que pudiste ayudar a la gente?
–He ayudado a mucha gente con subsidios, presentamos más de 1.200 proyectos, desde pavimentar calles, poner cloacas, podar árboles, que por ahí parece una pavada, pero a un tipo le entra una rama por la ventana y por ahí se le mete un ladrón, entonces es importante para él. Desde hace muchos años estamos junto al radicalismo y al Partido Socialista formando el Frente Progresista Cívico y Social. De Lisandro de la Torre en adelante fue siempre un partido progresista.
93. –¿La mayoría de los políticos son corruptos, como quizás lo ve la gente? ¿Cómo se cambia ese escepticismo del ciudadano?
–Por supuesto que leo y escucho a la gente hablar en ese tono, pero desde el lugar que estoy, sinceramente no lo veo. Nosotros, por ejemplo, podemos dar 30 mil pesos por mes de subsidio como máximo y se lo damos a personas que realmente lo necesitan. Y esa persona tiene que presentar DNI, CBU y domicilio y el dinero va directo a su cuenta, el Concejo ni lo toca. Es clarísimo y super honesto. Después, en el Concejo Municipal de Rosario nos bajamos el sueldo un 30 por ciento con la pandemia, y todavía seguimos así. Estuvimos todos de acuerdo, creo que fuimos el único sector político de la Argentina que se bajó el sueldo. El presidente del Concejo lo propuso y todos aprobamos. Hubo que ponerle el hombro y lo hicimos.
94. –¿Cómo es tu día a día?
–Recién empecé a salir a la calle hace 2 meses, antes estuve otros 6 meses encerrado en casa, teniendo reuniones por zoom, pero habitualmente hay comisión lunes y martes y al menos una vez por semana salgo a la calle para hablar con la gente, ver proyectos posibles. Me subo al auto con los chicos y salimos, entonces por ahí si en una cuadra hay tres pozos grandes, presentamos un proyecto para tapar los tres pozos, no tres proyectos distintos, porque a mí no me interesa presentar proyectos por presentar, si no tapar los pozos, y esas cosas les fui mostrando y enseñando a los chicos que están conmigo.
95. –¿Y cómo es el día a día en la calle con el hincha de Newell’s?
–Bien, sin problemas, me saludan. Hace poco, Roque Alfaro, excampeón con Newell’s publicó en el diario La Capital: "Qué enorme placer tener de amigo a Aldo Pedro Poy". Qué lindo, para mí es un gran orgullo, y también un ejemplo para los fanáticos: podemos ser amigos a pesar de la rivalidad. Yo tengo muchos amigos de Newell’s en el Concejo, y nos jodemos. El otro día salía uno en el auto, con las ventanillas bajas, y le dije: "Con razón vas así, si llevás el aire acondicionado puesto". Y él me contestó: "Dale, parlante", y nos reímos los dos. Esas cargadas son hermosas, siempre que no sean agresivas. Por eso me respeta mucha gente.
96. –¿A tu hijo Mauro le pesó el apellido?
–En Central le pesó un poco, sí, pero no por él sino por algún entrenador que trabajó ahí, y lo ponía y sacaba a cada rato, entonces pedí el pase, se fue a Godoy Cruz y ahí se liberó y la rompió, metió muchos goles y ascendió. De ahí fue a Grecia. Lo acompañé, le arreglé su contrato, y terminó jugando como 10 temporadas en Grecia. Yo lo iba a visitar todos los años, un lugar horrible, ja ja, el último año vivió en la isla de Creta, no se puede creer, un paraíso total.
97. –¿Alguno de tus nietos pinta para futbolista?
–Yo tengo tres hijos, dos varones y una mujer (Mariano, Sabrina y Mauro) y cinco nietos, todos varones. Los dos nietos más chiquitos, Benjamín y Mateo, pueden andar, eh. Pensá que son nietos e hijos de futbolista: Benjamín tiene 6 años y ya se anotó en escuelita, ¡no sabés lo bien que le pega y la habilidad que tiene! Por supuesto son todos canallas, lo mismo mis nueras. Mis hijos son muy centralistas.
98. –¿Puede ser que cuando jugabas te haya venido a buscar el PSG y el Celta y no quisiste ir?
–En el 73 un representante me volvía loco para llevarme al Celta, al final no quise ir, y con el PSG me venía hablando y hablando y cuando me dijo "tenemos los pasajes para ir al PSG", yo me casaba a los tres días. "Hace 6 meses me venís con eso, yo ahora me caso, no voy ni en pedo", le contesté. Y quedó en la nada. Lalo de los Santos, un reconocido cantautor rosarino, me hizo un tema llamado "Vuela Aldo, vuela". Era muy hincha mío, y en una nota que le hicieron declaró: "Entre vivir bien y vivir mejor, Aldo eligió vivir bien". ¡La pucha, cómo le pegó! Era exactamente lo que yo pensaba.
99. –¿No te arrepentís de no haber jugado en el exterior?
–Para nada. Han pasado muchos años, me retiré, y con todo lo que viví sólo cambiaría esa frase de Lalo y diría: "Entre vivir bien y vivir mejor, elegí vivir mejor", porque al fin de cuentas me quedé en la ciudad que amo, en el club que amo, cumplí el sueño de salir campeón, pude jugar en la Selección por lo que hacía en Central y disfruté a mis viejos hasta que se murieron. Todo eso para mí es un tesoro, de hecho por algo soy concejal de Rosario desde hace 9 años y tengo 3 años más, y si quisiera tendría 4 años más, porque supe ganarme el afecto y el cariño de la gente por ese sentido de pertenencia, y eso para mí tiene un valor infinito.
100. –Pero ese cariño y afecto ya te lo habías ganado con la palomita en el 71.
–No sé, no sé, porque cuando vos te vas, cambia todo. Cuando te vas, la gente se olvida. Si yo me hubiera ido, no sé si llevaríamos 49 años festejando la palomita, creo que influyó mucho el hecho de haberme quedado y demostrar mi afecto hacia el club.
"Vuela, Aldo, Vuela", el tema de Lalo de los Santos
FICHA PERSONAL
- Nombre: Aldo Pedro Poy.
- Nacimiento: 14/9/1945, en Rosario.
- Edad: 75 años.
- Trayectoria: Rosario Central (1965-74). Jugó 313 partidos y metió 67 goles.
- Selección: Disputó 2 partidos. Integró el plantel en el Mundial 74, pero sin presencias.
- Títulos: 2 (Nacional 71 y Nacional 73, ambos con Rosario Central).
- Entrenador: trabajó en las inferiores de Central y como colaborador de Griguol en la Primera.
- Política: Es concejal de la ciudad de Rosario desde 2011 por el Partido Demócrata Progresista.
Informe especial sobre la palomita de Poy
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