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Fútbol: el día que Mario Kempes aceptó dirigir en Albania y casi le cuesta la vida
“El Matador” asumió como DT de uno de los equipos más populares de los Balcanes sin sospechar que se avecinaba crisis sin precedentes
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Albania, una de las naciones más pobres de Europa, fue protagonista de un cruento levantamiento civil. Y aunque todo parezca irreal y lejano, en el medio hubo un campeón del mundo argentino que vivió en carne propia el epicentro de esa rebelión de 1997: Mario Alberto Kempes.
Todo comenzó con las elecciones de mayo de 1996, luego de que el líder del partido democrático, Sali Berisha, fuera electo presidente de esa nación en medio de las acusaciones de fraude de la oposición, a lo que se le sumó pocos meses más tarde el colapso de los sistemas financieros piramidales que abundaban en ese país y que prometían a la población conseguir dinero rápido sin mucho esfuerzo a cambio de inversiones sin activos reales.
La proliferación de estos esquemas terminaron en el llamado Levantamiento de la Lotería meses más tarde, por el que el campeón del mundo del 1978 tuvo que huir del país en medio de la sublevación. La rebelión tuvo efectos nefastos que por poco terminan en una guerra civil sin precedentes: se produjo el derrocamiento del gobierno de Berisha, la muerte de 2000 personas y la destrucción de la economía nacional que tomó décadas recomponer.
Según la Finance & Development, una publicación del FMI, algunas de las empresas “eran esquemas piramidales puros, sin activos reales”. “Otros casos son más ambiguos. Algunas de las empresas más grandes, en particular VEFA, Gjallica, Kamberi, Populli y Xhaferri tenían inversiones reales sustanciales. También se creía que estaban involucrados en actividades delictivas -añade el artículo-. Cuando colapsaron, pero quedó claro que sus pasivos excedían enormemente a sus activos”.
La última de estas compañías pertenecía a Rrapush Xhaferri, uno de los empresarios más importantes de ese país, dueño del club de fútbol KS Lushnja de la primera división y establecido en la ciudad de Lushnjë. Este directivo supo aprovechar y utilizar los deportes para atraer inversores a su estafa piramidal. Sus anuncios aparecían en las pistas de Fórmula 1 y en los estadios de fútbol de Albania. En ese contexto, se propuso mejorar las condiciones del club e invertir en una figura que generara confianza.
Hasta allí viajó Kempes, en medio de un periplo por el estado de las rutas de la región. Fue recibido con gran algarabía: era el primer técnico extranjero en llegar al fútbol de ese país. A su llegada, se ofreció una fiesta en su honor, hasta donde se acercaron grandes multitudes para conocer al campeón del mundo.
El oriundo de Bell Ville reconoció que “no había experimentado tal expectativa, incluso, cuando gané la Copa del Mundo”. En su autobiografía El matador, explica que el extraño ofrecimiento de dirigir un equipo en la nación más pobre de Europa llegó de la mano de un hombre llamado Pëllumb Xhaferri, el hijo de Rrapush y magnate de las finanzas.
El empresario quería levantar el perfil del club y para eso le pidió a su agente, Maurizio Montali, que le diera nombres de figuras de renombre internacional que estuvieran dispuestos a dirigir su club. Así salió a relucir una lista de casi 100 técnicos, entre los que estaba él y Gabriel Batistuta. “Pëllumb me eligió al instante, emocionado por contar con la colaboración de su ídolo del mundial del 1978, según me comentaron cuando llegué, el tipo me adoraba. Viajé con mi hermano Hugo, quien me acompañó como preparador físico”, afirmó.
“Nos instalamos en un hotel de Tirana y a la mañana siguiente nos trasladamos hasta Lushnjë, en un lujoso Mercedes Benz conducido por un muchacho joven con el que nos comunicábamos en un italiano rudimentario. Al arribar al estadio llamado Abdurrahman Roza Haxhiu, la primera sorpresa fue encontrar las tribunas llenas de gente. Dos o tres mil personas se habían congregado para ver la primera práctica”, relató.
Kempes dirigió Lushnja a principios de 1997, cuando la población vivía la fiebre por las inversiones financieras de los esquemas piramidales por las altas tasas de interés que ofrecían. Según los medios de ese país, el técnico había llegado con la promesa de hacerse de un contrato por 350.000 dólares por dos temporadas, mientras que su hermano Hugo se llevaría 50.000 dólares en ese tiempo, pero la aventura por esas tierras solo duró tres partidos.
Primero, el KS Lushnja se quedó con el triunfo ante el Librazhd y otros dos en los encuentros de ida y vuelta contra el Teuta por la Copa de Albania. “Las calles y los bares estaban siempre llenos de gente ociosa. Con tanto tiempo libre, muchos aprovechaban cualquier acontecimiento para divertirse. Por ejemplo, ir a presenciar la primera práctica del nuevo entrenador argentino”, contó Kempes.
En noviembre de 1996, Xhaferri ofreció triplicar el dinero de los depositantes en un lapso de tres meses, propuesta que motivó a muchos albaneses a vender hasta sus casas para invertir en los planes piramidales. Para finales de ese año, el valor nominal de los pasivos de los esquemas piramidales ascendían a 1200 millones de dólares y el Gobierno se mantenía al margen de la inminente destrucción financiera.
En enero de 1997, Sude y Gjallica se declararon en quiebra, lo que provocó disturbios y marcó el inicio de la hecatombe, ya que las empresas se negaron a compensar a los inversores que habían perdido todo su capital. ¿El resultado? Cerca de dos tercios de la población albanesa terminó en la miseria. “Se armó tal bolonqui que, cuando todo hacía prever que estallaría una guerra civil, decidimos escapar de Albania”, relató “El matador”.
“Con Hugo hicimos las valijas y rajamos hacia el aeropuerto. Tuvimos suerte: conseguimos los últimos dos pasajes para viajar a Roma en un vuelo de la empresa Alitalia, minutos antes del despegue. Tiramos el equipaje en el mostrador y corrimos a la sala de embarque. La terminal estaba repleta de militares y el paso por Migraciones me hizo acordar a la película Expreso de medianoche: los agentes miraban los pasaportes con extremo detenimiento, buscando no sé qué demonios”, narró.
El torneo se vio interrumpido por el Levantamiento de los civiles y solo unos meses después pudo ser reanudado, el K.F. Tirana se proclamó campeón.
Tras el colapso financiero, el Gobierno tomó algunas medidas: congeló las cuentas bancarias de Xhaferri y Populli, que ascendían a 250 millones de dólares (el 10% del PIB de ese país en ese momento). Un mes después, el parlamento aprobó una ley para prohibir los esquemas piramidales en Albania. Además, se limitaron las extracciones y transferencias bancarias para evitar la fuga de capitales.
Todas estas medidas desencadenaron en una rebelión de la milicia y el vaciamiento de las armerías, con los ciudadanos armados por las calles, los extranjeros tuvieron que ser evacuados y muchos habitantes emigraron hacia Italia. En el medio, el presidente Berisha se vio obligado a renunciar a su cargo.
“No alcanzamos a empezar la liga, ni a jugar la semifinal de la copa, ni a recaudar los 1000 dólares prometidos por Pëllumb Xhaferri por haber eliminado a Teuta. Yo apenas había cobrado un anticipo de mi contrato. Mi hermano, ni una rupia. Unos meses más tarde, leímos en los diarios que Pëllumb y Rrapush Xhaferri habían sido detenidos y condenados por defraudación y estafa. En la que nos habíamos metido”, sintetizó Kempes su historia.
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