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El amargo final de Lionel Messi en la temporada de la MLS y cómo reaccionó ante el mazazo
La imprevista eliminación de Inter Miami ante Atlanta United obliga al crack a un largo y forzoso descanso
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FORT LAUDERDALE, Florida.- A 40 metros del tumulto, pegado a la línea de cal junto a los bancos de suplentes, inclinado hacia adelante y con las manos en las rodillas, Lionel Messi observa en silencio las discusiones y empujones entre los otros 21 protagonistas tras el tercer gol de Atlanta United. Los reclamos de sus compañeros del Inter Miami eran por una conducta antideportiva del rival por seguir la jugada, pese a que había un jugador tirado dentro del área.
El capitán se incorporó, y tras unos segundos con las manos en jarra atinó a arengar a sus compañeros antes de sacar del medio. Aun faltaban 15 minutos y el descuento. Pero el gol del polaco Bartosz Slisz había sido un mazazo para Messi, dejó a Inter Miami casi sin reacción, a sus 20.000 fanáticos incrédulos en el Chase Stadium y, más aún, provocó un terremoto en la MLS Cup, que muy temprano en los playoffs se quedó sin el equipo de las estrellas por el que todos apostaban para disputar la final de la liga norteamericana.
Dos tiros libres de Messi en los minutos finales chocaron contra la barrera de defensores de Atlanta United; otras jugadas de riesgo, contra las manos del arquero Brad Guzan; un centro de Jordi Alba que Luis Suárez no pudo conectar en el área chica… hasta que se consumió el tiempo. No hubo más. Con gesto adusto, casi sin intercambio de saludos –menos de camiseta-, el capitán argentino fue de los primeros en abandonar rápidamente el campo de juego por el túnel, hacia los vestuarios. Ni su gol de cabeza para el empate transitorio ni destellos de su calidad –aunque tuvo un partido con imprecisiones- pudieron rescatar a un equipo maniatado, enredado por el dispositivo rival y con visibles errores defensivos propios.
Ya en el primer tiempo Messi había mostrado su fastidio cuando el Atlanta United había dado vuelta la ventaja inicial del Inter Miami con dos goles del senegalés Jamal Thiaré en una ráfaga de tres minutos. “Pensemos”, pareció decirles a sus compañeros al apuntar enérgicamente sobre su cabeza.
Fue un amargo e impensado cierre de temporada para el Inter Miami, lejos de las expectativas que había generado después de una fase regular con récord histórico de puntos (74), de haber ganado la Supporters’ Shield y haber clasificado al Mundial del Clubes del próximo año en Estados Unidos. Un golpazo también para la MLS, que perdió una sus grandes vidrieras con Messi para capitalizar su presencia –tiene contrato con el club del sur de Florida hasta fin de 2025-.
Con Messi, siempre el favorito al Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada, como protagonista estelar, Miami esperaba ser la sede de la final de la MLS Cup el 7 de diciembre. El sueño quedó trunco mucho antes de tiempo. La frustración también se podía sentir en las tribunas, una mezcla variopinta de nacionalidades con algunas conductas más parecidas a las de otros deportes norteamericanos que al fútbol como se vive en la Argentina. “¡Qué mal! ¿Cómo nos vamos a casa ahorita?”, exclamó un hincha, junto a sus hijos, todos vestidos con la camiseta negra y rosa y el 10 en la espalda.
“Mal, tristes. Como se debe estar cuando hay tantas expectativas y el equipo no puede cumplirlas”, respondió tajante el entrenador del Inter Miami, Gerardo Martino, al ser consultado sobre el ánimo de los jugadores en el vestuario. “En esta parte del año nos acostumbramos a ir logrando los objetivos que nos fuimos planteando y el más importante no lo hemos podido conseguir. Si uno considera las expectativas para los playoffs, evidentemente nos quedamos demasiado cortos”, se sinceró. Para algunos aquí, el DT rosarino podría haber quedado en la mira de cara a la próxima temporada del Inter Miami.
Fiesta latina en la previa
En la previa, los hinchas del Inter Miami habían montado su propia fiesta, con todo el color latino y argentino que suelen desplegar en las afueras del estadio. Banderas con el culto al 10, cumbia, asado, choripanes, cerveza y fernet, en un ambiente que hacía presumir otro final para la noche. “¡Para ser campeón, hoy hay que ganar!”, entonaron los fans, replicando un clásico de las tribunas argentina. Durante el partido, los canticos y el ritmo de los bombos de La Legión del Sur –una facción de La Familia, como se conoce oficialmente a la hinchada del equipo- nunca paró. Solo se apagaron con la eliminación consumada.
Thank you for all the love and support this season 💗🖤 pic.twitter.com/J6dYyAtGu8
— Inter Miami CF (@InterMiamiCF) November 10, 2024
Pero Atlanta United fue una pesadilla para el Inter Miami esta temporada. Le ganó tres veces, todas ellas con Messi en cancha; todos los demás equipos de la MLS combinados consiguieron tres victorias sobre el equipo de Miami. Por algún motivo desconocido, se lanzaron fuegos artificiales sobre una de las tribunas cuando el partido estaba en su agonía, como si el equipo tuviera algo que celebrar. Nada más lejos que eso -sí para el Atlanta United, que lo celebró como un título-.
Más allá de sus partidos con la selección argentina contra Paraguay y Perú por las Eliminatorias, para Messi se anticipó el inicio de un largo invierno norteamericano, y recién volverá a la competencia oficial local en febrero próximo, el año previo en el que se empezará a poner más el foco en su posible presencia en el Mundial de Estados Unidos, Canadá y México.
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