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Enojado con Suiza, Infantino visita a Trump: el Mundial 2026 en Estados Unidos, un deseo concretado
Septiembre de 2015 (cuatro meses después del FIFAgate): Loretta Lynch y Michael Lauber, fiscales jefes de Estados Unidos y Suiza, garantizan en Berna que la corrupción de la FIFA ha terminado. Cae Joseph Blatter. Llega Gianni Infantino.
Septiembre de 2020: Lauber, cesado, es investigado por haber sostenido reuniones secretas con Infantino (un escándalo, porque el nuevo presidente de la FIFA tiene causas abiertas en la justicia suiza). Tampoco Lynch conserva su cargo. La ex fiscal trabaja hoy para el nuevo bufete estadounidense de la FIFA. Abrirá el mes próximo un Congreso sobre "buena gobernanza" con Infantino, presidente de una FIFA que tiene nuevos controladores. Todos puestos por Infantino. Es interesante la pregunta que se hace el periodista alemán Thomas Kistner tras lo sucedido con los fiscales que en 2015 eran supuestamente independientes y hoy lucen cercanos a Infantino: ¿será cierto que fue la Fiscalía de Estados Unidos la que filtró a la de Suiza en 2015 un pago secreto de Blatter a Michel Platini que provocó la caída de ambos y allanó el ascenso de Infantino? Kistner publicó en 2012 un libro de título siempre vigente: "FIFA Mafia".
Desde que en julio pasado fue imputado en Suiza, Infantino intensificó la campaña "lavado de imagen". Anunció en Viena un acuerdo con Naciones Unidas para trabajar contra las drogas y los abusos en el deporte. Recibió un elogio inesperado de un ex director suizo de Transparencia Internacional. Se reunió en Italia con el premier Giuseppe Conte y podría hacerlo en Londres con Boris Johnson. Y, lo más importante, viajó por tercera vez a Estados Unidos para reunirse con Donald Trump. En Washington participó de un acto de un acuerdo de paz en Medio Oriente avalado por la Casa Blanca. Y se reunió con William Barr, el fiscal jefe sucesor de Loretta Lynch. A Barr, que en Estados Unidos es acusado de no investigar sino de proteger fielmente a Trump, Infantino le agradeció porque el Departamento de Estado limpió la corrupción de la FIFA.
No fue lo único. En plena visita a Washington, la FIFA dejó trascender que evalúa mudar su sede histórica de Zúrich a Estados Unidos. ¿Será una amenaza porque la justicia suiza insiste en investigar a Infantino?
En Suiza, la FIFA abrió otra batalla. Apunta contra Stefan Keller, el fiscal especial que provocó la caída de Lauber y la imputación de Infantino. Algunos medios ya comienzan a preguntarse si Keller, que recibirá recién hoy el aval parlamentario, no se extralimitó en sus funciones. El diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ) se preguntó semanas atrás si el sistema judicial suizo no se estaba pareciendo al de "una república bananera". Por negligencia, prescribió en abril la causa que investigaba si Alemania pagó sobornos para quedarse con la sede del Mundial 2006. Se necesitan resultados urgentes. Ayer, los fiscales suizos pidieron prisión contra el ex secretario general de la FIFA, Jérôme Valcke, por aceptar una espléndida villa en Cerdeña como soborno del jeque qatarí Nasser Al-Khelaifi (dueño del PSG y también él acusado). Además, los fiscales tramitan otras causas contra Blatter e Infantino. "La única diferencia entre ambos –ironizan en Suiza– es que el primero nació en Visp y el segundo en Brig", pueblos vecinos en el cantón de Wallis.
Una máquina de escándalos
La FIFA, que goza de exenciones fiscales porque "no tiene ánimo de lucro", sigue siendo una máquina de escándalos. Comprensible el reclamo del periodista Andreas Kunz en el dominical SonntagsZeitung: "Echen a la FIFA de Suiza".
Imposible olvidar la conferencia del FIFAgate de 2015 de Loretta Lynch. La entonces fiscal jefe explicando en una pizarra la corrupción del FIFAgate apenas después de que los agentes del FBI irrumpieron en el hotel suizo Baur Au Lac. Primera fiscal general afroamericana de Estados Unidos, Lynch se ganó el aplauso del fútbol mundial por haber enviado a prisión a la burocracia corrupta de la FIFA, la Conmebol y la Concacaf. Latinos. El programa de la NBC "Men in Blazers" la premió con su Chaqueta de Oro (a la par de la gran estrella del fútbol Megan Rapinoe, que recibió esa distinción en 2019). Ante las cámaras, la fiscal reiteró su "amor" por el fútbol. Solamente se incomodó cuando Roger Bennett, co-conductor del show, le preguntó si Washington investigando a la FIFA no equivalía a que un juez de Londres se metiera a investigar al fútbol americano. Lynch cesó en 2017, señalada al final de su gestión por supuesto encubrimiento a la entonces candidata Hillary Clinton.
Estados Unidos, sabemos, fue derrotado por Qatar para el Mundial 2022 y Donald Trump, nuevo presidente, quería revancha. Un mes después de su asunción, el 21 de febrero de 2017, recibió una llamada desde Zúrich. "Admiro el enfoque y la energía que mostró en las primeras semanas de su mandato", comenzó diciéndole Infantino, según una filtración de Football Leaks. "Me gustaría aprovechar esta oportunidad –completó Infantino– para decirle que, en mi opinión como presidente de la FIFA, Estados Unidos es el mejor lugar para el próximo Mundial de 2026". El deseo se concretó en la votación de 2018 en Rusia. Tal vez no sea el único.
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