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Diego Latorre: el técnico que espera agazapado, mientras colecciona los Martín Fierro
Promedia la entrevista y aparece una pregunta incómoda. O simpática. ¿Quién es el mejor relator, Mariano Closs o Sebastián Vignolo? "Diré algo que para muchos sonará gris: me llevo muy bien con los dos. Son estilos totalmente diferentes y habría que preguntarles a ellos si no les gustaría tener a otro comentarista, porque en definitiva tienen que soportar al mismo. Soy bastante amigo de los dos, los dos se llevan bien, hoy, y juego al fútbol con ambos... Si puedo hablar de madurez, como un signo de evolución, debo decir que la vida me enseñó a entender mejor al otro poniéndome en su lugar. Y a ellos, aprendí a entenderlos".
Diego Latorre nunca ganó el Olimpia de Plata como futbolista, pero ya tiene cuatro Martín Fierro por su labor en los medios. "Me siento más reconocido afuera de la cancha –acepta–. Y debo ser agradecido, porque hay una rivalidad, hay una frontera entre el periodista y el exjugador que se ocupa de estos temas". Manusovich, Ruggeri, Cascini, Astrada, Sebastián Domínguez, Simón, ‘Quique’ Wolff, ‘Rolfi’ Montenegro, Diego Díaz, Lombardi... Latorre, son solo algunos exfutbolistas que trabajan en las señales Fox, ESPN y TyC Sports. ¿Qué sensación despierta en Latorre? "El gran inspirador fue ‘Quique’ Wolff, quizás luego lo continué yo. Creo que ellos saben cuál es su rol, ninguno se toma atribuciones. Opinamos, con más o menos sentido y aciertos. No tenemos otras pretensiones, el mismo periodismo fue generando ese lugar. Si es un complemento, bienvenido sea. Nosotros no debemos cometer el error de querer ser periodista. Yo no quiero ser el dueño de un programa ni el conductor de nada".
Se zambulle en el tema. "No me está gustando la relación, se está fracturando mucho la relación entre jugador-periodista, jugador-gente. Hay mucho miedo. En muchos casos justificado, entonces hay un alejamiento casi total entre el hincha y el jugador. Yo no digo que tomen café juntos, pero tampoco que los escuche en conferencia una vez por semana. Pero, ¿cuánto interés hay en recuperar el valor del juego o solo es la búsqueda del impacto? Los medios no ayudan a que la gente entiende mejor el juego, o entienda de qué se trata fracasar. Y no quiero ser solo un crítico de todo esto porque soy parte, pero a mí todavía me preocupa el jugador de fútbol. ¿Y cómo llega ese jugador a Primera en esta sociedad líquida, donde todo es prescindible y descartable? Después nos preguntamos cómo está el futbol argentino: así está, nadie goza acá, nadie siente placer en el fútbol argentino. Todo es violencia, violencia verbal. Y naturalizás tantas cosas, que perdés sensibilidad. Y no se pone el mismo énfasis en cosas más graves que realmente han sucedido en el fútbol, como la conexión entre dirigentes y representantes que se ha adueñado del fútbol, porque sacan y ponen jugadores, técnicos y clubes. Todo envasado. Y cierto periodismo, que es parte de todo esto, lo toma a la ligera".
Latorre admira al francés Arsène Wenger por su legado en Arsenal. "Me fascinan los que rompen las reglas y generan algo en cadena. Mourinho es un tipo respetado, ganó muchos títulos, pero no dejó nada en el mundo del fútbol. No dejó lo que va a dejar Guardiola. Los verdaderos revolucionarios fueron pocos: Cruyff, Menotti, Guardiola, yo creo que Wenger por lo que hizo en el fútbol inglés, y después tenemos que ir por Arrigo Sacchi... Esos son los que ayudan a pensar. Esos tipos que inspiran a otros. Me generan curiosidad, admiración y ganas de aprender más".
Latorre es entrenador. Se recibió hace años en ATFA y actualmente está realizando nuevamente el curso en la escuela de César Luis Menotti. "El jugador no quiere ser engañado, el jugador no quiere un entrenador que no sepa. Y como en la sociedad hay hastío y una necesidad de poner la responsabilidad siempre en el otro, el culpable hoy es mucho más el entrenador. Es difícil hoy ser entrenador porque estamos en la sociedad de la insatisfacción".
-¿Y alguna vez veremos al Latorre entrenador?
-Ojalá, ojalá... alguna vez. Es un deseo..., pero es muy difícil para mí salir de la zona de confort. No siento la vocación de entrenador, y además, aunque ahora estoy un poquito más domesticado, veo que muchas cosas en el fútbol están muy pervertidas. Los dirigentes te echan en cuatro partidos y te tratan como a una moneda de cambio, la impaciencia del público, el jugador que se quiere ir... Hay mil cosas para cambiar en el fútbol y no sé si voy a ser capaz de modificarlas. Y estoy en un lugar donde puedo ser feliz y aportar ideas... Tengo algo adentro, es una pena porque quizá me estoy privando..., tal vez tendría que comenzar por algunas áreas más ligadas a las del mánager, pero esas facultades no sé si las podría tener porque el dirigente es muy invasivo, hay muchos intereses de por medio...
Cuando Latorre volvió a Boca, en 1996, después de cuatro temporadas en Europa, en una entrevista con LA NACION no dudó en afirmar que había triunfado. Después de 22 años, ahora con sus 50... "Y, por ahí no sería tan rotundo hoy..., cambiaron muchos los estándares. Había muy poco lugar en los clubes entonces, apenas se aceptaban tres extranjeros. Hoy, sí, me hubiese quedado 10 años jugando en Europa. Pero suena un poco pedante decírtelo, y ya no lo soy, soy mucho más juicioso.
-¿Fuiste pedante?
-Tenía la insolencia... A los 18/20 años te pasan muchas cosas por la cabeza y te crees todopoderoso. Admiro a los jugadores que mantienen el temple y la cordura en este fútbol tan disparatado. Los admiro profundamente.
Hace algo más de dos años Latorre estuvo envuelto en un escándalo que agitó su vida privada. ¿Temió alguna represalia de un ambiente machista como el del fútbol? "No. No porque los años que me tocó jugar me dieron cierta resistencia ante los malos momentos. No me afecta tanto la mirada del otro, quizás. Por ejemplo, veo que a algunos periodistas tres comentarios negativos en Twitter les pega mucho; quizás porque no tienen el ejercicio o la práctica de tener que enfrentarse cara a cara con la tensión y la exposición como lo hice yo en cada minuto de futbolista. A mí me deprimía el silencio en una cancha. Por eso quizás jugué mejor los partidos grandes que los partidos chicos..., y eso, en definitiva, era un defecto".
¿Cómo te trata la gente?
-Hay de todo, pero generalmente es buena la relación. Hay respeto. Trascendí la barrera de la camiseta. La gente me toma como un tipo objetivo. Después, hay de todo, gente que me quiere, que no... Uno de los grandes errores de nosotros, los tipos públicos, es que queremos que nos quieran todos, queremos forzar caerles bien a todos. Y no, el cariño tiene que ser genuino, tiene que salir del otro.
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