Una Torre de Babel de insultos y cuestionamientos. Los reproches se encimaban en inglés, italiano, francés y español, claro. Inconfundible español. Un enjambre de futbolistas argentinos sobre ese árbitro alemán, un tal Markus Merk, que acababa de expulsar al elegido. El pibe dejaba la cancha, incrédulo, jugueteando nerviosamente con el cordón del pantalón. Lionel Messi sentía que había arruinado su debut en la selección. Se iba rumbo al vestuario a ahogarse en lágrimas.
El amistoso contra Hungría en una plomiza Budapest tardaba en reanudarse porque Gabriel Heinze, Lucas Bernardi, Lionel Scaloni, Roberto Ayala y el capitán Sorin mantenían al árbitro acorralado. No le perdonaban que no hubiese leído el escenario: un manotazo cualquiera y un castigo extraordinario. Roja. José Pekerman había esperado 66 minutos para ponerlo, y un pestañeo más tarde ya no estaba. Hoy, justo cuando el mundo Messi se zarandea alrededor de Barcelona, se cumplen 15 años. Messi apenas estuvo en la cancha 1m32s. Tocó tres pelotas. La tercera, afuera. Tan fugaz, y sin embargo se hablará toda la vida. Pero faltaba una voz. El árbitro.
LA NACION lo buscó durante mucho tiempo. Finalmente, sus respuestas llegaron, desde Otterbach, una pequeña localidad a diez minutos de Kaiserslautern, donde vive con su familia. Merk no reniega de lo evidente y acepta el error. "Mirando hacia atrás la situación, lo habría dejado en amarilla. Desde otra perspectiva, la jugada de Lionel Messi fue menos intensa que desde mi punto de vista, tan cerca, en ese momento. Curiosamente, cuando se introdujo el VAR, les propuse a mis colegas discutir aquella situación como un ejemplo. Y la mayoría dijo que no habría pedido una revisión. Si lo hubiera hecho, habría cambiado de opinión. Las expulsiones deben ser claras, no solo "justificables", confiesa.
Merk tiene 58 años, se retiró en marzo de 2008. Fue juez internacional entre 1992 y 2007. Nadie puede discutir que se trató de un buen árbitro. Un muy buen árbitro. Siete veces lo eligieron como el mejor de Alemania, y otras tres, 2004, 2005 y 2007, el mejor del mundo. Sí, cuando lo expulsó a Messi, era el amo de su profesión. Únicamente el italiano Pierluigi Collina, con seis distinciones, y el húngaro Sandor Puhl, con cuatro, acapararon el premio más veces que Merk.
-Por entonces, ¿sabía quién era Lionel Messi? ¿Había escuchado hablar de él?
-Tenía claro que en el campo de juego había un gran talento, que llevaba por primera vez la camiseta nacional. Pero ahí, de pie, en la mitad de la cancha, eso no debería importarle a ningún árbitro. En ese vertiginoso negocio que es el fútbol, que Lionel Messi finalmente se convirtiera en el futbolista del siglo era una mera especulación. Pero Lionel no sólo es un gran futbolista: para mí, también es un deportista impecable, al que aprecio y admiro.
Algunas temporadas después, Merk dejaría de ser juez internacional. No habría muchas ocasiones para volver a encontrarse, sin embargo..., rápidamente ocurrió. Sería la única. El 22 de febrero de 2006, una consagratoria actuación de Messi en Stanford Bridge obligó a que el planeta posara sus ojos en él. Crecía su magnetismo. Barcelona ganaba 2-1 y José Mourinho, técnico de Chelsea, estallaba, acusaba a Messi de simulador. Para la revancha, dos semanas después en el Camp Nou, el árbitro sería Markus Merk. Messi y el alemán volvieron a verse medio año después de la tarjeta roja..., y paradójicamente no se cruzarían nunca más en una cancha. Pero incluso aquella vez, el encuentro resultó muy breve: a los 22 minutos, Messi salió lesionado. Se fue llorando del campo..., como en Budapest. Un problema en los isquiotibiales de la pierna derecha que le siguió molestando, incluso, durante el Mundial de ese año. Su primer Mundial. Paradojas del destino: con Merk en la cancha, Messi no terminó ningún partido.
Volvamos a Budapest, al 17 de agosto de 2005. Los furiosos futbolistas argentinos no dejaron de refregarle el error a Merk durante el partido que la selección ganó 2 a 1 en el estadio Ferenc Puskás. Y al que también aguijonearon fue al zaguero húngaro Vilmos Vanczák. Todo el tiempo le cuestionaron su actitud a ese hombre que se retiró en 2018 y hoy es ayudante de campo en el Puskás Akadémia FC. Al final del juego, también continuaron los reproches. Incluso, el siempre medido y respetuoso José Pekerman esperó al borde del campo a Merk y lo acompañó algunos metros rumbo al vestuario, señalándole su falta de sensibilidad para comprender el simbolismo de ese partido para Messi. Al rosarino no había cómo consolarlo. Lloraba como un nene y apenas balbuceaba "no vuelvo nunca más acá, la cagué". Quince años después, suma 138 presencias y 70 goles en la selección.
-¿Los futbolistas argentinos son difíciles de dirigir? ¿Por su carácter, por su conducta?
-Los jugadores argentinos, como los de otras nacionalidades, sobre todo los sudamericanos, suelen ser más temperamentales, por supuesto. Pero honestamente, eso a mí me encantaba. Es cierto que los intercambios podían ponerse bravos, pero en cierto sentido, al mismo tiempo eran más cordiales. La discusión apasionada, si es positiva, es el mayor condimento del fútbol. Además, hay muchos jugadores sudamericanos jugando en la Champions League europea, así que los cruces eran diarios.
Cuando debutó con 26 años en la Bundesliga, Merk se convirtió en el arbitró más joven en la historia de esta competencia. Ese récord sigue siendo suyo. Estuvo en los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92. Dirigió la final de la Champions League 2003, cuando el Milan de Carlo Ancelotti le ganó por penales a la Juventus de Marcello Lippi. Sin argentinos sobre el campo de Old Trafford. Y también condujo el partido decisivo de la Eurocopa 2004, cuando en Lisboa, Grecia sorprendió a Portugal y se llevó el título. No cabe dudas de qué, por entonces, era indiscutido. Por supuesto, fue mundialista: dirigió 5 encuentros entre Corea-Japón 2002 y Alemania 2006, pero nunca alcanzó instancias trascendentes.
-¿Qué opina del arbitraje argentino?
-En el mundo del arbitraje, la Argentina es un gran país. Y así tiene que ser, porque donde la liga de fútbol es fuerte, tiene que haber árbitros fuertes en todos los aspectos, que no solo sean capaces de regular el juego, sino también de entender su desarrollo.
-¿Mantiene algún vínculo con árbitros argentinos?
-Ya no, lamentablemente. Con los años, los contactos se van perdiendo. La carrera de un árbitro termina en el mejor momento de la vida, así que después de retirarse se dedican a otras cosas. Con los árbitros europeos, obviamente, sí, tengo un contacto un poco más frecuente.
¿Y qué hizo Merk tras dejar de arbitrar? Desde entonces ha mantenido una vida muy activa. Por una de sus facetas es muy solicitado: organiza y conduce seminarios de motivación, en Alemania y en otros países también. En su cuenta en Twitter [@Sky_MMerks], se presenta como ‘triple árbitro mundial de la FIFA, deportista extremo y tomador de decisiones globales, entrenador de valores y liderazgo’. También se acercó a los medios: entre 2010-2018 fue el anfitrión del programa de fútbol ‘Maratón’, en el canal de televisión turco Lig TV. Y casi simultáneamente se desempeñó como analista de reglas y arbitraje en el canal alemán de Sky.
Pero desde finales de 2019 cambió ese perfil y tomó una posición directiva: actualmente se desempeña como vicepresidente y portavoz del Consejo de Supervisión del 1. FC Kaiserslautern, un club que disfrutó la conquista de cuatro campeonatos de Alemania en su historia (1951, 1953, 1991 y 1998), y en la actualidad se encuentra en la tercera división. Merk nació el 15 de marzo del ’62 en la ciudad de Kaiserslautern.
-¿Qué opinión tiene de los árbitros argentinos que dirigieron finales del mundo, como Horacio Elizondo, en 2006, y Néstor Pitana, en 2018?
-Ambos fueron grandes árbitros de su época. Horacio logró algo único. Los cuatro partidos más importantes de un torneo son siempre el partido de apertura, las dos semifinales, y obviamente la final. Para cualquier árbitro, tanto el partido inaugural como la final representan una verdadera consagración. Su actuación debe ser correcta a mediano plazo y por supuesto también en la inmediatez del torneo. Además, el calendario de un Mundial también tiene que encajar con la situación política deportiva general. Horacio fue justificadamente elegido árbitro mundial en 2006. Y quiero recalcarlo, a pesar de que vino a reemplazarme a mí... [risas; se refiere a que el argentino fue distinguido en 2006, tras los premios de 2004 y 2005 para Merk, que volvería a ganarlo en 2007].
Néstor me impresionó en general durante el Mundial de 2018. Tuvo una gran continuidad en el torneo, y se lo veía muy tranquilo. Lo que más me gustó de él, además, es que en un momento en que los árbitros también van perdiendo cada vez más su individualidad, al punto de volverse casi intercambiables, Néstor conserva su propia personalidad. Eso lo respeto mucho.
Merk se recibió de odontólogo en 1990, en la Universidad de Colonia, y junto con el referato, atendió en su consultorio hasta 2005. Sí, el año que expulsó a Messi. Siempre tuvo un fuerte compromiso social. Desde principios de los 90 desplegó su labor humanitaria especialmente en Sogospatty, un refugio de huérfanos cerca de la ciudad india de Trichy. Llegó a establecerse allí un tiempo y fue distinguido con la Cruz al Mérito, el máximo reconocimiento que otorga Alemania para aquellos que se brindan por los demás. Además, Merk tiene una distracción que lo mantiene en forma: los deportes extremos. Escala, corre maratones y se anota en muchos triatlones. Regularmente participa en la Vasaloppet o Carrera Vasa, la competencia de esquí de fondo -100 kilómetros-. más famosa del mundo, que se realiza en Suecia. También ha alcanzado el pico de varias montañas por arriba de los 5000 metros. Encontró cómo reemplazar la adrenalina de las canchas de fútbol.
Cuando Merk dirigió la definición de la Recopa europea, en Róterdam, en 1997, hubo un argentino en la cancha: Juan Antonio Pizzi, que ingresó en el final de ese Barcelona de Guardiola, Luis Enrique, Figo y Ronaldo que derrotó a PSG para llevarse el título. Pero hubo una noche... El 14 de noviembre de 2001, en el estadio Centenario, clásico rioplatense entre Uruguay y Argentina. Última fecha de las eliminatorias, rumores y suspicacias. El empate no le molestaba a aquel equipo que conducía Marcelo Bielsa y a los 'charrúas' los clasificaba para Corea-Japón. Igualaron 1-1, y entre Verón, Recoba, Ariel Ortega, Paolo Montero y compañía..., el árbitro fue Markus Merk, por un convenio entre UEFA-Conmebol para garantizar imparcialidad. Messi tenía 14 años.
-Quizás con humor, ¿sus amigos le recuerdan que expulsó a Messi en el primer partido de su vida en la selección?
-No. Supongo que en Argentina se ocuparían de recordármelo todo el tiempo, pero en Alemania nadie se acuerda de eso y ciertamente no es un hito en mi larga carrera. Creo que no me han preguntado ni diez veces sobre aquella expulsión. Mi objetivo siempre ha sido mantener en el campo de juego a los 22 jugadores. No me gusta que me recuerden las expulsiones, ni que me recuerden por ellas. Y todavía menos por la de Lionel Messi.
-Pero será recordado siempre por aquella decisión...
-Como dije, esa es una perspectiva nacional de los argentinos. Claro que me gustaría que mi nombre fuese recordado, pero en lo posible por grandes partidos, campeonatos, o por haber recibido tres veces el premio al mejor árbitro del mundo. Pero lamentablemente la vida es como es, y lo que perdura es lo polémico, lo controvertido. Y eso no sólo ocurre con el fútbol y con los árbitros.
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