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A todo ritmo: Nery Domínguez, el baterista del Racing de Eduardo Coudet
Cuando Nery Domínguez regresa a su casa tras un partido, lo primero que hace es agarrar el control remoto. Viaja hacia atrás algunas horas y le da play al partido que acaba de jugar, para mirarlo desde otra perspectiva. En el medio de la cancha, dice, se puede apreciar algunas cosas que en la televisión no. Y al revés: la cámara enfoca cosas que sus ojos no captaron en los 90 minutos. "Es una costumbre desde que llegué a primera. Para seguir creciendo hay que tener autocrítica. Lo miro desde otra perspectiva, para verme a mí y ver al equipo. Me fijo en qué se hizo mal, qué se puede corregir. Siempre hay cositas. Si no, uno se estanca. También suelo pedir videos individuales para analizarme y seguir mejorando", afirma el volante central de Racing .
Que tiene en lo inmediato una oportunidad de aplicar esas correcciones y esos progresos: la Academia (4 puntos) recibirá hoy a Vasco da Gama (1), a las 19.15, por la tercera fecha del Grupo E de la Copa Libertadores . "La Copa es un objetivo que nos gusta. Vamos a pelear a full porque es un torneo internacional que da prestigio, da todo. Es difícil porque hay muy buenos equipos y todos buscan lo mismo. Tenemos un gran equipo para pelear", enfatiza el mediocampista de 27 años, que llegó con antecedentes complicados a la mitad blanca y celeste de Avellaneda.
Venía de jugar en Independiente y, además, no parecía encajar en el estilo de volante central que enamora al hincha de Racing, con Adrián Bastía y Ezequiel Videla como banderas. Hubo muchas horas de charlas con amigos y familiares antes de la decisión de cruzar de vereda. "Fue una situación rara, difícil. Estaba del otro lado. Siempre estuve en contacto con el Chacho, que me manifestaba su interés por mí. Yo sabía que iba a formar un equipo competitivo porque conozco su forma de entrenar, cómo juegan sus equipos. Me pone contento esa decisión porque era lo que quería y, a pesar de todo, las cosas van bien", explica el ex futbolista de Rosario Central.
Eduardo Coudet fue su primera banca: antes del estreno repitió en cada conferencia de prensa que su equipo jugaba con la pelota y que no necesitaba un jugador que supiera solamente recuperar. La respuesta llegó rápida: en dos meses, Domínguez es el corazón de un conjunto que lleva el sello de Coudet.
"Es el gran mérito del cuerpo técnico, que es muy claro y muy simple sobre lo que quiere de su equipo. Necesita jugadores inteligentes para llevar a cabo esta idea. Venimos a entrenarnos con alegría porque la pasamos bien. No hay secretos. Acompañan los resultados y el buen clima. No es fácil conseguir eso en el fútbol", responde el baterista de la banda de Coudet, el que marca el tiempo y los momentos. "Hoy se gana en el mediocampo: cuándo se presiona, cuándo se achica las líneas, cuándo pararse atrás, cuándo salir de contraaatque. Esas decisiones son las que definen un partido", opina.
Sentado en una butaca del Cilindro, Domínguez no siente pasar el tiempo mientras la pelota es el tema de conversación. "Me gusta ver fútbol. Siempre que engancho un partido me quedo hasta el final. En casa suelo ser un poco insoportable, porque trato de ver de todo: ascenso, Europa, México, mucho fútbol de acá. Lo que enganche, lo veo. Así se aprende", relata. Todo, mirado con ojos de volante central. Sus referentes en el puesto son Fernando Gago y Sergio Busquets, "siempre bien ubicado, juega simple; pasa inadvertido entre tantas figuras pero es fundamental".
Como si hablara de sí, dice preferir los 5 de juego con un equipo que presiona y ayuda en la recuperación, porque con un 5 de marca en un equipo que no tiene equilibrio nunca se recupera la pelota. "Me gustan los 5 que siempre son opción de pase, que dan solución a la defensa para salir lo más claramente posible, que ordenan al equipo y a sus compañeros. Si hay un equipo ordenado y agresivo para las transiciones, la pelota se recupera sola", define como un entrenador, una vocación que casi todos los volantes centrales parecen llevar dentro. "No se cómo será en los otros puestos, pero a mí me gusta mucho el fútbol. En el medio hay que ver todo: mirar atrás, adelante, a los costados", enuncia.
Miguel Ángel Russo le dio la confianza y lo hizo debutar en la primera. Pero fue Coudet, tanto en Central como en Racing, el que más aprovechó sus cualidades. "Él me conoce. Y yo a él. Sé a la perfección lo que quiere de su equipo. Es de los mejores técnicos que he tenido. Ha conseguido que me sienta cómodo y contento en la cancha. Disfruto cada partido. La confianza en un jugador es todo, y le estoy agradecido por la oportunidad que me dio de venir a Racing", subraya sobre el entrenador.
Como si repitiera su función en la cancha, Domínguez intenta bajar el exitismo de un conjunto que suma ocho triunfos, un empate, dos derrotas y 30 goles en 11 partidos en 2018: "Hemos conseguido buenos resultados. Hemos goleado, jugado bien, pero nos faltan cositas. Hay que crecer. Buscar los puntos débiles, seguir trabajando. A medida de que las individualidades sigan creciendo, el equipo va a andar muy bien", confía.
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