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Alarmas antes del debut del Mundial en la ciudad de la furia
San Pablo tuvo un día caótico por el paro del metro y encendió una nueva alerta sólo seis días antes del comienzo de la Copa del Mundo con el partido que jugarán Brasil y Croacia
RÍO DE JANEIRO.- La mayor metrópolis de Brasil se convirtió ayer en una verdadera ciudad de la furia. Una huelga por tiempo indeterminado de trabajadores del metro de San Pablo generó caos en el tránsito, con embotellamientos récord, destrozos de estaciones y larguísimas filas para tomar colectivos, a la vez que puso en duda su capacidad para albergar el partido inaugural del Mundial de fútbol , que comienza el próximo jueves.
La medida de fuerza decretada por empleados de tres de las cinco líneas del metro paulista, a quienes se le sumaron agentes de circulación de tránsito, es especialmente grave porque tanto las autoridades de la ciudad como las de la FIFA habían recomendado que la gente utilice el metro para acudir al primer partido de la Copa, entre Brasil y Croacia. Conscientes del poder de negociación que tienen, los líderes sindicales, que reclaman ajustes salariales de entre el 11 y el 17%, rechazaron ayer la oferta del gobierno de un alza del 7,8%.
"No es posible aceptar un aumento de menos de dos dígitos", afirmó el presidente del sindicato, Melo Prazeres Junior, quien advirtió que la huelga continuará hasta que sea necesario.
Mientras tanto, los casi cuatro millones de paulistas que usan la red de metro para ir a sus trabajos ayer sufrieron una mañana complicadísima. Las dos líneas que sí estaban funcionando estaban abarrotadas. Mucha gente se despertó antes para ser de los primeros en subirse a los trenes, pero eso llevó a tumultos y situaciones muy violentas.
En la estación Itaquera, la más cercana al estadio mundialista Arena Corinthians, un grupo de pasajeros se agolpó en la entrada al amanecer y al crecer la multitud que esperaba su apertura, decidieron romper las rejas e ingresar por la fuerza. Adentro provocaron varios destrozos. Casos similares se repitieron en otras estaciones.
Como la alcaldía había anunciado anteanoche que suspendería las limitaciones al tránsito vehicular en el centro de San Pablo, mucha gente se lanzó a las calles con sus autos. Los embotellamientos alcanzaron los 209 km, todo un récord para la hora matinal en lo que va del año, y la tercera peor paralización vehicular en la historia de la ciudad. En las paradas de ómnibus, en tanto, se veían largas filas que en muchos lugares superaban la cuadra de longitud.
"Lamentable, lamentable", se quejó la presidenta Dilma Rousseff , al comentar la huelga y la reacción violenta de algunos individuos. El gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckmin, por su parte, condenó el paro como "abusivo" y afirmó que pidió la intervención de la justicia.
Ya la noche anterior, en una entrevista en un canal de televisión, Rousseff había advertido: "No voy a admitir que haya ningún tipo de desmanes con la intención de impedir que la gente tenga acceso a la Copa; no es democrático destruir la propiedad privada y pública, y mucho menos que las manifestaciones tengan costos humanos".
En junio del año pasado, el aumento del pasaje de ómnibus en San Pablo llevó a la movilización de estudiantes en la ciudad. Su desmedida represión por parte de la policía desembocó en protestas masivas justo antes de la Copa de Confederaciones, en las que los brasileños aprovecharon para criticar los gastos en los estadios y exigir más inversiones en educación, salud, transporte y viviendas.
Aunque las manifestaciones han disminuido en su intensidad, cada vez más grupos sociales han tomado las calles para expresar sus reclamos a través de marchas y huelgas. Anteayer, el Movimiento de Trabajadores Sin Techo (MTST) juntó a unas 15.000 personas que marcharon hasta el Arena Corinthians y prometió que si sus exigencias no son atendidas, buscará bloquear el acceso al estadio el día de la inauguración del Mundial. Se espera que tanto Rousseff como otros 12 jefes de Estado estén presentes en ese partido.
Ayer, quienes se fueron víctimas también de la huelga en el metro fueron varios dirigentes de la FIFA que aterrizaron en San Pablo y demoraron casi tres horas en trasladarse desde el aeropuerto hasta su hotel.
Blatter: "Nosotros tenemos confianza"
La FIFA se manifestó "confiada" en el Mundial 2014 de Brasil a pesar de la huelga del metro en San Pablo. "Nosotros tenemos confianza, el momento será festejado", dijo Joseph Blatter justamente en esta ciudad. El presidente de la FIFA afirmó ser "optimista" de que "después del puntapié inicial habrá una mejor atmósfera". Igualmente, si bien la FIFA exige que las delegaciones estén un día antes en la sede de sus partidos, para este Mundial les pidió que lleguen con dos de antelación.El secretario general de la FIFA, Jerome Valcke , indicó que "el sentimiento del comité organizador es: tenemos el control, no tenemos miedo de los próximos días. Parece que queda mucho por hacer, porque es normal que eso parezca".
lanacionar4,5
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