Mientras la AFA y la selección buscan un plan para salir de la decadencia, un hombre parece tener algo bastante parecido a la fórmula del éxito: es Agustín Danza, el argentino que maneja el pujante rugby brasileño. Elegido como uno de los 30 líderes sub-40 del deporte mundial, una competencia con más de 300 postulantes, su logro es sencillo de describir: antes de él, el rugby era poco menos que una broma en la tierra del fútbol y la samba. Hoy, Brasil es junto a Alemania uno de los dos "países estratégicos" para World Rugby, la federación que rige el deporte de la ovalada. Los integrantes de Argentina XV pueden dar fe. En mayo, durante el Sudamericano 6 Naciones perdieron por 36-33 ante "Los tupís" un partido que iban ganando 33-3. No hay fórmula exacta ni infalible, pero Danza tiene muy claras algunas líneas para acercarse al éxito.
"La clave de todo es que nosotros hablamos el mismo idioma que las compañías que nos apoyan. Rendimos cuentas a nuestros patrocinadores, porque la verdad es que, sin dinero, no podés crecer. Por eso es que en estos días estamos publicando un reporte anual que tiene una calidad enorme, que es comparable al de cualquier multinacional", explica Danza durante una entrevista con LA NACION. Mirada inquieta y barba de hípster a sus 36 años, Danza jugó al rugby en Los Cedros, pero tras muchos años en el país vecino habla con un acento brasileño inocultable. Primero estuvo allí enviado por la consultora Bain, y luego se instaló en San Pablo para asumir un desafío singular: ser el CEO extranjero de un deporte que necesitaba comenzar de cero, porque el rugby brasileño estaba más cerca de una tocata que de ser un deporte verdaderamente instalado.
"Cuando llegué en 2014, la selección se juntaba a entrenar un fin de semana por mes. Contraté a Rodolfo Ambrosio, un argentino que fue capitán de la selección italiana. Lo que teníamos ante nosotros era una página en blanco. Armamos seis centros de alto rendimiento y convocamos a más de 200 jugadores. De esos seleccionamos a 40 de altísimo rendimiento y los pusimos a entrenar todos los días".
Podría pensarse entonces que el éxito pasa por entrenarse más, pero eso solo sería una parte de la verdad. "La clave de nuestro sistema es que se enfoca en el individuo, mediante un estudio antropométrico podemos saber cuántos kilos de músculos podés ganar sin perder velocidad. Así es que creamos un grupo de jugadores muy fuertes, que en el segundo tiempo de cualquier partido siguen siendo aviones. Nuestro método puede resumirse en que estudiamos todos los aspectos para convertirte en algo más que un rugbier: lo que hacemos es convertirte en un gran atleta. Y hoy, muchos de nuestros jugadores vienen de las favelas".
A esta altura están claros dos de los pilares del "método Danza": uno pasa por maximizar lo económico, el otro, por potenciar al máximo el físico. ¿Y el tercero? Es quizás el más importante, porque se trata de soñar, y de hacerlo abiertamente. De tener un proyecto y contarlo, nunca ocultarlo. "En 2015 tuvimos una conversación con Rodolfo y los dos estuvimos de acuerdo: en 2018 tenemos que ganarle a la Argentina. Y sucedió". Por eso la pregunta es inevitable: ¿qué ve Danza en ese fútbol argentino que viene de implosionar en el Mundial?
"Lo que se ve desde afuera es la falta de un plan a largo plazo. Todo son volantazos y reacciones en el momento. Y resulta que, en un plan a largo plazo, muchas veces lo último que tenés que mirar es el resultado. Para ser más claro: estamos dispuestos a perder partidos si eso nos permite desarrollar un proyecto. Tiempo atrás le estábamos ganando por 20 puntos a Uruguay, y la jugada para cerrar el partido quedó en manos de un chico de 19 años. Falló, y Los Teros lo dieron vuelta y nos ganaron. Nos decían que cómo habíamos puesto tanta responsabilidad en un jugador tan joven. Bueno, lo que sucede es que apostábamos a ese jugador, teníamos las luces largas puestas. Y hoy ese jugador es clave en el gran presente de Los Tupís".
El día y la noche si se lo compara con la selección argentina de fútbol. "Es que hay que tener un proyecto a largo plazo. Un técnico necesita un ciclo de dos copas, eso es lo mínimo. Y otro error que se comete es la falta de transparencia. Un ejemplo: todos saben que Brasil se propone clasificarse para el Mundial de 2023. Lo decimos alto y claro aunque nunca se haya logrado. Hay algo que está clarísimo: la falta de profesionalización en la gestión del deporte es lo que nos aleja cada vez más de Europa".
Graduado en la UBA y en la Universidad de Columbia, Danza es elogioso con la UAR ("está trabajando bien y tiene un gerente general que funciona") y agradecido con Agustín Pichot, vicepresidente de World Rugby: "Desde que él está, el rugby creció en la región". Al rugby juega mucho menos que antes, pero calma su sed competitiva con intensos partidos de tenis. De Brasil destaca "el coraje de contratar un CEO extranjero", así como el respeto y cariño que sienten por los argentinos.
En las próximas semanas, antes de recibir en octubre el premio en Londres, Danza afrontará el desafío de que Los Tupís dejen, precisamente, de ser tupís. "Somos la única federación de rugby que tiene una figura masculina en su escudo". A los tupís, una tribu del Amazonas, les encantó en su momento ser el emblema del rugby brasileño, pero Danza siente que se roza la "apropiación cultural" y que con ese símbolo se olvida la gran fuerza que tiene el rugby femenino en Brasil. Pronto, Los Tupís dejarán de ser Los Tupís. ¿Y cuándo van a ganarle a Los Pumas? Ése sí que es un plan a larguísimo plazo: "Si seguimos trabajando bien, en diez años me animo a un partido con Los Pumas. Antes no. Argentina tiene una intensidad espectacular, comparada con diez años atrás juega a otro deporte".
Un premio especial: Danza está muy bien acompañado
Entre los 30 premiado figuran el responsable de estrategia digital e innovación del Miami Heat, Matthew Jafarian, el presidente de Bleacher Report, Rory Brown, el director del torneo de tenis de Queen’s, Stephen Farrow, la CEO de Sports Connect Africa, Cynthia Mumbo, o el presidente de los San Francisco 49ers, Al Guido. Hay en total nueve mujeres premiadas, entre ellas Asma Al Thani, directora de Comunicación del Comité Olímpico de Qatar, el país que, a través de la Academia Aspire, sostiene los premios. Al Thani, miembro de la familia reinante en el emirato, se convirtió este año en la primera qatarí, hombre o mujer, en llegar esquiando al Polo Norte.
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