Andar en skate como estilo de vida. A los 42 años de edad, Hernán Olivares es una persona común que reparte su energía entre la familia, el trabajo y el skate. Padre de Gaia, de 6 años, casado con Mariela, el fotógrafo freelance Hernán Olivares no es cualquier skateboarder: fue pionero en la década del '80, cuando esta disciplina sobre ruedas tuvo su pico de furor en la Argentina.
Algunos podrían decir que se trató de una moda del momento, pero el skate, para aquellos que vivieron esa época y siguieron practicándolo, pasó a transformarse en un estilo de vida.
Hoy hay más acceso a la información y más circuitos de skate públicos (skateparks) donde poder practicar, desplegados a lo largo y ancho del país, pero concentrados sobre todo en una gran ciudad como Buenos Aires. No es difícil encontrarse con Hernán en alguno de los varios skateparks que ofrece hoy la Capital Federal y que en los años 80 no existían.
"Comencé a patinar en 1987. Vivía en Munro y mi mamá tenía un local en una galería. Una tarde fui a hacerle compañía en su trabajo y recuerdo que había unos andamios cruzados como si fuera una obra. Se trataba de unas ollas gigantes que al principio no entendía qué eran, hasta que llegó el día de la inauguración con muchísima gente. Era una pista de skate. La vi y me encantó, me volvió loco", recuerda Hernán, cuyas disciplinas favoritas son las rampas, bowls o transiciones.
"Mis abuelos, a los 10 años, me regalaron una patineta de juguetería y empecé a andar. Al principio andaba en la vereda y en la galería de mis abuelos. Pasado ya un tiempo pude tener mi primer skate, un poquito mejor y empecé a frecuentar estas pistas de Munro que me quedaban muy cerca del negocio de mi mamá, así que iba todos los días a andar" cuenta Hernán a LA NACIÓN.
-¿Alguna vez pensaste en dedicarte al skate?
-Me dediqué durante esos 4 años que estuvieron esas enormes ollas de Munro. Estaba apasionado con la idea de andar en skate y le metí a full todos los días, a cada hora. Pero dedicarme como forma de vida, no, nunca lo pensé. Era más un pasatiempo, pero nunca pensé en tratar de "vivir del skate". Me daban tablas, algunos productos con mi sponsor, pero jamás gané dinero. Siempre lo hice por pasión o por diversión. Además el contexto del país –como casi siempre- no era el mejor. Hoy es difícil vivir del skate, aunque sí se podría vivir de algo relacionado al skate.
En esa época tuve una lesión, me corté los ligamentos de una rodilla y no tenía plan médico. Justo era el momento de mi adolescencia y empezaba a pensar en tener mi dinero y las ganas de salir, como hacen todos los jóvenes en esa edad. Eso, sumado a los ligamentos cortados que me complicaban para seguir andando y la época de los 90, donde el estilo del skate que a mí me gustaba de las transiciones (rampas) empezó a verse menos, remplazado por una disciplina más técnica de calle y de planos inclinados (Street), me alejé un poco de la práctica, aunque nunca del skate.
-Hoy, a través de los años, ¿cómo ves las marcas y la industria del skate?
-No estoy muy al tanto de lo que pasa en el mundo del skate comercial. La industria nacional y los skateshops la están peleando mucho para seguir estando, aunque siempre fue un poco así. Existen las tablas nacionales de Guatambú, pero entiendo que siempre la madera de Marple (arce, en su traducción castellana) fue lo mejor para la fabricación de tablas. En un momento existió una marca de ruedas en los 80 que se llamaban Young y eran muy buenas. Lamentablemente dejaron de existir porque no hubo continuidad en el desarrollo de estos productos.
-¿Por qué elegís andar en rampa en vez de en los circuitos de calle o en la calle misma?
-Siempre elegí las transiciones o rampas porque me gusta la suavidad de patinar en esa superficie. Me gusta también mucho el Street, he callejeado un montón por la ciudad, pero la verdad es que las rodillas me lo impiden. Tenés que estar en muy buen estado físico para andar en calle. Yo cuido mi cuerpo para no lastimarme mucho y preservarlo por más tiempo.
-¿A qué te dedicás?
-Terminé el secundario y me anoté en la Escuela Argentina de Fotografía (EAF) de Núñez. Hoy me dedico a eso, mi profesión es la cámara. Laburo freelance para una agencia de Núñez, produciendo fotos para clientes puntuales. De vez en cuando también hago los filmes de Making-Of´s (backstages) de películas nacionales o para diversas agencias de publicidad. Trabajé con Daniel Burman, que es un prestigioso director, escritor, guoinista y productor de cine argentino, y para la agencia de publicidad Ogilvy, entre otras. Mi trabajo es variado; un día puedo estar grabando una pelea de boxeo, y al otro día trabajando para alguna compañía en el Sur filmando pozos petroleros.
-¿Cuántas veces a la semana andás en skate y cuál es la "fórmula secreta" para realizar esta actividad tan riesgosa a tu edad?
-Eso es relativo porque al trabajar freelance, hay semanas en que ni puedo ir a andar. Normalmente patino dos veces a la semana, no más que eso porque es el tiempo que tengo disponible: un día en la semana y otro día del fin de semana. El secreto son las ganas de ir a andar. El skate es mi cable a tierra. Siempre dejo una reserva en el día para ese momento glorioso en el que voy a ir a andar.
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