

Encontrá resultados de fútbol en vivo, los próximos partidos, las tablas de posiciones, y todas las estadísticas de los principales torneos del mundo.
En la Argentina, el windsurf es un deporte que, pese a no ser masivo, cuenta con un buen ritmo de crecimiento. En la actualidad lo practican unos 22.000 aficionados. De ese total, cerca de 4500 son altamente activos, mientras que los windsurfistas competitivos son 400.
Según Hernán Vilá, director técnico del seleccionado argentino hasta febrero último, se trata de un deporte poco oneroso. "A diferencia de lo que puede creer mucha gente, un aficionado no tiene que realizar una fuerte inversión. Una buena tabla para empezar no cuesta más de 800 pesos, y los cursos de inicio, que incluyen ocho clases, valen entre 100 y 140 pesos."
Esos cursos de aprendizaje son suficientes para que el aficionado se maneje en el agua con una razonable autonomía, con vientos medios o leves. Una hora de navegación, en cualquier club, cuesta unos diez pesos.
En cuanto al equipamiento, los costos varían de acuerdo con la especialidad que se alcance. La tabla de Camau Espínola, que no es de las más caras, vale 2350 pesos. Un detalle:en los Juegos todos corren con el mismo tipo de tabla (Mistral).
Una tabla similar a la de él, pero con un año de uso, y que bien puede servir para el recién iniciado, puede conseguirse a 1100 pesos. Los equipos standard cuestan entre 600 y 800 pesos. Lo más adecuado es una tabla de buen tamaño, para sumar horas de navegación con viento escaso.
Una comparación con otros países arroja a Francia como el modelo ideal. Allí, el windsurf es una materia educativa, y las escuelas de vela son municipales y cuentan con el apoyo de cada región. De manera similar se trabaja enIsrael y en Polonia.
Las diferencias entre alguien que practica windsurf y un atleta de alta competencia son enormes. Un deportista como Espínola debe planificar su vida en un cuatrienio, con macrociclos anuales, y una planificación para lograr una puesta a punto que sólo se logra una vez al año.
En el último decenio, el windsurf argentino logró dos medallas olímpicas, cuatro terceros puestos en mundiales (entre 1996 y 2000), y dos medallas doradas en Panamericanos (Espínola en Mar del Plata 1995 y Marcos Galván en Winnipeg 1999).