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Esfuerzo de oro: el éxito de Crismanich, un ejemplo de trabajo
El taekwondista correntino tuvo un día de gloria y logró el máximo objetivo; su historia se encuadra en un perfecto relato de un deportista con talento, pasión y entrega
LONDRES.- Tan cerrado fue el combate que un inusual nivel de tensión se apoderó del último de los enormes galpones del ExCel London. No se sacaban diferencias y la pelea se iba indefectiblemente al round extra. Pero con una paciencia notable, Sebastián Crismanich esperó hasta el último momento posible. Advirtió un descuido en el español Nicolás García sobre el flanco izquierdo y ejecutó su golpe a 22 segundos del final. Con eso sacó esa mínima luz de diferencia que le dio la medalla de oro.
Pero como a la situación le faltaba un toque de dramatismo, esos instantes se estiraron y se hicieron cortados como en un partido de básquetbol. Primero el argentino sufrió una lesión en la rodilla izquierda. Y con apenas ocho segundos para soltar el grito de festejo, los españoles pidieron una revisión técnica de una acción para tratar de encontrar en el video algo que no podían sobre el tatami. Los jueces no vieron nada. Crismanich se apuró para no romper con ninguna tradición de las artes marciales. Saludó a los jueces, al rival y al entrenador de su adversario para después fundirse en un emocionado abrazo con Gabriel Taraburelli.
Hace cuatro años, en Pekín 2008, el deporte amateur argentino volvió a ganar una medalla dorada después de 56 años. Fue con la victoria de Juan Curuchet y Walter Pérez, en ciclismo. Ahora, Crismanich acaba de obtener el primer triunfo en un deporte individual para nuestro país desde que Pascual Pérez y Rafael Iglesias, en boxeo, y Delfo Cabrera, en la maratón, lo lograron en Londres 48. Había que volver acá.
Después de su fantástico triunfo en la semifinal, Crismanich se dio un fuerte abrazo con Gabriel y Juan Curuchet. "No me quiero relajar, no me voy a relajar. Tengo que pensar que son nada más que seis minutos más de mi vida. Lo puedo lograr", les dijo.
Había ganado sus dos primeros combates con mucha autoridad. Se impuso por 9-5 al neozelandés Vaughn Scott y luego por 9-1 al afgano Nesar Ahmad Bahawi. El nivel de exigencia subió mucho en las semifinales, con el armenio Arman Yeremyan, campeón europeo en 2008, a quien se impuso por 2-1. "Él es muy cerrado, así que me mantuve cerrado yo también. En esas instancias todos especulamos mucho", explicó.
En su logro no hay improvisación. No es un golpe de suerte o un mal día rival. Es un crecimiento progresivo gestado desde hace varios años, que llegó a conocimiento público con el oro en los Panamericanos de Guadalajara y se confirmó en el Preolímpico de Querétaro, en el que fue campeón.
Aunque sí hay un punto en el que se puede decir que este oro para el taekwondo argentino es prácticamente un milagro. Porque hay que repasar la historia reciente de este deporte para ver cómo el egoísmo dirigencial frustró la carrera de varios atletas con futuro. La Federación por momentos tuvo dos presidentes que se arrogaban el derecho a recibir los aportes estatales y creían ser los responsables del seleccionado. Hubo una intervención y los deportistas, hasta el año pasado, ni siquiera podían entrenarse en el Cenard (no Crismanich, que practica en Córdoba). La intervención de la Secretaría de Deporte normalizó la situación, que logró acomodarse en 2011 (más detalles en goo.gl/vAj03 ). Crismanich, como tantos, contó con un fuerte apoyo de su familia y una dedicación pasional por lo que hace que le permitió sobrevivir a esas cosas inexplicables.
Desde muy chico practicaba taekwondo, pero lo hacía por entretenimiento. No se animaba a competir. Tenía miedo. Lo cuenta este apacible correntino que en su juventud arrastró temores y dudas, y después de años de esfuerzo, de fortalecer su carácter y sacrificarse para llegar a ser campeón, es un magnífico ejemplo de inspiración para jamás bajar los brazos. Luchó para este momento, en el que una versión reducida pero bastante aceptable del himno nacional sonó en la premiación. Se llenó tanto que desbordó de lágrimas. Vio que al subir junto con otras, la bandera argentina era la que llegaba más cerca del techo. Y ya se guardó ese recuerdo para toda la vida.
Un elogio muy especial
El intendente de Corrientes y medallista olímpico en cuatro oportunidades (Atlanta 1996, Atenas 2000, Sydney 2004 y Pekín 2008), Carlos Espínola expresó su "inmensa felicidad" por la presea de oro lograda por su comprovinciano, el taekwondista Sebastián Crismanich. "Se coronó un esfuerzo familiar de muchos años", dijo Espínola.
Alegría en Córdoba. "Destaco de él su constancia y concentración en el trabajo", dijo Hernán Quinteros, licenciado en educación física, jefe de entrenadores del equipo de taekwondo de la Universidad Nacional de Córdoba, que estuvo reunido con sus colegas de la Dirección de Deportes viendo a Sebastián Crismanich, el correntino que llegó a Córdoba en 2005. También estuvo su novia, Melisa Bustos. "Está haciendo materias de primero y segundo año de agronomía", dice su preparador, quien aclara que debido a sus compromisos debió postergar un poco sus estudios.
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