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Federico Grabich: el nadador argentino que se fue a Australia para recuperar su nivel
A los 27 años, Federico Grabich ya es un experimentado que sabe los altos y bajos del deporte del alto rendimiento. En 2015 tocó el cielo con las manos cuando logró una medalla de oro en 100 metros libre, con récord argentino: 48s11 y una plata en 200 libre en los Panamericanos de Toronto. Pocos meses después, explotó con un resultado histórico: el bronce en el Mundial de Kazán en 100 libre con 48s12.
Pero al atleta de Casilda le costó conservar ese lugar privilegiado en la natación mundial. Al otro año, en los Juegos Olímpicos de Río, no llegó a las semifinales en su prueba top y en 2017 no pudo repetir la gesta del Mundial pasado y terminó 27° en Budapest. Pero él, mientras diseña su 2018 y se prepara con todo en Australia, se lo toma con tranquilidad. “Esto es así. Hay cada vez más nadadores en el alto nivel, separados en milésimas. Y también es cuestión de etapas. Hoy no tengo una respuesta de por qué no he podido mantenerme o mejorar mis marcas. A veces están, a veces no. Ya me pasó antes y volví a tenerlas. Debo ser paciente y regresar al origen de mi entrenamiento, que es lo que estoy intentando ahora con este viaje a uno de los países de más alto nivel”, explica desde Sydney.
“Vine acá porque están los mejores, con muy buenos coaches y se puede entrenar a un nivel mucho más alto que en Rosario”
Grabich está en Oceanía desde el 14 de enero y se quedará dos meses haciendo una especie de pretemporada, la base para este año que él asegura “de transición” para luego atacar con todo al 2019, que tendrá otro Mundial y los Panamericanos, antes de los Juegos del 2020 en Tokio. “Vine acá porque están los mejores, con muy buenos coaches y uno puede entrenarse a un nivel mucho más alto que en Rosario”, comenta quien está bajo las órdenes de los entrenadores Ken Sabotic y Chris Nesbit, acostumbrados a dirigir a los top. “Para ellos soy un australiano más, aunque en cada grupo de entrenamiento hay un cupo y no pude entrar en el que están los de mi especialidad, lo que me hubiese permitido tirar con ellos en los trabajos específicos del día a día. Pero igual me sirve mucho”, agrega. A fin de mes competirá en los trials clasificatorios para los prestigiosos Commonwealth Games, competencia que incluye a países como Canadá e Inglaterra. “Van a estar los mejores y todos llegando en muy buena forma. Yo voy a correr los 100 y 200 libres y quizá los 50, dependiendo del orden de las carreras. Me dejan competir, aunque no disputar finales al no ser australiano. Mi objetivo es estar lo más cerca posible de los 48 segundos (en 100 metros) y 1m47 (200) para un mes después competir en los clasificatorios de Argentina”, informa Federico.
Grabich ha recibido algunas críticas por estos dos años sin estar a la altura de la expectativa que él mismo generó
Grabich ha recibido algunas críticas por estos dos años sin estar a la altura de la expectativa que él mismo generó. Bill Sweetenham, quien fuera coach de Ian Thorpe y hasta colaboró con el santafesino, cuestionó la forma y actitud para entrenarse de Grabich. Consultado por esas palabras, Grabich dio su punto de vista. “Todos los nadadores somos distintos, no todos nos entrenamos de la misma manera y no todos los entrenamientos le dan los mismos resultados a cada competidor. El trabajo que hicimos con Mónica Gherardi me llevó a lo que hice en 2015 y, si bien no soy cerrado y a Bill lo escuchamos, cambiando algunas cosas, siempre he vuelto a las bases porque confío mucho en lo que ella planifica. Por eso también estoy acá, buscando más calidad de metros y un mayor trabajo físico. Nunca me quedé con lo fácil”, contesta. Tampoco le esquivó a su regular 2017 y habló del regreso a la elite que prepara para el 2018. “El pasado fue un año raro, con un Mundial que califico como standard, porque no me fue ni muy bien ni mal. Mantuve mis tiempos en 50 y 200 y en 100 subí un poco, el entrenamiento tampoco fue el peor ni el mejor… En 2018 espero recuperar mi nivel, volver a ser el que fui. Son mis últimos años en la natación y quiero irme estando en el nivel que sé que puedo estar”, explica, mientras adelanta que en junio competirá en tres torneos de la famosa Mare Nostrum: Canet, Mónaco y Barcelona.
Grabich encontró también apoyo en la ayuda social: “Pensaba cómo hacer para devolverle a la gente que tanto me ayudó y apoyó". Se sumó al programa La Huella, que reconstruyó en su ciudad una medianera de 40 metros del Complejo Educativo Michelangelo Buonarroti y diseñó un mural que pintaron cientos de alumnos y padres. Un apoyo interior, volver al lugar que lo vio crecer, para volver a ser el de antes en el agua.
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