Dos certeras balas de plata vuelan rumbo a Río de Janeiro

TORONTO.- Pasa el tiempo y el arma suiza sigue varada en la aduana. Es material de primer nivel que Amelia Fournel espera ya con una paciencia zen, hasta con aires de resignación. Necesita familiarizarse pronto con esa carabina porque Río 2016 vendrá en un abrir y cerrar de ojos. En realidad, el Enard no tiene injerencia en la cuestión burocrática porque es una herramienta que ella compró de su propio bolsillo. En este caso, Amelia no dispone de la palanca del organismo para destrabar un asunto que resulta vital para su futuro deportivo y que es una inversión personal. La incertidumbre crece. Mientras tanto, la correntina llora de emoción por haber logrado su tercera clasificación olímpica, después de sus experiencias en Atlanta 96 y Sydney 2000. Es un sentimiento similar al de Melisa Gil, con la diferencia de que esta chica de Avellaneda debutará en una incursión olímpica, con toda la expectativa que implica.

El tiro argentino está haciendo mucho ruido en estos Juegos Panamericanos. La quinceañera Fernanda Russo había quedado a una décima de punto del oro en carabina de aire; Fernando Borello saboreó el triunfo en fosa. Ahora silbaron en el aire estas otras dos balas de plata: Fournel (rifle tres posiciones) y Gil (skeet), que son coleccionistas de medallas panamericanas. La oriunda de Santo Tomé se transformó en la primera medallista dentro de esta modalidad, ya que antes se había colgado una plateada y dos de bronce entre Mar del Plata 1995 y Santo Domingo 2003, pero en carabina de aire. En cambio, la pelirroja y fanática de Independiente traía el antecedente de una plateada en República Dominicana y las de bronce en Río 2007 y Guadalajara 2011, siempre en skeet.

Cada una con su locura, pero al mismo tiempo con el manejo responsable de las armas desde muy pequeñas. Fournel, que no pudo seguir el tren de la campeona, la cubana Eglys Yahima De La Cruz, tuvo su cuota de stress cuando en la prueba de clasificación se le rompió una parte del arma. Por suerte estaban sus compañeros Pablo Álvarez, Rosendo Velarte y Juan Diego Angeloni, que junto con su entrenador se pusieron a arreglarla. "Parecían los mecánicos arreglando un auto de Fórmula 1. Terminé a las apuradas y bastante nerviosa, pero llegué a la final y con el arreglo pude ganar la medalla, que es una caricia al esfuerzo y la continuidad", comentó, emocionada.

Melisa Gil sucumbió sólo ante la multimedallista olímpica Kimberly Rhode, la norteamericana que se impuso 15-12 en la final de skeet. La subcampeona le debe esta pasión a su padre, Horacio, que le inculcó a sus hijos el amor por el tiro e incluso hasta a su mujer, que se puso a fabricar platos con los que Melisa competía. "Vengo de una familia de armeros, por eso me dedico a esto desde los 14 años, toda mi familia tuvo armería en Avellaneda. Esos platos que ven volando por ahí son los de mi mamá", relata esta abogada de 30 años. El plan familiar incluye a su hermano, Federico, que en la misma prueba, pero entre los varones, completó la ronda con 49 aciertos de 50 platos, a sólo uno del líder, el peruano Nicolás Pacheco.

Hoy se cerrará la clasificación y se definirán los podios, en lo que el tiro argentino puede resonar por quinta vez en Toronto.

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