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Adrián Bastía, hoy: la promesa que lo llevó a jugar en un pueblo de 3000 habitantes y cómo encontró su lugar en el mundo
“Con la gente nos vemos durante la semana, en el bar, en el supermercado”, cuenta el futbolista, que además es el entrenador
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“Para mí era muy importante cumplir con la promesa que le hice a un amigo y, cuando me retiré de Colón de Santa Fe, me fui a jugar a Belgrano de Serodino, un club de un pueblo de 3000 habitantes, que participa en la Liga Totorense de fútbol”, cuenta a LA NACION Adrián Polaco Bastía.
En diciembre de 2001, cuando el país atravesaba una de sus mayores crisis, y luego de 35 años de sequía, Racing gritó “campeón” del fútbol argentino. En el centro de la cancha de ese equipo jugaba un rubio de pelo largo que dejaba la vida en cada cruce y que se ganó el corazón de los hinchas: Adrián Bastía. El Polaco, para todos.
Jugó 562 partidos y convirtió 20 goles durante los 22 años que fue futbolista profesional. Vistió las camisetas de Racing, Colón de Santa Fe, Atlético de Rafaela, y Estudiantes, además de Espanyol, de Barcelona, FC Saturn, de Rusia, y Asteras Tripolis, de Grecia.
La llegada a Belgrano de Serodino
A esta larga lista Bastía le agregó una estación final porque a los 40 años decidió continuar jugando en Belgrano de Serodino, un club amateur de un pequeño pueblo de Santa Fe, a 55 kilómetros de Rosario. “Comencé a venir al pueblo por un amigo entrañable, Fabián Zanatta, al que le prometí que cuando me retirase vendría a jugar a Serodino. Y para mi la palabra se cumple”, dice Bastía acerca de su llegada a ese club. “Fabi era el capitán del equipo y presidente del club, y el me trasmitió el amor por estos colores. Un pibe generoso, solidario, todo lo bueno que puede ser una persona y que dejaba todo por el club”
En julio de 2019, Bastía se puso la camiseta azul y amarilla del León de Serodino y comenzó la relación con un club que se convertiría en su casa, y un vínculo que trasciende lo deportivo. En el debut, empataron 0-0 con Provincial de Salto Grande, y ese año, junto a su amigo, lograron llegar hasta la instancia final de un torneo que desde hace tiempo le resulta esquivo.
En cada club donde el Polaco jugó, se ganó el reconocimiento y el cariño del público, sobre todo por su entrega casi sin límites, pero también por su fútbol. Muchos fanáticos de la Academia guardan en su memoria el gol de sombrero que le convirtió a River en el clásico que Racing le ganó 3-1 al Millonario, en el Cilindro de Avellaneda, en 2006. Pero lo que sucedió entre Bastía y Serodino, superó lo que él vivió como futbolista profesional. “La responsabilidad y la seriedad con la que asumí el compromiso de jugar en Belgrano fue la misma que tenía cuando jugaba en primera. Tal vez la diferencia está en que acá arranqué con 40 años, pero desde la actitud y la entrega, para mí fue lo mismo que Racing, Colón o Belgrano”, explica el Polaco. ”Lo diferente es lo que siento por Belgrano, que es mi casa, es mi gente, es mi familia; esto supera cualquier sentimiento previo”.
“Serodino es un pueblo de 3000 habitantes, donde todo el mundo me conoce, nos vemos durante la semana, en el bar, en el supermercado, y eso genera un vínculo y un compromiso muy grande. Lo mismo con los rivales, todos nos quieren ganar y con mi presencia los otros equipos se esfuerzan más y dejan todo, seguramente por mi pasado como futbolista profesional”, explica Bastía.
La peor noticia
El 2020 fue un año difícil para Serodino, porque la pandemia se llevó a su hijo pródigo. A los 34 años y sin enfermedades que hubiesen anunciado este final, Fabián Chori Zanatta se contagió de coronavirus, sufrió un decaimiento y falleció tras varios días de internación en un hospital de Rosario.
Adrián cuenta como se construyó el vínculo que lo unió con Fabián y que lo llevó a darle continuidad a la tarea de su amigo: “El era el capitán del equipo y presidente del club. Su vida era Belgrano de Serodino. Fabi era un tipo con un carisma muy especial, solidario, buena gente; él daba todo por el club y su perdida fue un golpe que difícilmente podamos superar. Continuar lo que el inició es mi forma de homenajearlo”.
El club retiró la camiseta número 2 de su capitán, la calle Florida de Serodino paso a llamarse Fabián Zanatta, y la Liga Totorense rebautizó el torneo con el nombre del jugador. En un intento de ocupar el espacio que dejó su amigo, Adrián Bastía se multiplicó y a su rol de jugador le sumó el de presidente del club: “Él fue quien hizo que la gente vuelva a la cancha, que el equipo mejore, él me insistió para que yo juegue acá, y el presente del club tiene total relación con lo que él fue”.
Un pueblo detrás de un sueño
La llegada de Bastía como jugador fue una inyección de energía para Belgrano de Serodino. El pueblo se alineó detrás de un objetivo, que no se concreta desde 2007, cuando el León ganó por última vez el campeonato que organiza la Liga Totorense. Hasta 2022, Adrián combinó su rol de jugador y presidente del club, y en 2023 cambió por la función de director técnico. La energía que contagió Bastía y el deseo por homenajear a Zanatta fueron el motor para el primer gran paso. Belgrano ganó uno de los cuatro lugares para disputar los playoffs finales del torneo 2023.
“Fue una alegría muy grande, porque además en la semifinal le ganamos a Boca de Serodino, que es el otro equipo del pueblo, que volvió a la liga después de 50 años. Para todos nosotros fue como si Fabi hubiese estado con la 2 en la cancha”, cuenta Adrián.
Hoy, el padre de Fabián, Eduardo Zanatta es el presidente del club, lo que le permite a Bastía enfocarse como entrenador. “Lo que más me entusiasma es ver la dedicación y el compromiso de los jugadores. Todos se formaron en el club y tienen una identificación muy grande. Además, trabajan de 8 a 18 y a la noche nos juntamos a entrenarse y lo hacen con unas ganas y con una motivación que emociona”.
Serodino está pendiente de esta segunda parte del campeonato y de la instancia final que se jugará a fin de año, en la que Belgrano ya tiene uno de los cuatro lugares asegurados. El sueño del campeonato que desvela a Adrián Bastía.
El compromiso de Adrián con la entidad se lee en la fuerza de sus palabras y va más allá de su tarea: “La función que cumplen los clubes es difícil de dimensionar. En Belgrano tenemos más de 500 chicos en todas las divisiones y deportes, y eso es una responsabilidad muy grande, a la vez que me llena de energía, porque es algo que construimos entre todos y con la ayuda de todo un pueblo”.
Luego de 20 años de jugar en primera división, de vivir la gloria de un campeonato en Racing y de ganarse el cariño en cada club en el que jugó, Adrián Bastía encontró su lugar en el mundo. La ilusión de un campeonato con Belgrano de Serodino es la excusa para seguir desplegando su energía y la dedicación, ahora desde otra función, pero con la misma pasión que lo hizo dentro de una cancha.
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