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El penúltimo paso de una luchadora
La tenista argentina perdió ayer en el US Open y se despidió de la actividad profesional; sin embargo, aún le queda un sueño por cumplir: disputar su último partido en los Juegos; "me preparé especialmente para ese momento", confesó ella, que ahora se alista para Sydney 2000
NUEVA YORK.- Transcurría el año último. Una lesión en la pierna derecha que terminó colocándola en una lejana posición en el ranking mundial -cerca del 130° lugar- fue un toque de atención para Florencia Labat. Comenzó a pensar en el final de su carrera, pero una despedida de este tipo no la convencía. Tenía ganas de irse de un circuito que la tuvo como protagonista durante más de doce temporadas por la puerta grande.
Se dio cuenta de que faltaba un año y medio para los Juegos Olímpicos. Ella, que siempre tuvo asistencia perfecta cuando la convocaron para defender la camiseta argentina, le puso la proa a ese objetivo. Empezó a remar como en un principio. Volvió a los challengers y, de a poco, se metió de nuevo entre las sesenta mejores del mundo (ahora está 74a).
A los 29 años, Labat participará por tercera vez, una marca poco común en la Argentina, en una cita olímpica. Y cuando termine su intervención en Sydney cerrará el bolso por última vez y formará una familia con Carlo, su novio italiano desde hace seis años. Por lo tanto, su derrota ante la belga Justine Henin en el US Open -ver página 12- marcó su adiós a los Grand Slam (y al circuito profesional), después de 40 participaciones en este tipo de certámenes.
"Me preparé especialmente para este momento. Volver a tener un ranking como el que tengo hoy fue un desafío muy importante para mí, porque tenía que demostrarme que podía estar otra vez entre las mejores. Ahora sí, estoy para decirle basta al tenis, porque me voy en actividad."
Un actividad a la que llegó de la mano de Eduardo y Silvia, sus padres, que la llevaron al IMOS para que el profesor Andrés Funes le enseñara los primeros conceptos. Después, Jorge Gerosi, su coach durante gran parte de su carrera, y Daniel García trabajaron con ella en Gimnasia y Esgrima. Eran los tiempos en los cuales Florencia dominaba el circuito junior, del que se consagró campeona mundial en 1987. Y con un agregado importante: completó su formación como deportista al mismo tiempo que realizaba sus estudios secundarios. Una vez que tuvo el título de bachiller, decidió volcarse de lleno al profesionalismo.
"Soy un agradecida. El tenis me entregó la posibilidad de viajar y de conocer el mundo, compartir otras culturas y poder ser feliz con esta profesión", confiesa Labat, que alcanzó como mejor ranking el 26° lugar, en 1994, y que fue miembro de la mesa directiva de la WTA entre 1997 y 1998.
También habla de la Argentina, su otra pasión. "Siempre fue un orgullo representar a mi país, tanto en la Fed Cup como en los Panamericanos o los Juegos de Barcelona y Atlanta. Son recuerdos inolvidables."
Florencia se refiere, por ejemplo, a lo sucedido en Florianópolis, en abril último, cuando lesionada en un tobillo se jugó dos winners y venció a la colombiana Fabiola Zuluaga en uno de los partidos que le permitió a nuestro país volver al Grupo Mundial de la Fed Cup, torneo del que fue un referente en los últimos diez años, tomando una posta a la que Gabriela Sabatini nunca se quiso aferrar.
O aquellos instantes como la victoria ante Irina Spirlea en Madrid, el trapié ajustado, en el mismo torneo ante Monica Seles en el tercer set o ese partido casi ganado ante Jennifer Capriati en el Abierto de Australia.
Otro recuerdo inolvidable para ella, la Zurda Copera, son las medallas doradas -en singles y en dobles- en los Panamericanos de Mar del Plata, en 1995. "Fueron dos semanas inolvidables y especiales porque los Juegos se realizaron en la Argentina. El apoyo del público fue increíble", dice.
Ahora llegará Sydney, la hora decisiva para la despedida. "Será un broche especial porque esta vez, además, participaré en el desfile inaugural, algo que no pude hacer ni en Barcelona ni en Atlanta. Es algo bárbaro poder compartir un momento así con deportistas de todo el mundo. Es único."
Llega el tiempo de despedirse tras 20 años dedicados al tenis. Será el tiempo de formar una familia y, cuando lleguen los hijos, dividir la pasión por el fútbol que tanto ella como Carlo comparten entre River y Lazio. Seguramente, la chica inteligente y del inquebrantable tesón le pondrá esas mismas virtudes al nuevo capítulo de la vida que está a punto de empezar.
Sabatini, Frana, Miniussi
NUEVA YORK (De un enviado especial).- Desde que el profesionalismo ingresó en el tenis olímpico (Seúl 88), la Argentina consiguió dos medallas. Primero, en Seúl, Gabriela Sabatini obtuvo la plateada tras caer en la final con la alemana Steffi Graf por 6-3 y 6-3. En Barcelona 92, Javier Frana-Christian Miniussi obtuvieron la de bronce, tras perder en las semifinales con los alemanes Boris Becker y Michael Stich por 7-6 (7-3), 6-2, 6-7 (4-7), 2-6 y 6-4.
En cuanto a Florencia Labat, su mejor actuación fue en Atlanta 96, donde llegó a la segunda rueda. En el primer partido superó a la rusa Elena Makarova por 6-2 y 7-5, y después cayó con la búlgara Magdalena Maleeva por 7-6 y 6-1. En Barcelona 92 perdió en la primera etapa con la alemana Barbara Rittner por 6-3 y 6-3.
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