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El impacto de los 200 metros: quién es Ramil Guliyev, el turco al que nadie esperaba ver ganar en Londres
Ni el favorito Van Niekerk ni el rival Makwala pudieron con la potencia del atleta nacido en Bakú (Azerbaiján), el segundo corredor de raza blanca más veloz del mundo; así, pone en duda el estrellato del sudafricano
LONDRES.– No fue un grito masivo de emoción, como los que solía despertar cada triunfo de Usain Bolt , sino de sorpresa. Un rictus colectivo en las gradas del Olímpico que sintetizó la incredulidad, algo así como un “¿y éste de dónde salió?” gestual, masivo, asombrado. Ramil Guliyev , un atleta de raza blanca caucásica se quedó con una de las pruebas más conversadas del Mundial , uno que no era el favorito, y que en 2017 estaba fuera del top-10 del ranking.
Guliyev, 27 años, 1,87 metros, nacido en Bakú (Azerbaiján) pero representando a Turquía, reunía tantos antecedentes como polémica. Es el segundo atleta blanco caucásico más rápido, después del francés Christophe Lemaitre. Ayer, ante la shockeada concurrencia, se quedó con la medalla de oro al marcar 20s09/100, superando por apenas dos centésimas al favorito Wayde Van Niekerk ; el bronce fue a manos del triniteño Jereem Richards, que también marcó 20s11/1000.
No fue Van Niekerk el ganador, el que aspiraba a igualar el record del ya legendario Michael Johnson, ganador de los 200 metros y los 400 metros en Atlanta ’96, un record que se mantuvo vigente durante tantos años porque Bolt no corría los 400. No haber logrado el doblete compromete la posición que pensaba adoptar, la de heredero del héroe jamaiquino, que mañana correrá su última prueba en un Mundial.
Tampoco fue el botsuano Isaac Makwala , protagonista del episodio más surrealista del Mundial, obligado a clasificarse en solitario para esta prueba luego de haber sufrido una gastroenteritis, conquistando la simpatía del público que lo ovacionó más que a cualquier otro rival en la tensa previa de la carrera.
Makwala, el autor de la mejor marca del año para la distancia (19s77/1000) aprovechó ese envión en el arranque de la carrera para pelear los primeros 100 metros, pero pronto se vio que su duelo con Van Niekerk pasaba a segundo plano, porque Guliyev entraba en el cuadro con una potencia que hacía presagiar el batacazo. Se le critica su arranque, que no es todo lo eléctrico que debería, y ayer volvió a penar con él; pero su cierre fue magnífico.
El sudafricano resistió hasta el final, infructuosamente. El botsuano acabó recién en el sexto puesto final, acusando la debilidad que le produjo el virus que contrajo.
“¿Sorpresa? Bueno, estas cosas pueden pasar en una final”, propaló el locutor oficial mientras los fanáticos querían saber quién era ese atleta barbado que había postergado a los favoritos Su padre lo entrenó hasta 2010, cuando falleció a causa de un repentino paro cardíaco; para entonces, como atleta juvenil, ya tenía en claro que los 200 metros era su prueba principal, al punto que su marca de 20s04/100 solo había sido superada por un único rival: el jamaiquino Bolt, con 19s993/1000...
Al año siguiente protagonizó una polémica que lo tuvo apartado de las pistas durante tres años. Se había mudado a Estambul, dónde recibía un apoyo superior y mejores condiciones para entrenar, y pretendía representar desde entonces a su patria adoptiva. Pero la IAAF le prohibió correr para otro país que no fuera Azerbaiján, y la sanción duró tres años, hasta abril de 2014. Guliyev argumentó que la lengua y la cultura de los dos países eran similares, e insistió en su postura.
Y mientras las autoridades azeríes minimizaban la capacidad del atleta alejado de su país de conseguir buenas marcas, Guliyev marcó 19s88/100 en los 200 metros de un mitin en Zagreb (Croacia) en 2015, corriendo con los colores del Fenerbahce, uno de los clubes más populares de Turquía; el año pasado fue plata en el Europeo de Amsterdam.
Estuvo en la final olímpica de Río y ganó una prueba de la Diamond League en París. Había ganado la tercera serie semifinal de la distancia en este mundial con un tiempo de 20s17/100: ya allí había postergado a Van Niekerk. Pero todos se quedaron con la aparente calma del sudafricano, como si hubiera reservado esfuerzo.
“No es un shock, pero es cierto que se siente irreal”, aceptó el sorpresivo ganador. “El título significa mucho para mí, porque creo que hice la mejor carrera de mi vida en el momento justo”. Guliyev afirmó que no le molestaba que la atención no estuviera puesta en él: “porque sabía que estaba compitiendo contra los mejores atletas del mundo. Supongo que en la próxima competencia todos me estarán mirando a mí”.
Guliyev es el primer atleta blanco en dominar la escena de los 200 metros luego de los éxitos de Pietro Mennea en los años ’70. El italiano fue medalla de oro en Munich 1972 y Moscú 1980, y también ganó el Mundial de Helsinki en 1983. Su record mundial, 19s72/100, solo fue batido en los ’90 por Michael Johnson, hasta que Bolt se quedó con la marca que todavía rige la especialidad, los 19s19/00 que marcó en 2009.
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