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Adrián Ruocco: la mano que llevó a Valentín Barco fuera de Boca y el arquitecto de la carrera de Carlos Tevez
De bajo perfil, edificó un imperio por el cual maneja en la actualidad la carrera de más de 100 futbolistas
- 10 minutos de lectura'
Si bien Valentín Barco ya ejecutó la cláusula de rescisión y dejó de ser futbolista de Boca para convertirse en refuerzo de Brighton, de Inglaterra, las astillas por su forzada salida siguen generando comentarios en Brandsen 805 y en el predio de Ezeiza.
Detrás del Colo Barco aparece la figura de su representante, Adrián Ruocco, al que desde el club acusan de haber puesto todos los palos posibles en la rueda para que el juvenil emigrara.
Pero, ¿qué tan cierta es esa acusación? Y, al fin y al cabo, ¿quién es Adrián Ruocco?
Todo tiene un principio. Ruocco nació el 20 de febrero de 1966. Tiene 57 años y egresó como contador público de la Universidad de Buenos Aires, luego de transitar el colegio secundario en el Carlos Pellegrini, al que había ingresado en plena dictadura.
Fanático de Boca, socio menor 8101 y más tarde socio activo 89.274, desde que tiene uso de razón tuvo un palco en la Bombonera. Pasión que compartió con San Telmo, al que seguía con frecuencia en la Isla Maciel por el cariño que le transmitió su padre por ese club del ascenso.
Después de más de 12 años en el ámbito privado, asesorando en todo lo relacionado con lo contable a empresas multinacionales y a diversas personalidades de la Argentina, pudo haber seguido por ese camino: hacía lo que le gustaba y económicamente había podido establecerse en la década menemista en la cual un peso era igual a un dólar.
Pero el destino le tenía preparado un cambio de rumbo. O, mejor dicho, un rumbo similar, pero a una escala que solo el fútbol permite acceder.
Una tarde de 2003, un amigo en común le presentó a Carlos Tevez. El Apache había explotado ese año de la mano de Carlos Bianchi y poco después se coronó campeón de América con Boca.
Si bien tenían 18 años de diferencia de edad, la buena sintonía entre ambos fue inmediata. Compartieron reuniones, salidas y asados. En uno de ellos, Carlitos le presentó a Segundo, el hombre que lo crió y al que él adoptó como papá.
Preocupado por que Tevez tuviera el mejor futuro, Segundo comenzó a consultarle a Ruocco los temas vinculados con los ingresos de Carlos. Se venía la renovación de contrato con Boca y el salario no era acorde a lo que el chico exhibía cada domingo.
Apenas un ejemplo para graficar eso: cuando Boca viajó a Tokio para jugar (y ganar) la final de la Copa Intercontinental frente al Milan, el dinero no alcanzaba para comprar los pasajes de los padres del Apache. Entonces, Ruocco contactó a un par de empresarios que conocía de antes, tramitó un par de acciones comerciales y la familia Tevez pudo conocer la capital de Japón y celebrar la coronación junto al delantero.
Algo cansado de ciertas actitudes, un día Carlos decidió ponerle fin a su relación con su anterior representante, Roberto Tesone, hombre cercano al cazatalentos Ramón Maddoni, que le abrió al Apache las puertas del Mundo Boca.
Entonces, lejos de candidatearse Ruocco ayudó a Carlos y a su papá a buscar un nuevo representante. Hasta que un día hubo una declaración fuerte de Tesone contra el delantero y cuando él llegó a Casa Amarilla para entrenarse lo esperaba una nube de cámaras y micrófonos. Cuando le preguntaron si era cierto que tenía nuevo representante, Carlitos miró al que estaba sentado en el lugar del copiloto y exclamó: “Sí. Él”. Desde ese momento, nada fue igual para Adrián Ruocco.
Poco después, la salida de Carlos de Boca generó el enojo del entonces presidente del club, Mauricio Macri: en 2005 les presentaron la irresistible oferta del Corinthians (US$ 20.000.000) y en ausencia del dirigente cerraron todo con Pedro Pompilio, el vice, y con Andrés Ibarra, entonces secretario general del club y hasta hace un mes candidato a presidente de Boca.
Entonces, Ruocco se embarcó a la gran aventura con Carlitos. Vivió en un hotel de San Pablo y más tarde, cuatro meses en el Marriot de West Ham. Una vez que el Apache llegó a Inglaterra sin saber una sola palabra en ese idioma, al ser abordado por periodistas el joven Adrián se ofreció de traductor.
Una vez que el Apache se consolidó en la Premier, durante 7 años su agente alquiló un departamento cerca de su casa. Y lo mismo hizo en la etapa de Juventus. Aunque nunca soportó estar más de tres semanas lejos de la Argentina.
Fue entonces cuando junto a su novia y actual mujer (a quien conoció casi al mismo tiempo que a Tevez) decidieron agrandar la familia. “Dejate de joder Adrián, vos tenés que tener hijos”, le dijo alguna vez Carlitos, más como amigo que como representado.
Alguien que lo conoce muy bien le cuenta a LA NACIÓN: “Adrián juega en equipo. Él hace todo lo que le corresponde para defender los intereses de sus representados. Pero los jugadores son los representantes de él. Por ejemplo: cuando estaba a punto de firmar, Carlos decía: ‘¿Le pagaste a Adrián? Porque si no le pagás, yo no firmo. ¿Estás conforme Adrián? Mirá que si no, no firmo, ¿eh?’. Entonces todo es recíproco”.
Juntos atravesaron momentos de gloria y otros muy tristes, como el reciente fallecimiento de Segundo, el papá del ídolo, y la siempre difícil etapa previa al retiro. Sin exagerar podría decirse que Ruocco es a Tevez lo que Guillermo Coppola profesionalmente fue a Diego Maradona.
Hábil para los negocios, en Manchester, Ruocco concretó los dos mejores contratos que hizo en su vida. El primero fue con Nike: ocho años, dos Mundiales posibles y la creación de una línea especial: Cultura Apache. La segunda, algo que nunca había ocurrido: logró que la dirigencia del City le garantizara que ningún refuerzo que llegase al club, mientras él estuviera en el plantel, reciba un salario superior al del Carlitos, y que, si eso ocurriese, automáticamente se le subiría el suyo. No sucedió, pero estaba firmado.
El nombre de Ruocco cobró notoriedad cuando en 2015 fue clave para el operativo retorno de Tevez a Boca. Por esa época se decía que Carlitos se manejaba como si fuera el dueño del club y se lo graficaba de la siguiente manera: si el Apache tenía las llaves, Ruocco manejaba el llavero.
Con peso y poder de decisión a la hora de definir contrataciones y ventas, su rol fue fundamental para destrabar el pase de Jonathan Calleri a Deportivo Maldonado de Uruguay y la posterior cesión a San Pablo de Brasil, cuando parecía que la transferencia no se hacía.
“Dirigente sin cargo”, cuestionaron puertas adentro de la Bombonera cuando, entre otras tareas, a comienzos de 2016 viajó a Chile a proponerle a Jorge Sampaoli ser el técnico de Boca. “Me pareció que era una buena opción y lo fui a buscar. No me costaba nada y es el técnico número 3 de mundo. No lo hice por pedido de Carlos”, justificó en su momento. Finalmente, quien sucedió a Rodolfo Arruabarrena fue Guillermo Barros Schelotto, sobre el que se dijo que Ruocco fue uno de los primeros en llamarlo y ofrecerle el cargo de DT. Luego lo desmintió.
Aunque también es cierto que el espaldarazo que le dio Tevez a la reelección de Daniel Angelici fue fundamental. Y, entonces, el vínculo con Ruocco y el Mundo Boca se hizo más fluido. Antes suyo, quien estaba muy cerca de Boca era Eduardo Gamarnik, quien luego se enfocó en lo que fue Fútbol para Todos. Y en la actualidad, gran parte de las operaciones pasan Daniel Bolotnicoff, histórico representante de Juan Román Riquelme. Esto ocurre siempre entre una dirigencia y algunos representantes. Sólo cambian los nombres de un lado y del otro del mostrador.
Aun con una relación distante con la actual dirigencia, ningún otro intermediario le generó tantos ingresos a Boca en los últimos cuatro años. Fueron US$ 8.000.000 millones por la venta de Nicolás Capaldo, US$ 2.500.000 por Ramón Ábila y ahora US$ 10.000.000 por Barco.
Su crecimiento fue constante, al punto que en la actualidad es el representante de más de 100 futbolistas, entre los que además de Tevez se destacan Wanchope, Tomás Chancalay, Nicolás Capaldo, Santiago Castro, Julián Fernández, Enzo Copetti, Santiago Cáceres, Nahuel Barrios, Marcelo Weigandt, Ignacio Maestro Puch… Y Valentín Barco.
En relación a Barco, vale contextualizar. Cuando hace un año se le renovó el contrato, Valentín no jugaba. No tuvo acción durante todo 2022 y por entonces nadie le aseguraba que iba a jugar. Entonces, lo que se le pidió al club fue que lo tuvieran en cuenta porque él quería jugar. Sentía que ya estaba para exhibir sus cualidades en la primera de Boca.
Como eso no lo podía garantizar nadie, las partes negociaron una cláusula de rescisión accesible para el mercado internacional (US$ 10.000.000), para que el chico, llegado el caso, tuviera la libertad de salir de Boca dejando dinero en el club y buscar nuevos rumbos si el DT de turno no lo tenía en cuenta, y así evitar ese círculo vicioso de ir a préstamo a un equipo, volver, ir a otro, volver, y así sucesivamente.
Por entonces, la dirigencia estuvo de acuerdo y lo firmó. Fue por dos años, hasta diciembre de 2024. En ese momento, con solo tres partidos en Primera, diez millones era un buen número y poner un número más alto podía complicarle el futuro a Barco. Porque si no jugaba, iba a ser difícil venderlo por una cifra más elevada.
Después de varias actuaciones destacadas y erigirse como una de las grandes figuras de Boca del año, hoy ese número parece bajo. Y es una incógnita saber qué valor tendrá su ficha en dos años.
Alguien que conoce el ambiente de la representación le explica a LA NACIÓN: “En cada traspaso de un juvenil también hay un riesgo grande. Los tiempos en el fútbol cambiaron y hoy los chicos se venden por expectativa y no por realidad. La expectativa, hoy, es que Barco va a valer US$ 50.000.000. Ahora, hay que esperar y ver qué dice la realidad”.
Adrián Ruocco tiene la virtud de no ser una cara conocida. Puede pasear por la peatonal Florida un día de semana al mediodía que nadie lo frenará para sacarse una selfie. Tampoco da entrevistas ni le gustas las fotografías. Al menos no posando para las cámaras. No le interesan. Considera que los únicos protagonistas son sus jugadores. A ellos se brinda a tiempo completo cada día, entre llamados, trámites y charlas y encuentros cara a cara.
Molesto, no descarta iniciarle acciones legales al sitio Le Meilleur du PSG, que acusó al agente de exigirle al club francés una comisión de US$ 3.500.000 para que siga adelante esa hipotética negociación y que Barco aterrice en París. Aunque también sabe que esas cosas forman parte del juego, y que los representantes suelen estar mal vistos dentro del planeta fútbol.
Poco le importa.
🚨 Le transfert de Valentin Barco au PSG ne s’est pas finalisé car l’agent du joueur a réclamé une commission d’un montant de 3,5M€. 🇦🇷💸
— Le Meilleur du PSG (@LMDPSG) January 10, 2024
Demande que le club a catégoriquement refusé. ❌ pic.twitter.com/6sQFmFa3Ft
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