El futsal argentino quiere marcar un hito en el Mundial

"En los últimos dos años y medio fuimos campeones de América, ganamos un torneo de campeones continentales en Kuwait y derrotamos por primera vez en la historia a Brasil en Brasil. Pero un Mundial tiene otra repercusión, lo estamos notando".

Al otro lado del teléfono, la voz del director técnico Diego Giustozzi desborda tanta satisfacción como entusiasmo. La selección argentina de futsal, su equipo, ya está entre los cuatro mejores de la Copa del Mundo que se disputa en Colombia (hoy, a las 21, enfrentará a Portugal en una de las semifinales), igualando lo hecho en 2004, pero con la pretensión y la sensación de que lo mejor todavía está por llegar: "Estos no son los Juegos Olímpicos, acá no hay plata ni bronce; es la Copa o nada. Y no queremos volvernos con la amargura de quedarnos cerca y no ganarla".

Giustozzi era jugador en aquel equipo de Taiwan 2004 y le resulta sencillo establecer comparaciones: "Teníamos poca experiencia y jugábamos de otra manera, pero sobre todo fuimos conformistas. Hicimos un buen torneo, nos favorecieron los cruces y cuando llegamos a semis dijimos 'Guau, miren dónde estamos', y primero Italia y después Brasil nos pasaron por encima [fue 7-4 en ambos partidos, Argentina acabó cuarta]. Esta vez no será igual".

La selección que representa al futsal de AFA lleva una marcha impecable en la Copa. Ganó su grupo con victorias ante Kazajistán 1-0 e Islas Salomón 7-3, y empate 2-2 frente a Costa Rica. Pero sobre todo superó de manera notable los cruces de octavos y cuartos de final al vencer a Ucrania 1-0 (en el alargue) y Egipto 5-0, con un juego y una eficacia en alza y el arco invicto.

"Empezamos muy enfocados en el debut ante Kazajistán porque sabíamos que era el partido que podía definir el grupo", analiza el entrenador argentino, "pero después de ganarlo nos relajamos un poco, dejamos de tener el juego colectivo que acostumbramos y ahí encontramos dificultades y no tuvimos buenas sensaciones. Eso nos ayudó a entender cuál era el camino por recorrer, cómo teníamos que afrontar los partidos".

Giustozzi hace hincapié en la fortaleza mental de sus dirigidos para explicar las razones de su optimismo: "El equipo es muy competitivo, tiene convicción en los conceptos y en el trabajo táctico que hicimos y eso nos da mucha seguridad para superar a los rivales. La solidez que estamos demostrando en defensa tiene que ver con la concentración y la mentalidad, y si somos capaces de mantenerlas podemos llegar más lejos".

El Mundial de Colombia está resultando una caja de sorpresas. Brasil y España, que se repartieron los títulos en las siete realizaciones anteriores, quedaron eliminados, y esto abre las opciones para los cuatro que siguen en carrera: la Argentina, Portugal, Rusia e Irán.

Rusia, nueva potencia

"El nivel se igualó hacia arriba", dice el entrenador nacional, y agrega: "Juego Mundiales desde el año 2000 y antes los partidos terminaban por goleada hasta las semifinales. Ahora el deporte se globalizó y se profesionalizó; tanto en las ligas como en las selecciones se trabaja y se estudia muy bien y ya nadie marca tantas diferencias como antes. Brasil y España no perdieron porque tuvieron un mal día o pegaron 20 tiros en los palos: perdieron porque fueron superados por equipos que hoy son mejores que ellos".

El técnico argentino señala a Rusia como el adversario más fuerte de los que aspiran a levantar la Copa el sábado en Cali -"son potencia mundial desde hace mucho, y tienen cuatro brasileños nacionalizados que son de primer nivel y les dan un salto de calidad"-, pero respeta a los portugueses y no se achica ante ninguno.

"Conozco bien a Portugal. Es un equipo acostumbrado a meterse en etapas decisivas de Mundiales y Europeos. Tienen todo, porque sobre una base táctica importante cuenta con un jugador determinante como Ricardinho, que decide los partidos a nivel individual", comenta Giustozzi, que empleará las horas que quedan antes de la semifinal "para ajustar detalles que ayuden a neutralizar sus virtudes, pero siempre manteniendo las ideas y conceptos que nos trajeron hasta acá. Antes de empezar estamos 50/50".

El objetivo, en todo caso, es muy claro. "Tenemos que llegar a la final y salir campeones", dice el técnico, "es una deuda pendiente desde 2004, y además sería una manera de brindarle una sonrisa a la AFA en los momentos difíciles que vive".

El futsal de la Argentina se encuentra a las puertas de su propia historia. Y por primera vez está convencido de tener con qué gritar bien fuerte y hacer que su voz salga por fin del anonimato. Hoy, frente a Portugal, será la hora de demostrar si al trabajo bien hecho lo acompañan el juego y los goles. Fe y convicciones seguro que sobran para lograrlo.

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