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La historia de Juan Carlos Sánchez Frías, el delantero argentino récord en la Libertadores que es ídolo en Bolivia y no puede regresar al país
Un cabezazo en un córner. Un tiro libre. Un derechazo desde la medialuna. Un pase a la red en el área chica tras un desborde. Un toque de zurda con el arco libre. Y una potente definición con el empeine diestro. Seis remates. Seis goles. Hoy, hace 35 años, el argentino Juan Carlos Sánchez Frías conseguía un hito que todavía nadie pudo superar: festejó seis veces en el 8-0 de Bloooming de Bolivia a Deportivo Italia de Venezuela y su registro se mantiene como el partido con más goles de un jugador en la historia de la Copa Libertadores.
La cita fue el domingo 7 abril de 1985 por la quinta fecha del Grupo 2, que además integraban Oriente Petrolero de Bolivia y Deportivo Táchira de Venezuela. En el Ramón Tahuichi Aguilera de Santa Cruz de la Sierra y ante alrededor de 15 mil espectadores, Blooming logró la clasificación a las semifinales de la Copa -luego fue eliminado en el Grupo A que ganó el campeón Argentinos Juniors- con una histórica goleada sobre Deportivo Italia, hoy conocido como Deportivo Petare Fútbol Club.
A los 26, 35, 54, 65, 70 y 88 minutos, el delantero formoseño marcó los seis goles en una tarde noche memorable, que contó con otros dos goles de Roly Paniagua. Con camiseta celeste, pantalón blanco, medias celestes bajas, botines negros y el número 8 en la espalda, "Pinocho" deslumbró a todos con sus definiciones para quebrar hasta el cansancio el arco del venezolano Alfredo Tavernelli. Ahora, desde Montero, Bolivia, donde se radicó junto con su familia, y en diálogo con LA NACION, revive aquella jornada inolvidable para el fútbol sudamericano.
"Es un lindo recuerdo. Hacer seis goles en un partido de Copa Libertadores no es fácil para nadie y ese día me tocó hacerlo a mí, gracias a mis compañeros que jugaban muy bien al fútbol. Teníamos un muy buen equipo con Milton Melgar, Silvio Rojas, David Paniagua y Roly Paniagua, entre otros. Es una gran alegría que en tanto tiempo nadie haya podido hacerlo. Es un récord muy lindo que uno lo recuerda toda la vida", afirma el goleador de aquella edición de la Libertadores con 11 festejos en 10 partidos. Según Opta, tres jugadores estuvieron cerca de igualar el récord, pero todos se quedaron en cinco goles: Fernando Baiano de Corinthians en 1999 ante Cerro Porteño; Alfredo Moreno de Boca ante Blooming en 2000; e Ignacio Scocco de River a Jorge Wilstermann en 2017.
A la distancia, Sánchez habla con un tono de voz tranquilo, pausado, casi cansino, como queriendo bucear a fondo en el océano de sus recuerdos. Ya pasaron 28 años de su retiro como futbolista, pero su memoria está intacta y el fútbol boliviano sigue recordándolo como una gloria viviente. "Nunca creí que iba a durar tanto. Habiendo tantos delanteros y muy buenos goleadores en el fútbol de Sudamérica... es muy difícil mantener esa marca. Así y todo, gracias a Dios seguimos ahí. A los 63 años es una gran alegría que el pueblo boliviano y el periodismo siempre se acuerde cuando llega esa fecha y uno revive ese momento", agrega el exfutbolista.
Una gloria del fútbol boliviano que no puede regresar a la Argentina
Nacido el 1° de septiembre de 1956 en Las Lomitas, Formosa, una pequeña localidad de 25 mil habitantes situada a 296 kilómetros de la capital provincial, su carrera como profesional comenzó en 1972 en Gimnasia y Esgrima de Jujuy, club donde militó hasta 1979. A los 23 años, su vida cambió para siempre: partió hacia Bolivia para jugar en Guabirá de la ciudad de Montero, ubicada en el departamento de Santa Cruz, y allí comenzó su camino hasta ser el segundo máximo goleador de la Primera División boliviana con un total de 261 goles en 399 partidos (un promedio de 0,65 goles por partido).
Tras convertir 43 goles en 64 partidos entre 1979 y 1980 en Guabirá, el centrodelantero argentino llegó a Blooming, donde se convirtió en un gran ídolo en sus dos ciclos (1981-1985 y 1987) y acumuló 146 festejos en 188 encuentros, además de conquistar la Liga en 1984. Luego, también tuvo pasos por Jorge Wilstermann (21 goles en 36 partidos en 1986); Litoral (11 goles en 24 juegos en 1988); San José de Oruro (30 goles en 61 juegos en 1990 y 1992); e Independiente Petrolero (10 goles en 26 partidos en 1991). Además, según los datos de BDFA, también acumuló 25 tantos en 34 juegos en cinco ediciones diferentes de la Copa Libertadores y está entre los 10 máximos anotadores de la historia. Siempre goleador, también fue cuatro veces el máximo artillero del torneo boliviano.
Juan Carlos Sánchez es el segundo máximo goleador de la historia de la Primera División de Bolivia con 261 goles en 399 partidos
"Recuerdo mi etapa de futbolista con nostalgia, como todo ex jugador. Cuando uno deja esta profesión, le falta algo si no está en el campo de juego. Pero también con mucha alegría y satisfacción, porque yo cumplí con los objetivos que me he trazado. Fui goleador de la Copa Libertadores, logré el récord de más goles en un partido, fui campeón con Blooming, jugué con la Selección de Bolivia y convertí un gol en un empate con Brasil. Son recuerdos muy bonitos y lo más importante es que la gente de aquí me tiene mucho cariño y respeto, por eso elegí quedarme en Montero a vivir con mis hijos y mi familia. Recordando siempre buenos momentos... hasta que Dios decida llevarnos, ¿no?", comenta un emocionado Sánchez, hoy recluido en su casa con su hijo en plena pandemia de coronavirus.
Pese a haber nacido en la Argentina, su carrera se forjó en Bolivia y, por eso, el delantero consiguió la doble nacionalidad y vistió la camiseta de la Selección boliviana en cinco oportunidades. Y el recuerdo que evoca de su único gol es inolvidable: el 30 de junio de 1985, por las Eliminatorias para el Mundial de México 1986, logró un histórico festejo en el Morumbí de San Pablo para igualar 1-1 ante un Brasil que contaba con figuras como Careca, Sócrates y Zico.
Para recordar aquel año de gloria, en el que marcó el récord imbatible en la Libertadores con Blooming y logró el primer punto con Bolivia ante Brasil como visitante (el segundo empate se dio recién en 2008 por 0-0 en las Eliminatorias), la Conmebol lo invitó a un homenaje en noviembre de 2015, pero Sánchez no pudo asistir: debido a un problema de papeles que todavía intenta solucionar, no puede renovar sus documentos de identidad para salir de Bolivia.
"Lamentablemente me invitó la Conmebol para homenajearme pero no pude ir porque me negaron la renovación de mi carnet de identidad porque faltaba un certificado. Fue una lástima, porque iba a ser una gran alegría para Bolivia, la gente de Blooming y toda mi familia", recuerda el exjugador argentino. "Espero poder renovarlo con este nuevo Gobierno. Me han invitado muchas veces desde mi pueblo Las Lomitas en Formosa. Espero tener la oportunidad de arreglarlo para renovarlo y poder visitar a mi familia. Tengo a mi hermana Pelusa, mi hermano Tucho, mi hermana Mónica, mi madrastra Ramona, mi tío Irala, mi tía Coqui... toda la gente de Formosa que me quiere mucho y siempre se contactan conmigo para ver como estoy. Aprovecho para mandarles muchos cariños a todos ellos".
Hace pocos meses, Blooming realizó una kermese solidaria para ayudarlo, mientras afrontaba algunas complicaciones que lo mantenían en un estado delicado de salud. Hoy, según su familia, ya se encuentra estable, con algunos problemas de presión alta, pero "controlado con medicamentos". Además, desde hace más de cinco años que ya no está ligado al fútbol. Tras distintas decepciones, decidió aislarse del ambiente y dedicarse plenamente a estar con su familia.
"Fui director técnico de divisiones menores y ayudante de campo en equipos de primera división, pero me cansé de las mentiras de los dirigentes. Abandoné y no quise saber nada más. Ya estaba muy grande para que me sigan mintiendo, no nos daban las condiciones para trabajar con las divisiones menores. Así que estoy descansando en mi casa, tranquilo, y tengo a mi hijo y mis hijas que trabajan y me ayudan. Soy feliz y estoy esperando. Si puede darse una oportunidad, la aprovecharé. Y, si no, vamos a seguir viviendo de la mejor manera", comenta el formoseño, y también se toma un tiempo para analizar el presente del fútbol actual.
"Hoy se corre mucho más, todo se hace a mil por hora. Antes se pensaba un poquito más, se jugaba mejor al fútbol y había jugadores de más categoría, habilidad. Ahora todo es acelerado, muy rápido... y a pesar de que hay cámaras en todo el estadio, se golpea mucho más que antes y sin tener un poco de inteligencia para quitar la pelota, van directo a romperse la cabeza, a codearse, a patearse. Antes te golpeaban si era necesario, pero también sabían cómo y, sin cámaras, no se notaba mucho. El fútbol era más lindo antes", cierra Sánchez. La nostalgia a flor de piel para un delantero que quedó fuera de los flashes, pero siempre tendrá un lugar en el Olimpo del fútbol sudamericano.
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