El SIC ya siente el gusto de pelear otra vez por un campeonato

En cualquier deporte, siempre es mejor depender de sí mismo. Individual y colectivamente. Así lo entendió el SIC en el cuarto de hora final con Alumni, porque de lo contrario, su capacidad de reacción y de respuesta no hubiesen encontrado explicación. Una derrota, como la que era parcial (21-13), hipotecaba en buena parte sus posibilidades de clasificarse para los playoffs del Top 14, instancia de la que se viene ausentando desde 2013. La victoria, como la que finalmente y con probado sufrimiento logró (30-21), le aclara el panorama si bien el horizonte es complicado: Belgrano, sólido líder (ya instalado en semifinales), y Newman, en un verdadero mano a mano, sus próximos y últimos desafíos.

“No nos sobra nada y quedó claro. Cometimos errores en un partido que teníamos controlado. Casi se nos escapa a nosotros mismos. Por suerte, nos tocaron el orgullo y lo pudimos ganar”, analizó Lucas Alcácer, vuelto a la titularidad tras reponerse de un desgarro. Es así. Tras un primer tiempo parejo (10-10), y pese al haber apoyado tres de sus cuatro tries en una ráfaga a pura inspiración, La Zanja dominó de principio a fin, sometió con el scrum y sólo le dio resquicios a su rival por sus propias impericias, desconcentraciones e indecisiones.

Gracias a su séptimo éxito en once juegos (en la pasada temporada apenas cosechó tres; finalizó 14°, un puesto que hoy lo relegaría a otra categoría), el SIC se ubica en la cuarta posición. En Boulogne, la ilusión de pelear nuevamente un campeonato se siente a flor de piel. En palabras de Francisco Piccinini, su capitán: “No es por ponerme el cassette, pero nos mentalizamos en no mirar más la tabla e ir partido a partido. Obviamente, esto de estar tan cerca de un objetivo tan importante y tan grande para la historia del club está buenísimo y se siente ese gustito especial”.

La contracara resultó su vencido, quien, con su octavo traspié, matemáticamente cedió sus chances, una vez más, para el selecto grupo de los seis. Llamativo lo de este Alumni, que desde aquella infartante definición que los tuvo a ambos como protagonistas en La Plata, y que recurrió al “drop de oro” de Benjamín Madero para darle el título a los suyos (2011), se empantanó en un camino del cual su verdugo parece haberse distanciado, años después, hacia la meta más deseada.

im/gs

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