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Felipe Contepomi: "Los chicos tienen que entender que ser profesional no es recibir plata, es una actitud de vida"
Felipe Contepomi está en una posición crítica. Como entrenador de Argentina XV , está al frente del espacio en el que se solapan amateurismo y el profesionalismo, una transición que en el rugby argentino está lejos de zanjarse. Este seleccionado de desarrollo está conformado por los mejores jugadores de los clubes argentinos de rugby y son el cultivo que se espera nutra en el futuro a los Jaguares y a los Pumas. No pueden vivir del rugby, pero se entrenan como profesionales. “Esta es la colimba para el jugador de rugby”, describe el excapitán del seleccionado, de 40 años e integrante del inolvidable equipo que logró la medalla de bronce en el Mundial de Francia 2007.
Contepomi tiene una visión de cómo debe darse esa transición opuesta diametralmente al camino que eligió la Unión Argentina de Rugby (UAR). “Lo ideal sería una competencia internacional o crear una competencia semiprofesional donde estén los 150 mejores jugadores de la Argentina. Son los debates que se tienen que dar en el tema competencia”, opina. “Ser profesional es una actitud de vida, no es recibir plata. Para llegar tenés que querer, que es lo más difícil”.
–¿Qué es Argentina XV?
–Es un equipo representativo de la Argentina en determinados torneos. La idea es crear un espacio donde les demos a los jugadores todas las herramientas necesarias para desarrollarse, en cuanto a lo técnico, físico, nutricional y mental, no solamente cuando estamos concentrados o en torneo, sino durante todo el año. Les hacemos un seguimiento a todos los jugadores en sus clubes. Eso también nos da posibilidad de ver otros jugadores. Muchos de los nuevos de este año llegaron por cómo jugaron en sus clubes.
–¿Qué buscan en un jugador?
–Esto es lo que debería alimentar a la estructura profesional de los Pumas y los Jaguares. Por un lado tienen que estar los mejores de la Argentina. Y por otro, como es un equipo de desarrollo, hay que tener algunos jugadores a los que les vemos proyección por distintas variables: físicas, necesidad de puestos, calidad de juego. Es un equipo de desarrollo, pero para nosotros tienen que estar los mejores. El que no tenga un potencial, preferimos que siga jugando en su club. Los chicos tienen que entender que si están en Argentina XV es porque son perfectamente elegibles para los Pumas.
–Cuando asumiste en 2017, para jugar en Argentina XV había que estar dentro del sistema. Vos recurriste más a los clubes…
–Si no buscás en los clubes, ¿dónde buscás? Antes se seguía los Pladares, que es hasta los 20 años, pero eso tiene fecha de vencimiento. Después muchos chicos quedaban en el limbo. Hay algunos que pueden hacer el salto de M20 a los Pumas, el que es muy bueno, pero hay otros que necesitan más tiempo. Es el tiempo que yo llamo de desarrollo, de 20 a 25, y hay que brindarles herramientas.
–¿El mayor déficit para esta etapa de desarrollo es la falta competencia? ¿Hay mucha diferencia entre este nivel y el de Jaguares o de los Pumas?
–Sí. En todo desarrollo está lo que uno hace en día a día, y está la competencia. Ahí tenés dos caminos. O usamos la excusa de que no tenemos competencia, o capitalizamos al máximo la que tenemos. Y yo opto por usar la que tenemos, que son la competencia de clubes y estos torneos como el Americas Rugby Championship. El salto es grande, pero más grande sería pasar del club directamente a los Pumas. Lo ideal sería una competencia internacional, y eso ya no depende de uno. O si no, crear una competencia donde estén los 150 mejores jugadores de la Argentina. Esas creaciones son las que llevan un poco más de tiempo, porque también es dura la idiosincrasia nuestra. Los cambios cuestan. Hace dos años la UAR tomó la decisión de tener un equipo profesional en la Argentina, y todo eso lleva un aprendizaje: de dirigentes, entrenadores, jugadores y público. Hoy quizá no estamos preparados hacer una competencia semiprofesional separada de los clubes. Son los debates que se tienen que dar en el tema competencia.
–¿Esto es una idea tuya o es un proyecto de la Unión Argentina de Rugby?
–Es una idea mía. Yo me tengo que encargar de entrenar. Es donde creo que puedo aportar más. Uno puede tirar ideas, pero están los dirigentes para hacer su trabajo. Hay que respetar la institucionalidad, si no entramos en un lío bárbaro. Hay buena comunicación y es bueno que los dirigentes escuchen las necesidades de entrenadores y jugadores para poder tomar mejores decisiones. Y nosotros escuchar las dificultades de por qué se puede o no.
–Se habló de la posibilidad de tener un equipo en la Currie Cup...
–Sería buenísimo, pero es un parche. Si uno quiere pensar a largo plazo, mi visión sobre cómo debe ser el rugby en la Argentina, una vez que se decidió que haya rugby profesional, es hacer estructuras profesionales y no profesionalizar las estructuras amateurs, que son los clubes. Hay que ser realistas y aggiornarse a 2018. Hoy muchos de los chicos de 15, 16, 17 años te dicen que quieren ser jugadores de rugby profesionales. No es que el profesionalismo imponga eso. Es una realidad acá y en todas partes del mundo. Hay que empezar. No vas a tener el torneo de un día al otro, pero sí empezar a diagramar. Para que el jugador que decida dar un paso más con el rugby pueda desarrollarse acá y no tener que irse a jugar a la tercera de Francia o la segunda de Italia, y por ahí te podrían servir si tuvieran un espacio para desarrollarse acá. Si se decidió que en la Argentina hubiera rugby profesional, hay que darles esa estructura. Si no, la van a ir a buscar afuera. Y también hay muchísimos que quieren ser médicos, publicistas, y quieren jugar al rugby. El espacio de ellos son los clubes. Los que quieran jugar un rugby social, amateur, que lo puedan hacer y que el rugby siga creciendo, se siga fomentando y que cada vez haya más chicos que jueguen este deporte.
–¿Eso no implicaría reasignar recursos hacia el rugby profesional y socavaría el rugby de clubes?
–Depende. En el seno de los clubes te van a decir que quieren seguir siendo amateurs, y creo que no hay que ser amateur sólo de la boca para afuera, sino también en los hechos. Si ciertos sponsors se van hacia el profesionalismo… bueno, el rugby es así en todas partes. Lo que pasa es que esos recursos se vuelcan a clubes contados con los dedos, no a los 450 clubes que hay en la Argentina. Preguntale a Marabunta si tiene los mismos recursos que el SIC, Newman o Hindú. Me imagino que a los que más va a influir es a los que hoy están dominando en todas las provincias.
–Como entrenador de Argentina XV, ¿sentís que formás jugadores para el rugby profesional de Europa?
–No, porque nosotros lo que estamos intentando hacer es formar a la persona, al jugador. Entonces insistimos mucho en darles un espacio para lo que quieran ser aparte del jugador de rugby. Si quieren estudiar, darles el espacio para que estudien y fomentar a que se entrenen. Porque no son 100% profesionales todavía. Si llegan, buenísimo, y si no, que sigan por el camino que eligieron.
–Argentina XV es donde se solapa el amateurismo con el profesionalismo. Los jugadores tienen que entrenarse en el alto nivel, trabajar o estudiar y a lo mejor cobran una beca que no alcanza para vivir…
–Pocos tienen becas ahora. Lo que hay que darles a los jugadores son herramientas, no plata. Herramientas para que crezcan, para que puedan seguir desarrollándose como personas, para que puedan seguir estudiando, trabajando, y que sigan formándose como jugadores. Es el momento en el desarrollo que atraviesa cualquier profesional en cualquier ámbito. Esta es la colimba para el jugador de rugby. ¿Es lo ideal? No. Te tenés que entrenar a las 7 de la mañana, y bueno. Lo hicimos todos. Es donde el que tiene ganas aprovecha la oportunidad, las herramientas y se desarrolla. Y el día de mañana, si trabajó bien, será profesional, jugará en Jaguares y se entrenará a las 10 y podrá dormir siesta. Hoy no. Porque es la que te toca. Los chicos tienen que entender que ser profesional no es recibir plata. Es una actitud de vida.
–¿Es difícil transmitirles ese mensaje?
–Fácil no es. La más fácil es darles plata. Pero son recursos finitos y además es pan para hoy y hambre para mañana. Seguramente es más difícil educarlos, seguirlos, preguntarles cómo están, cómo les va en el estudio. Algunos lo agarran más rápido, otros menos, otros no lo agarran y dejan pasar las oportunidades. Pasa en todo ámbito laboral. Esto es parecido. ¡Cuántas veces escuchamos que el rugby te da valores para la vida! Bueno: bienvenido, ésta es la vida.
–¿Se puede entrenar alto rendimiento y estudiar o trabajar?
–Se puede, y ahí es donde también está la autocrítica nuestra. Tratamos de ser una solución para el jugador y no un problema. No quiero escuchar más a un jugador decir “largué la facultad porque no puedo ir a entrenarme”. No. Tenés que largar el entrenamiento o entrenarte en otro horario. Tenés que poder ir a la facultad, tenés que poder entrenarte y tenés que poder tener una novia e ir al cine. Porque es mentira que no hay tiempo. Tenés que querer, que es lo más difícil. Ahí es donde empieza lo que nosotros tratamos de transmitir. Hay chicos que quieren y hay otros que están porque son dotados o los empuja alguien… A esos se les complica más. Para mantenerte tenés que querer.
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