LONDRES.– En la cancha 18 de Wimbledon hay una placa conmemorativa en memoria del partido más largo de todos los tiempos: "El partido más largo se jugó en la cancha número 18. 22-24 de junio de 2010. John Isner (USA) venció a Nicolas Mahut (FRA). 6-4 4-6 6-7 (7-9) 7-6 (7-3) 70-68. Duración del partido: 11 horas 5 minutos".
Sin embargo, no hay ningún homenaje en el Court Central del All England en honor a un partido que muchos en Londres consideran como el mejor de la historia del tenis. Este 6 de julio se cumplen 10 años del inolvidable duelo entre Roger Federer y Rafael Nadal que consagró al español por primera vez sobre el césped británico: el manacorí se impuso por 6-4, 6-4, 6-7 (5-7), 6-7 (8-10) y 9-7 en 4 horas y 48 minutos, la final más larga en la historia del certamen. En la previa se estrenó el documental "Strokes of genius", una adaptación que Tennis Channel hizo sobre el libro del estadounidense Jon Wertheim.
Fue un encuentro con todos los condimentos necesarios para convertirse en el mayor clásico de la historia: Federer era el número uno del mundo, no perdía en Wimbledon desde 2002 y buscaba su sexto título consecutivo. Nadal, que hasta ese día había conquistado cuatro trofeos en Roland Garros y había vapuleado al suizo un par de meses atrás en el Philippe Chatrier, era subestimado y sufría las críticas por no poder trasladar su hegemonía más allá del polvo de ladrillo. Era la tercera final consecutiva entre los paradigmas de dos estilos antagónicos en la Catedral, el escenario más emblemático del circuito.
"Fue el peor día de mi vida", escribió Toni Nadal en El País, "El presagio general era el de colocar a Rafael como un excelente tenista sobre tierra batida, pero con la mancha de no ser considerado un tenista completo por no haber logrado un gran título sobre otra superficie".
Pero aquel 6 de julio de 2008 cambió para siempre la carrera de Nadal: "Esa final fue un paso muy importante en mi carrera. Sin dudas fue uno de los partidos más emotivos. Todos saben que para mi fue cumplir uno de mis sueños. Después de haber perdido las dos finales anteriores, ese encuentro generó un gran impacto en mi vida. Es muy difícil igualar la satisfacción personal que me dio ese torneo".
Los recuerdos de Federer desnudan su tristeza por aquel traspié: "Fue una de las derrotas más duras de mi vida, no tengo dudas sobre eso. Estaba tan cerca de conseguir seis títulos consecutivos. Fue un gran partido por muchas razones. Incluso, me hizo más humano".
En aquel domingo la lluvia fue un factor fundamental. En la antesala, retrasó el inicio del partido. Nadal había conquistado los dos primeros sets y se encaminaba a coronar su actuación en el tercer parcial pero, 4-5 con su saque, debieron irse a los vestuarios. De vuelta en acción, Federer se llevó ese tercer chico en un tie-break que dominó desde el saque: cuatro de sus siete puntos fueron aces.
El desempate del cuarto set es un clásico dentro de los clásicos: Nadal se adelantó por 5-2, Federer salvó dos puntos de campeonato y edfició su remontada a partir de un tiro imposible que le permitió escaparse del asedio español: Nadal lanza un drive que pica casi a los pies de Federer y se va a la red para consumar su triunfo, pero el suizo suelta un revés paralelo que deja en ridículo a Nadal y hace estallar al público.
"No fue el golpe en sí, sino la importancia que tuvo, ya que me permitió sobrevivir hasta el quinto set. Esta toma le dio al partido una calidad mítica ", reconoció Federer en una entrevista con L’Equipe en 2014.
Empatados en dos games por lado en el quinto set, otra vez al vestuario por culpa de la lluvia. La paridad fue absoluta en el quinto set hasta que, ya entre penumbras, Nadal por fin pudo quebrar en el 16º game. "Recuerdo que estaba oscuro, recuerdo el passing shot de revés, pero es uno de los partidos que intenté olvidar un poco", confesó el suizo en la previa del torneo.
El mítico John McEnroe , tres veces campeón de en el All England, lo analizó para la televisión inglesa: "Es el mejor partido que he visto en mi vida", reflexionó.
"En el futuro retrocederemos en el tiempo con Rafa y estoy seguro de que hablaremos de eso cuando seamos mayores en la mecedora, ya sabes", sonrió Federer, "Hablaremos sobre cómo fue todo. Estoy seguro de que saqué algo positivo a pesar de que el momento fue bastante duro".
Federer volvió a reinar un año más tarde en otra memorable final frente a Andy Roddick y repitió en 2012 y en 2017. Nadal levantó su segundo y último título en el All England en 2010 frente a Tomas Berdych.
Una década después, con la nostalgia de un capítulo histórico a cuestas, Federer y Nadal siguen vigentes y podrían protagonizar una nueva final que todos en Wimbledon esperan con los brazos abiertos: "Ojalá podamos ver un nuevo capítulo entre ellos, es lo que todos venimos a ver", explica uno de los cientos de fanáticos de Federer que invirtió su última semana en conseguir tickets para cada uno de los partidos del suizo en el Court Central.
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