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A un año del Mundial Qatar 2022, el debate eterno: ¿cuál de los tres campeones fue el mejor?
LA NACION consultó a doce especialistas acerca de sus preferencias entre los equipos que llegaron a la cima del mundo; argumentos, fundamentaciones y las distintas miradas en un análisis apasionante
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+El debate estaba latente después de Qatar 2022. Tarde o temprano iba a surgir. Pero no es fácil empezar, dar el primer paso en semejante discusión. El primero fue Rodrigo De Paul, parte interesada en este asunto. “Que me perdonen, pero esta es la mejor selección de todas. No lo digo desde el ego, incluso hubo mejores jugadores en otras, pero como equipo les ganamos a todos los campeones”, argumentó. ¿Cuál fue el mejor campeón de los tres y por qué? Sin desprestigiar a ninguno, por supuesto. No es esa la idea, al contrario. Sólo jugar con las opiniones, evaluar virtudes, compararlas. Tres épocas distintas, sistemas de competición diferentes, preparaciones y tecnologías que difieren de un año al otro, adversarios de jerarquías disímiles. Mucho debe revisarse antes de comenzar con el despliegue de argumentos. De Paul, al decir que se les ganó a todos los campeones, se refería al tricampeonato de “su” equipo.
Venció a Brasil (vigente campeón continental) en la Copa América en 2021, a Italia (campeón europeo) en la Finalissima, y a Francia (campéon mundial), en la Copa de Qatar. Pero la de México 86 superó a cuatro monarcas (Italia, Uruguay, Inglaterra y Alemania), y la del 78 tuvo un grupo inicial durísimo con tres potencias europeas (Italia, Francia y Hungría). Y ese es sólo uno de los flancos del inmenso terreno que se discute. Todas las fundamentaciones merecen ser escuchadas. Por eso LA NACION convocó en una encuesta a 12 especialistas de ayer y de hoy para pensar, analizar y elegir. ¿Argentina 1978, México 1986 o Qatar 2022? Algunos llegaron a una conclusión y dan a conocer su elección. Otros no pudieron determinarlo, pero sí explicaron los rasgos de sus preferencias. El debate, como siempre, seguirá abierto.
Ezequiel Fernández Moores
La mayor demostración de fútbol que vi
“La selección del 78 rompió el tabú de que no podíamos competir frente a la elite, las naciones top de Europa. Veníamos de no clasificarnos para el Mundial de México 70 y de perder por goleada con la Holanda de Johan Cruyff en Alemania 74. “La del 86 sirvió para demostrar que podemos ser campeones sin las ventajas de la localía. De visitantes y en democracia. “César Menotti y Carlos Bilardo eran diferentes. Pero, a su modo, ambas selecciones fueron campeonas cuidando el protagonismo. Siempre a partir de la pelota, no del pelotazo. La del 78 más dinámica y con más riesgo. La del 86, más posicional, pero casi siempre dueña del centro del ring. “Si tengo que elegir, me quedo con la selección de Lionel Scaloni en Qatar. Contó con un Messi maduro, pero el equipo estuvo además a la altura del crack. Sufrió momentos de fragilidad, es cierto, pero en el momento decisivo ofreció la mayor demostración de fútbol que le vi jamás a una selección argentina en un Mundial”.
Ernesto Cherquis Bialo
Campeones que enorgullecen y dignifican
“No hay un campeón mejor que otro. Hay campeones que enorgullecen y dignifican. Los contextos, los reglamentos, los entornos, los escenarios y los competidores son diferentes. En 1978 se permitían dos cambios. En la final con Holanda se jugaron 120 minutos casi con los mismos jugadores. En la última, Francia realizó 7 cambios. Había un solo argentino en el exterior (Kempes). Jugaban 16 equipos, luego 24; ahora, 32. “En el 78, se conocía el resultado que habría de determinar el pase de los finalistas. La Argentina necesitaba un resultado abultado ante Perú tras conocer el de Brasil. Hoy, eso es imposible. “La lista era de 22. Si hubiera sido más amplia, como en Qatar, probablemente Maradona hubiera participado. La lista de 26 permitió que Enzo Fernández, Mac Allister y Álvarez sean parte. “El 86 también se dio en circunstancias diferentes. Tecnología, logística, alimentación, rendimiento físico... Ahora mismo, el VAR nos hubiera impedido gritar ese gol de Diego con la mano. “Uno no puede tener una subjetiva preferencia a la luz de lo último que vio. Respeto lo que vi antes y que configuró momentos de gloria. Sería mezquino elegir a uno a través de mi vida periodística. “No puedo elegir ni pedirle ni a mi intelecto, ni a mi corazón, que diga cuál de los hijos es mejor, más lindo o más bueno. No puedo”.
Miguel Simón
La Santísima Trinidad albiceleste
“Por contexto, diferencia de época, entorno y calidad de los rivales, se hace imposible la comparación. Cada uno tuvo su mérito y contexto. “Cómo comparar la ansiedad del 78 para conseguir el primer título y sacarse esa mochila de ser el campeón moral. Y, sobre todo, la presión de la localía. Si no hay un buen equipo que la utilice, pasa a ser tensión y no motivación. “El 86 tiene otro contexto, en un equipo que en la previa se levantó de un proceso de dudas hasta de la continuidad del técnico. Tuvo la convicción para seguir y absorbió la propuesta del DT. Arropó a Maradona para liberar su magia y que sea capitán y guía en un Mundial repleto de solidez. “El 2022 significaba la transición de una camada exitosa, con finales en 2014 y dos Copa América. Parecía que iba a ser dolorosa y lenta. Fue rápida y eficaz. El título en 2021 es clave. Le sacó el peso de encima. Sin Copa América no había Mundial. Más después de la derrota en el arranque en Qatar. “Ni hablar del significado que tuvo Scaloni. Un cisne negro, que se apoderó de la lucidez de un veterano pese a ser un técnico sin experiencia y redondeó un ciclo brillante e inigualable. “Sí hay un factor común. La construcción de auténticos equipos. Potenciar y permitir la gloria de la Santísima Trinidad albiceleste, con Mario Kempes, Diego Maradona y Lionel Messi”.
Guillermo Blanco
Volver a los cimientos: todo comenzó en el 78
“Cómo simplificar lo ocurrido durante el Mundial 78 con Argentina en la competencia en sí, sin que se abarque la tarea ciclópea realizada desde más de tres años antes, que derivó en ese punto culminante que fue la final con Holanda. “México 86 se escribió con la M mayúscula de Maradona, quien desde sus posibilidades psicofísicas elevó el nivel colectivo de un engranaje sólido que se asoció dando una respuesta acorde con las necesidades para llegar a buen puerto. “En Qatar, Argentina dejó un testimonio de consolidación colectiva, adaptación al futbol actual con individualidades conocedoras de cómo moverse en la elite. Y aferrándose a los designios de la historia futbolera nativa para intentar jugar en cada momento. Como en México 86, con otro talento superior que empieza con M, para resolver situaciones en épocas de tormenta. “Cada una mostró lo suyo. Compararlas, como diría Larralde, llevaría más tiempo que un almanaque. Queda volver a la memoria, a la época de los cimientos, de cambios organizativos, con selecciones del interior para recuperar el sentido de pertenencia, acercando la camiseta a la gente y logrando el primer título, algo impensado cuatro años antes. Allí empezó todo lo que después se consolidó con convicción, esfuerzo y talento. Todo en su tiempo y en su espacio”.
Horacio Pagani
Una coincidencia ideológica
“Cada una tuvo lo suyo y no es fácil compararlas. La del 78, que coincidió con la dictadura pero nada tuvo que ver con eso, fue la que volvió a las fuentes del fútbol argentino. Menotti recuperó ‘la nuestra’. Tuvo figuras excepcionales como Passarella y Kempes. Le ganó a la misma Holanda del 74, pero sin Cruyff. “Esta selección coincide en la ideología con la del 78 porque respondió a la misma filosofía futbolera. Y se parece a la del 86 porque contó con Messi como figura fulgurante (como antes lo fue Maradona). Con juego de toque, ofensivo y permanente posesión. “La primera selección campeona tuvo que ir al suplementario para ganar la final. La última, ganó por penales. La única que ganó todos los partidos sin problema y limpiamente fue la de México. Pero no tenía la misma idea. Pensaba más en los rivales. Era otro concepto, no tan referido al estilo argentino. El equipo se armó sobre el Mundial, con una formación con cinco defensores… pero con Maradona en su esplendor, a los 25 años. Era la figura descollante. Desequilibró todo lo que podía ocurrir. En ese torneo, el que tuviera a Maradona iba a ser campeón. “La del 86 tuvo a Maradona. La del 22 tuvo a Messi. La del 78 tuvo a Passarella y a Kempes, y renovó la historia del fútbol argentino”.
Ariel Senosiain
Hay debate en el fútbol, pero no en la emoción
“Es muy complejo discernir cuál es el mejor, porque cada uno de los campeones jugó en distintas épocas. Al fútbol hay que analizarlo en el contexto. Cada uno tuvo sus virtudes por las cuales quedaron en la historia. “La primera vez, lo épico de Diego y la batalla de Messi más una estructura colectiva. En el juego en sí, en lo individual, debería quedarme con el 86. Si hablamos de lo colectivo podríamos ir al 78. El equipo de 2022 tiene una mezcla de los dos. “En lo que no creo que haya dudas es con el grado de identificación. La selección argentina es el equipo que mejor y mayor vínculo sostiene con su público. Incluso en las derrotas. En el 90 la gente salió a la calle y fue a la Casa Rosada a saludar a los jugadores. “Pero este grupo generó algo que no logró ningún otro. Ni siquiera los clubes. Está grabado a fuego y ya marcaron a un par de generaciones. De abajo hacia arriba han hecho emocionar. Lo primero en el fútbol es el vínculo entre distintas edades identificadas por una misma pasión. “Lo que logró esta selección, no lo consiguió ninguna. “Para lo futbolístico seguirá el debate toda la vida. Para la emoción, no hubo nada igual a lo de 2022, con Messi coronando después de tanto luchar. Difícilmente ocurra algo igual”.
Gustavo López
La segunda: invicta y contra los campeones
“Cada una de las selecciones campeonas fue muy buena en su momento. No quiero que parezca que me quiero lavar las manos porque no me gusta. Si tuviera que votar alguna, aunque pueda parecer caprichoso, votaría a la del 86. “La del 78, como todo lo que se consigue por primera vez, costó más. Fuimos segundos del grupo, perdimos con Italia, el 0 a 0 con Brasil, el penal que ataja Fillol con Polonia, lo que pasó con Perú. En la final, el tiro en el palo de Rensenbrink en el último minuto. Fue todo más forzado. “La segunda fue un momento excepcional para el país. Diego Maradona en su mejor momento, en un nivel sensacional… La elijo porque fue invicta y porque dejó atrás a muchos campeones del mundo. Empató con Italia, le ganó a Uruguay, Inglaterra y Alemania. Eso le da otro vuelo al título. “El último tuvo la virtud de que que todos participaran con roles protagónicos. Dibu Martínez en varios momentos; Cuti Romero, Otamendi y Lisandro Martínez con algunas salvadas puntuales. El momento de Di María con su gol contra Francia. Lo que jugaron Julián Álvarez y Enzo Fernández. “Y la brillantez de la final. Pareció una película. Perder el primer partido, sufrir en el segundo. Brillar en la final y luego tener esa tensión cuando parecía que se perdía todo. Se sufrió tanto y el equipo jugó tan bien, que dejó un sabor especial”.
Juan José Panno
Gloria eterna a los tres
“No es sencilla la comparación. Los números tal vez acerquen alguna luz. El equipo de 1978 logró más goles (15 contra los 14 de 1986 y de 2022) y recibió menos (4 contra 5 del 86 y 7 del 2022). El del 86 fue el único invicto. El del 78 ganó 5, empató 1 y perdió 1 y el último campeón ganó 4 veces, empató 2 (venció en penales) y perdió 1. El del 78 tuvo que atravesar el grupo más difícil. “Hay tres futbolistas decisivos. Kempes, Maradona y Messi. Kempes explotó en la segunda fase del torneo de 1978, convirtiéndose en el mejor jugador y el goleador del Mundial. Maradona y Messi fueron claves de punta a punta. “El gran mérito de Bilardo fue el de armar un equipo para que girase al compás de Maradona, cuya influencia fue la más vital de todas. Scaloni tomó ese ejemplo, le ratificó el liderazgo a Messi y se encargó de hacer público que lo consideraba en varios reportajes el mejor de todos los tiempos. “Otro punto en común: en los 21 partidos jugados fueron protagonistas. Jugaron bien, regular o mal, pero nunca renunciaron a la tenencia de la pelota; supieron reponerse a las adversidades, no se acomplejaron con ningún rival e hicieron golazos. Qatar nos metió en una vorágine emocional única, incomparable. Pero los tres tuvieron lo suyo y bien pueden intercambiarse una y otra vez los lugares del podio. Gloria eterna a los tres”.
Víctor Hugo Morales
Las de 1986 y 2022: no puedo optar
“Claramente tendría que optar entre el Mundial de 1986 y el de 2022. Y la verdad es que no me animo a argumentar algo que me deje satisfecho. “Los dos equipos fueron técnicamente muy buenos. Con una gran influencia de Diego Maradona y de Lionel Messi. Ganaron sus partidos de manera contundente. Fue más firme lo de la selección del 86, que no necesitó de los penales. Pero la Argentina, aun en los partidos que definió por penales en Qatar, fue también muy superior a sus adversarios, por lo menos en la mayor parte de los encuentros. “Ambos equipos tuvieron goles brillantes. Fueron muy firmes. El equipo del 86 tenía un gran equilibrio, una defensa inexpugnable, a tal punto que nos vinimos sin saber, con todo respeto por Nery Pumpido, cuál era el nivel que él tenía en ese campeonato del mundo. El Dibu Emiliano Martínez fue una figura fundamental en un par de partidos agónicos para la Argentina. “Esto no implica que debo elegir el 86, porque hubo también una expresión brillante del equipo de Lionel Scaloni. Me quedo con los dos en ese mismo nivel, ambos por encima del 78”.
Juan Pablo Varsky
Decidir entre el mejor ciclo y el mejor campeón
“La selección del Flaco Menotti y Kempes del 78 tuvo el valor de ser la primera y esta de Qatar de Scaloni y Messi es la mejor selección de la historia. “Pero el mejor campeón de los tres fue el de México, con Doc Bilardo y Maradona. Por varias razones: el dominio que tuvo en todos los partidos, por la calidad de los rivales a los que se enfrentó, porque apenas estuvo en desventaja sobre Italia y por la autoridad con la que jugó durante todo el torneo. “Pero ese equipo no pudo volver a repetir lo del 86. Si hablamos de ciclos, lo que acaba de ocurrir con la consecución de Copa América, Finalissima y Mundial (más la prolongación postmundialista), ya nos dio cuatro años extraordinarios. El actual es el mejor seleccionado global. Continuidad en juego y en éxitos. “Si nos atenemos a los siete partidos, la de México 86, invicta y luego de cruzarse con cuatro seleccionados campeones mundiales (Italia, Uruguay, Inglaterra y Alemania), sin dudas fue superior. Es cuestión de elegir: ¿mejor ciclo o mejor campeón?”.
Julio Ricardo
La última: por la estructura y por la emoción
“La mejor de todas fue la última, la campeona de Qatar. Fue una estructura muy bien armada. Soñada y dibujada por Lionel Scaloni. Y empezó perdiendo. Es muy difícil remontar y levantarse después de un golpe así en el debut. “La virtud del DT fue que inventó una nueva concepción de la palabra ‘juntos’. Logró hacer permanecer unidos a los ‘yo’, con sus personalidades intactas, pero siempre haciendo prevalecer la función colectiva. Desde ese criterio armó un equipo que se defendió bien y tuvo la gente adecuada en el medio para adaptarse a una versión del juego moderno. Toque, ocupación de espacios y una dinámica de movimientos natural y práctica. Por supuesto, contó además con un excepcional Messi, el mejor de todos los tiempos. Esta selección no jugó alrededor de Messi, sino con Messi. Cada uno pensando en el otro. “La del 78, en un tiempo histórico muy especial, tuvo un potencial individual en Mario Kempes, que les complicaba la vida a los rivales. Fue excepcional. Y por supuesto que también la del 86 lo fue, con la enorme ventaja de Maradona. El grupo tuvo que sobreponerse a la ausencia de Passarella, y eso también tiene un mérito. “Pero dentro de esta propuesta lúdica, siempre tan difícil, me quedo con la última que, además, fue la que más nos conmovió”.
Daniel Arcucci
Perdón, es un sentimiento: me quedo con el 86
“En el asiento C del escritorio 198 en el Bloque 508 del impactante y dorado Lusail Stadium de Doha en la maravillosa noche del domingo 18 de diciembre de 2022 me siento de pronto eyectado, en un verdadero viaje en el tiempo, al asiento 00859 de la tribuna de prensa en el austero pero impactante Azteca del México DF en la hermosa primera tarde del domingo 29 de junio de 1986. “No hay forma de detener el vuelo, es la emoción la aerolínea que lo despega. Acabo de ver una obra maestra de un N° 10, Messi, acompañado de obreros que lo ayudaron a construir la alegría de un pueblo, afectado por una pandemia y la crisis crónica. El sentimiento me devuelve a aquella gesta de otro 10, Maradona, que también arropado por un equipo, lideró la felicidad de la misma gente, entonces golpeada por una guerra y la misma crisis. “Me piden que elija entre las dos. En la anterior -1978, otro 10 llamado Kempes, otra guerra/pandemia llamada Dictadura- era demasiado chico (14 años) para analizar, ¿Analizar qué? Me dejo llevar por la emoción, en ese viaje de miles de kilómetros y de 37 años. Tenía 22, como los muchos argentinos que hoy celebran su primera Copa. Y me quedo con la del 86. Repito, como una letanía, en el Lusail o en el Azteca: ‘Gracias, Dios, por el fútbol, por Maradona, por estas lágrimas, por este Argentina 2-Inglaterra 1’. Perdón, pero es un sentimiento”.
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