El motociclista argentino que tiene el récord de presencias en el Dakar y no quiere retirarse

Pablo Pascual tiene 44 años y un récord envidiable: es el motociclista argentino que más veces corrió el Dakar sudamericano. Esta que acaba de terminar fue su octava participación en la prueba de aventura y una muy especial: antes de largarla, el cordobés que reside en Villa Dolores arriesgó, acaso cansado por tantos sacrificios, que era la última de su campaña. Solo que ahora, quince días y miles de kilómetros después, ya no está tan seguro de dejar de lado esta pasión.

“Estoy muy contento al terminar mi octavo Dakar. Las emociones son muchas. Voy a pensar si es mi último rally porque mis hijos están dedicados al motocross y quiero darles el tiempo... pero lo estoy dudando” le dijo a La Nación en el podio.

Un sentimiento distinto al que había explicitado antes de ponerse en marcha, en Asunción, dos semanas atrás. “Va a ser el último Dakar pero es difícil admitirlo. Son muchos años de entrenamiento, de dejar mi familia de lado”, sostuvo entonces ante una consulta de la Cadena3.

La duda no está instalada en los resultados: nunca corrió por la gloria o la fama. En esta última prueba acabó 46°; el año pasado había conseguido su mejor ubicación, un 37° lugar. Lo de Pascual, como lo de tantos héroes anónimos, es la emoción de la aventura, la pasión que se amasa todo un año y que alcanza un clímax en los primeros días del año siguiente.

“Significa un gran trabajo físico para poder finalizar una carrera tan exigente a mi edad. Al principio, con entrenarme dos horas por día me alcanzaba, pero ahora necesito tres para estar a punto” cuenta el cordobés, que en 2010 largó el Dakar mientras estaba recuperándose de una fractura de clavícula, y en 2013 partió con un meñique fracturado. “Tengo 19 fracturas encima, el cuerpo va pasando las facturas. Se me acortó la vista para ver de cerca la hoja de ruta”.

Su récord no deja de ser envidiable: de ocho ediciones consecutivas en las que participó, desde la de 2010 hasta la que acaba de finalizar, llegó a la meta en seis ocasiones. “La gran frase del Dakar es ‘¿qué hago acá?’ Vivís diciéndola. Sé perfectamente lo que hay que afrontar en cada edición: el cansancio, el calor, las pocas horas de sueño. Pero cuando termina, todos se ponen a pensar inmediatamente en el próximo”.

Alguna vez centrodelantero de Instituto, como Mario Kempes o Paulo Dybala, se inclinó por las motos gracias a su hermano Sergio. Llegó a ser representante oficial de la compañía china Jincheng, y en 2017 corrió con una KTM 450 asistido por el equipo Pedrega Racing de España. No es un profesional de las motos: Antes de largar había estimado en 60 mil dólares el costo de la aventura “teniendo ya la moto”. El apoyo de comerciantes y autoridades de Villa Dolores ayudó a completar el presupuesto.

“Vamos a tratar de seguir, pero todo tiene un ciclo en la vida y con mis 44 años tengo que pensar qué hacer. Estoy muy emocionado por llegar a la meta y encontrar a mi familia”.

Su mujer Vanessa lo sostiene en competencia. “Siempre está atenta para tener todo listo al comienzo y al final de cada etapa, que no me falte nada para competir”. Pero las horas que le dedica durante todo el año a pensar en el futuro desafío generan un desgaste innegable. “Se descuida un poco el trabajo, la familia”. Mientras compite, su madre cuida a sus hijos. Y la tolerancia va llegando a su límite. En la semana posterior al final del Dakar, se encuentra siempre en su punto más bajo.

“Haber llegado al final también es un mensaje, ¿no?” se pregunta Pascual. Quizás no haya sido el último, después de todo.

”Hacen todo por dinero”

El holandés Hans Stacey, ganador en 2007 en camiones, criticó duramente a la organización del Dakar. "El rally estuvo muy mal organizado” se quejó, después de haber terminado noveno en la prueba que acabó el sábado. “Fue mi 12° Dakar, pero nunca ví una organización tan mala”.

Para Stacey, las motivaciones de la organización no son las más deportivas- “No acepto una excusa de los organizadores, porque todo se volvió muy comercial” dijo Stacey a motorsport.com. “Nos hicieron ir hasta La Paz solamente por el dinero. [El creador del rally, Thierry] Sabine debe estar retorciéndose en su tumba: el Dakar se trata de deporte, no de hacer dinero, y ahora para la organización todo es hacer dinero”.

El holandés se vio perjudicado por una decisión de ASO en la etapa a San Juan. ”Me entrené medio año, ocho horas por semana, es un deporte muy caro, quieren disculparse pero me arruinaron el rally”.

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