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Jugó en Europa, ganó la Libertadores con Boca y hoy tiene frigoríficos de cerdos en Santa Fe
En 2003, Equi González alcanzó la gloria con la azul y oro; ahora su vida apunta a la agricultura, la ganadería y los negocios; “Todas las decisiones que tengo que tomar siempre están basadas en conceptos que traigo del fútbol”, señala en diálogo con LA NACION
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Equi González saluda a la distancia cuando recoge a sus dos hijos de 14 y 15 años del Jockey Club de Rosario, donde los niños practican fútbol de manera recreativa. “La clase de grupos que se arman, manejar la frustración cuando no te salen bien las cosas, o las alegrías cuando sí te salen. Tiene tanto de aprendizaje”, destaca el exfutbolista desde su lugar en el mundo. Ese, que no cambiaría por una eventual carrera de DT. “No me gusta la vida del director técnico que se mueve de un lado para el otro, que son medio nómades. No me gusta para nada, porque priorizo a mi familia. No lo haría”.
En su casa era condición sine qua non terminar la secundaria. “Yo jugaba al futbol en primera, y terminé bien quinto año. Después, quería seguir estudiando, pero ya jugaba, concentraba. No pude. No me dio. Después, me fui de chico a Italia, pero me hubiese gustado”, cuenta a LA NACION.
Nacido en el seno de una familia de clase media, Equi irrumpió en la primera de Rosario Central con sólo 17 años. Allí se formó de la mano de entrenadores como Edgardo Bauza, sobre quien profesa un “cariño especial”. Y lo retrata con una anécdota en su época de coordinador de las divisiones inferiores: “En el 94′, fuimos un mes a España, Suecia, Dinamarca, y dormíamos en distintos lugares. En uno, nos había tocado un colegio, y tirábamos colchonetas en un aula. Así dormimos, y ‘Patón’, uno más de nosotros. Goleador histórico de Central. Una humildad...”.
Su debut, sin embargo, fue con Miguel Ángel Russo, otro de los entrenadores a quien le guarda un lugar especial en su corazón. Sobre Bauza y “Palomo”, explica: “Fueron dos técnicos que estuvieron mucho en Central, los cuales me acompañaron a lo largo de mi carrera con conceptos y con consejos”.
La otra vida
Por consejo de su padre, este talentoso volante creativo fue destinando cada ingreso de su carrera deportiva a comprar hectáreas de campos. Eso, pensaba, sería un reaseguro para su vida después del retiro. Hoy en día, el negocio porcino, junto a la forestación de tierras en Esquina, Corrientes (la tierra de Don Diego Maradona), es su principal medio de vida. “Todo lo que hice mientras fui jugando al fútbol fue comprar campos. Todos los ahorros que tenía los utilicé en eso. Hacíamos agricultura al principio; después, fui comprando otros campos de distintas calidades de suelo. Hice forestación de eucaliptos. Tengo montes de forestación, ganadería, y en lo que es el core de la empresa tenemos granjas de cerdo tecnificadas. Después nos seguimos diversificando, y tenemos frigoríficos de cerdos. Hacemos chorizos, embutidos. Estamos desarrollando la marca. Y sinergizamos con todo”, cuenta, con un lenguaje empresarial naturalizado.
Luego, detalla: “Lo escuché a mi viejo y compramos campos. Y después, cuando dejé de jugar, me metí bien de lleno y desarrollamos todo esto. Mi papá trabaja, mi mamá también, primos... Tengo familiares trabajando en la empresa. Pero somos buenos. Tenemos muchos más. 200 personas en total, más gente tercerizada. Con eso me entretengo. En el campo que está en Maciel hacemos agricultura, maíz, soja, trigo... La mayor parte lo integramos, se lo damos de comer a nuestros animales. Lo más importante hoy es la granja de cerdos. En el campo de acá, hacemos recría de vacuno, y después también engordamos los animales. Hacemos todo el ciclo completo”.
El Mundo Boca
El que habla, ahora, es un empresario. Sin embargo, en algún momento, fue futbolista y llegó a jugar en Boca Juniors de la mano de Mauricio Macri, quien lo llamó para que volviera a la Argentina tras haber sido transferido a Fiorentina desde Rosario Central a cambio de cinco millones de euros. “Al principio me costó un poco. Después estaba muy bien, y en la segunda mitad del año, cuando jugamos la copa, me lesioné y no pude volver más”, rememora. Pocos lo recuerdan, pero Equi González anotó el primer gol de la anteúltima Copa Libertadores que ganó el club xeneize, frente a Independiente Medellín.
“Fue un honor haber jugado en Boca y me dejó un montón de experiencias. Imaginate que reemplazar a Riquelme no es tan fácil”, admite. Claro: Equi González fue el primer número 10 después de Román. “Cuando llegó (Carlos) Bianchi (NdeR: a comienzos de 2003) hice una muy buena pretemporada. Empecé muy bien, estaba muy bien. (Pero) me lesioné en un partido con Gimnasia, y no pude volver más. Perdí terreno, hasta que me tuve que ir. Ya estábamos hablando para renovar, para que Boca compre mi pase. Por supuesto, no jugué mas, no me pude recuperar y me fui”, señala.
Vuelve el empresario. Admite que la del fútbol le parece “otra vida”, aunque en su mismo relato advierte que el éxito de su compañía, que tiene “los mejores números productivos de la región” (kilos por madre, calara), se lo debe en buena medida a su carrera como deportista. “Todas las decisiones que tengo que tomar siempre están basadas en conceptos que traigo del fútbol. Después, intenté siempre prepararme, leer, hice cursos que me enseñaron muchísimo, pero la empresa está desarrollada en base a conceptos del futbol”, apunta sobre su camino.
De bajísimo perfil, pero muy inquieto, Equi explica que no le molesta “para nada” estar lejos de los flashes de su época como futbolista. “Tampoco reniego cuando me saludan. Me encanta cuando me demuestran cariño. Me hace recordar esta otra vida. Pero lo tomo así”, admite. Y cuenta que su poca familiaridad con las redes sociales lo mantienen aún más al margen: “No me llevo para nada con todo eso. Me armé un Instagram, no lo usé jamás. No es que no me interese; no me hallo con eso”.
Un “canalla”
Siempre atento a la vida de Rosario Central, el único club al que le gustaría dirigir, aclara por qué no está de acuerdo con la decisión de contratar a Carlos Tevez como entrenador: “Él es muy popular y mueve masas, pero hablando estrictamente de fútbol creo que un DT para venir a Central tiene que tener experiencia. O que sea del club, ese es mi criterio. Claramente, los dirigentes usan otro, y así les ha ido. No es el que vale. Yo lo hablo desde otra posición y con buena intención, porque no me interesa ningún cargo, ni me interesa hacer política de nada”.
Aunque parecen diferentes, las facetas de futbolista y empresario están más relacionadas de lo que a simple vista puede parecer. Así lo explica Equi: “El futbol te deja constantemente aprendizaje. La clase de grupos que se arman, la competencia, compartir equipo, grupos, amigos. Mucho del éxito que tenemos en la empresa creo que está ahí en el fútbol. Va un poco todo de la mano”.
En 2001, fue semifinalista de la Copa Libertadores con Rosario Central, de la mano de Bauza, el mismo entrenador que lo había acompañado en el comienzo de su carrera. “Fue creciendo con todos nosotros y después, dirigió reserva, nos tocó la primera. Ya nos conocía a todos. Sacó muchísimos jugadores. Tuvo un ciclo brillante. Hizo un trabajo enorme. Le estoy muy agradecido”.
El retiro
Con 31 años, Equi dejó su carrera como futbolista. Sabía que por delante tenía otra vida que lo esperaba. Su último club fue Liga Deportiva Universitaria de Quito, a donde llegó por pedido de Bauza. Fue finalista de la Sudamericana 2011. “Lo que había hecho era comprar campos, y ya veía que podía dedicarme a esto. Me gustaba y había mucho por hacer, en la integración de las distintas oportunidades que surgían en el campo. Estudié algo en el IAE, unos cursos de negocios, y me vinieron bien también. Leí bastante. Todo lo que fui haciendo fue para tratar de no salir del fútbol, pero estar preparado para el día que dejase de jugar. Pude capitalizar todo lo que hice en el fútbol. Hoy, me gusta lo que hago. Me pongo objetivos constantemente. No me olvido de mi etapa como jugador, pero está… La tengo como un lindo recuerdo. Parece como otra vida”, reitera.
No obstante, aclara que le “gustaría volver” al fútbol, aunque “para poder soñar con ser técnico, tengo que desarrollar un montón de cosas, dedicarme a esto, y ahora, estoy en otra etapa, muy en el día a día de mi empresa. Espero tener mi chance y aprovecharla”. El curso de entrenador ya lo tiene hecho. A su posible cuerpo técnico, lo tiene “visto”. Pero eso, será otra vida. Quizás, en la del futuro.
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