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Daniel Bertoni: “Nosotros mandamos jugadores a los Estados Unidos, y los Estados Unidos manda a los suyos a Europa, ¿qué nos pasó?”
El campeón del mundo en 1978 analiza con preocupación al fútbol argentino; “El nivel es mediocre”, critica, y agrega: “No hay más maestros, hay buenos entrenadores, pero el maestro se murió”
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La pelota iba de mano en mano. Primero la acomodó Bertoni, y después Maradona. Entonces la volvió a acomodar Bertoni, y de nuevo la movió Maradona. Por tercera vez fue Bertoni, pero ahora sin carrera pateó por arriba de la barrera y fue gol contra Arezzo, por la Copa Italia. Claro que Maradona se sumó al festejo de Bertoni, pero cuando volvían para la mitad de la cancha, abrazados, le susurró: ‘Es la última vez que me hacés esto’. Hay una historia detrás. O varias. Habían llegado juntos al Napoli en 1984; por entonces, el reglamento sólo permitía dos extranjeros por club. No eran amigos, pero se conocían bien. Y se entendían en la cancha. Entonces, hicieron un pacto en los tiros libres y se repartieron la cancha: de la mitad para la derecha, Maradona y su perfil zurdo; para la izquierda, la diestra de Bertoni. Ese tiro libre contra Arezzo estaba en territorio Bertoni y Maradona cruzó la frontera. Entonces, ¿por qué se fastidió el ‘Diez’? “Ya íbamos ganando y Diego había convertido. Diego quería otro, pero de ahí me tocaba a mí. Diego era así…” Daniel Bertoni suelta con admiración y melancolía sus palabras.
Había que tener muchas credenciales para establecer un contrato en materia de tiros libres con Maradona. Al principio, compartieron la habitación en la concentración de Napoli. “Claro que en mi pase de Fiorentina a Nápoles influyó la llegada de Diego; con él teníamos que luchar el campeonato, pensé. En la primera temporada nos costó, pero en la segunda lo peleamos y quedamos terceros en 1985/86 porque el técnico, que después iba a salir campeón [no lo nombra a Ottavio Bianchi] tenía miedo cuando íbamos a jugar de visitantes. No se la jugó y al final salió campeón la Juventus. Yo discutía siempre con el técnico; con Diego queríamos jugar por detrás de una punta bien definida, para llegar todos al gol, y el técnico tenía más recaudos”, cuenta. Juntos convirtieron 48 goles –Maradona 30; Bertoni 18– en dos años. Para la 1986/87 Bertoni se marchó a Udinese a cerrar su carrera…, y Napoli alzó el primer scudetto de su historia. Las vueltas del fútbol.
A mediados de los ’80, Nápoles vivía en estado de agitación. “Todo lo que generaba Diego era extraordinario. Y a mí no me lo contaron, yo estaba ahí. Diego se iba del estadio San Paolo con un Mercedes Benz de los mejores y afuera había un mundo que se le tiraba encima. ‘¡Dieco, Dieco, Dieco…!!’, gritaban todo el tiempo. No lo dejaban vivir. No era fácil ser Maradona”. Y avanza Bertoni con un recuerdo familiar: “Un día le dijo a mi mujer de entonces si lo invitaba a comer milanesas. Claro, le dijimos que viniera cuando quisiera. Diego vino un sábado, con Claudia y sus dos hermanos; Dalma y Giannina todavía no habían nacido. Nosotros vivíamos en la parte alta de Nápoles, en Posillipo, un paraíso enfrente de Capri, y abajo estaba el mar. Estábamos afuera y empezaron a aparecer hinchas en el patio de mi casa, al lado de la pileta. No sé cómo se trepaban… Para el napolitano, Diego no morirá nunca”.
Bertoni revela que, en aquellos años, supo de primera mano el amor de Maradona por Independiente. “Me acuerdo que don Diego y mi papá se juntaban siempre en las tribunas del San Paolo mientras nosotros entrenábamos. Casi todas las mañanas los llevábamos con nosotros al club. Ahí don Diego contó que, si bien toda su familia era de Boca, Diego en sus inicios era fanático de Independiente, era del Rojo. Y de pibe, en los 70, iba a ver a su gran ídolo, a Bochini, y también hay videos en los que habla de Pavoni, de mí y de esos equipazos que teníamos. Después, claro, le tiró Boca porque jugó ahí y por el fanatismo de sus padres, pero en su niñez era del Rojo”.
Siempre disfruté de tu fútbol, y tuve el privilegio de jugar con vos, el más grande de la historia, como compañeros y como rivales. Te voy a recordar por todo lo que nos diste! GRACIAS. Descansá en paz, Diego. Hasta siempre! #Maradona ⚽️🇦🇷💙 pic.twitter.com/OWoY1uuEjk
— Daniel Bertoni (@rdbertoni) November 25, 2020
Febrero de 1977, el debut de Maradona en la selección contra Hungría en la cancha de Boca. Pero ese partido, que terminó 5-1 para la Argentina, también tuvo otros protagonistas. Una gran actuación de Villa, dos goles de Luque y tres, sí, tres, de Bertoni, todos en el primer tiempo. Tuvieron que pasar 42 años para que sucediera de nuevo, con Lautaro Martínez y su hat-trick ante México en 2019. “El debut de Maradona lo estaba esperando todo el país. La Argentina tenía en ese momento una lista de números 10 fabulosa. Aparecía Diego, y estaban Bochini, Alonso, Villa, Valencia, Larrosa, Babington…, Kempes que ocupaba la posición. Había muchos jugadores de gran calidad”.
“El día que Menotti lo dejó afuera del Mundial ’78, nadie lo podía creer. Mucho menos, Diego –continúa Bertoni–. Nosotros esperábamos que saliera otro jugador; esa misma tarde, o el día anterior, había convertido 5 goles en una práctica, conmigo en la derecha, Ortiz en la izquierda, Humberto Bravo, Alonso y Maradona. Menotti, a veces, veía si los titulares nos podían empatar o ganar, yo era muy suplente todavía. Y Diego esa tarde, antes de irse de la concentración, vino con toda su angustia a la habitación que yo compartía con René Houseman. Y le dije que iba a tener otras posibilidades. Le conté que en el ’74, Tarantini y yo estábamos entre los 15 seguros de Vladislao Cap para el Mundial de Alemania y a último momento nos dejó afuera porque todo era una desorganización: la lista se hizo en un restaurante y al final trajeron a jugadores de afuera que no estaban a la altura. ‘Te comprendo, estoy con vos porque me pasó, pero sos un pibito, vas a tener muchas más’, le dije, me acuerdo como si fuera hoy. Y sucedió. Él hubiera querido jugar con nosotros porque sabía que había un buen equipo, porque era en casa. Yo en lugar de Menotti le hubiese dado la posibilidad, fue injusto que no tuviera un lugar en el ’78. Por eso, para él, el ’86 fue la revancha del ’78”.
-Teniendo en cuenta que los dos años previos a México ’86 jugaron juntos en Napoli, y aunque Bilardo nunca te había citado, ¿te ilusionaste con ir al Mundial?
-Bilardo venía a Italia a vernos a Passarella y a mí. Yo creo que hubo cosas extrafutbolísticas. Estaba en un buen nivel; los periodistas italianos se preguntaban por qué no estaba en las convocatorias. Yo sé bien lo que pasó, lo tengo muy claro, pero no voy a hablar después de tanto tiempo. Prefiero callar.
-¿Cómo observás todo lo que se ha desencadenado tras su muerte?
-Me gustaría que pudiese estar en paz, que descanse de una vida agitada. Yo creo que en estos últimos tiempos no era feliz. Había un entorno que se lo había devorado, lo había acaparado, era muy difícil llegar a Diego. Era gente tóxica, y no lo digo por sus hijos, pero ahora se ve cómo se comportan en la pelea por la plata.
-¿Tu último recuerdo?
-Mi última charla con él fue en la cancha de Independiente, el día del homenaje. Le entregué la Copa del Mundo y le dije que se diera vuelta para saludar a los cuatro costados del estadio. Hablaba para el estadio, y cuando bajaba el micrófono nos decía al Bocha y a mí: ‘Traiganme acá, traiganme a Independiente’. Insisto, no nos olvidemos que de pibe era del Rojo. Ese día, Diego ya no estaba bien. Una persona lo iba acompañando…, no era el Diego que yo había conocido. Por un instante pensé en ese Diego que estaba a mi lado no era aquel con el que yo jugué y traté entre el ’77 y el ’86. Y cuando lo llevaron a la cancha de Gimnasia el día de su cumpleaños, lo vi muy mal… Era una muerte anunciada. Que haya muerto tan joven es una lástima, una lástima...
-¿Maradona o Messi?
-Maradona. Los dos están allá arriba, son distintos al resto. Pero yo conviví y jugué con Maradona.
-Jugaste mucho con Maradona y con Bochini. ¿Es más fácil o podés quedar más expuesto?
-Tenés que saber entenderte con los distintos. De cara al gol hay un montón de jugadores que pueden dejarte, Riquelme, por ejemplo, que ponía estocadas. Pero para eso, los compañeros del crack también deben saber entenderlo. Yo podría no haber entendido a Maradona, y tal vez no hubiésemos funcionado. Después, también está la asociación espontánea, natural, como nos pasó con Bochini, que desde el primer día que nos conocimos empezamos a tirar paredes en los entrenamientos de la selección juvenil que fue a jugar un torneo a Cannes, en 1973. Ahí fue que el Bocha dijo en Independiente ‘traigan a Bertoni y a Kempes’, porque Mario, que estaba en Instituto, había jugado con nosotros en ese juvenil. Y Kempes estuvo en la sede de Independiente, lo hicieron esperar, esperar, esperar, y el padre se cansó, se levantó y se fueron. Y al poco tiempo Mario apareció en Central.
Como en las viejas épocas! ⚽️🤩 Qué lindo regalo de cumpleaños pelotear con el Bocha @BochiniOficial 🥳🎁 https://t.co/FOeiGiGqEM
— Daniel Bertoni (@rdbertoni) March 15, 2021
-¿Hoy es más sencillo llegar a Europa?
-Sí, desde ya. Antes había uno o dos extranjeros por equipo y llegar y sostenerte no era para cualquiera. También había una exigencia de una determinada cantidad de partidos en la selección. La ley Bosman cambió todo. Y ahora, con el Brexit, quiero ver si los ingleses les van a seguir permitiendo entrar a todos los jugadores de la comunidad europea. Con el tiempo, además de los buenos también empezaron a ir los discretos a Europa. Pero va a cambiar, los europeos tienen problemas económicos que se acentuaron con la pandemia.
-¿A qué te referís?
-Por lo que charlo con amigos directores deportivos, o encargados de áreas de scouting, ellos saben todo. Tienen programas y software que les permiten conocer vida y milagro de los jugadores sudamericanos que les pueden interesar. Ya no engañás a nadie con un video editado. Pero hoy Europa se nutre de ellos mismos, no necesitan ir tan lejos para conseguir talento porque ellos mismos lo generan. Hoy las grandes canteras son Francia, primera, Bélgica, y también aparecen países que han progresado muchísimo como Noruega o Islandia, que antes ni se nos hubiesen cruzado por la cabeza. Francia hace años que se abrazó a un proyecto y más temprano que tarde conseguirá el tercer título mundial; hoy pueden formar tres selecciones. Nosotros necesitamos volver a un proyecto, hoy muchos países europeos están más adelantados que nosotros. Francia, Alemania, Bélgica, España y Portugal nos sacan ventajas porque son el producto de un plan. Y vengo más acá, México y Estados Unidos también tienen un rumbo, en este caso, instalar jugadores en Europa para que adquieran el roce de la alta competencia y ya no quedarse en el confort de sus ligas que pagan bien. Nosotros estamos mandando muchos jugadores a Estados Unidos, y Estados Unidos manda a los suyos a Europa. ¿Qué nos pasó, cómo es la cosa? Ahora Alan Franco, Santiago Sosa, Claudio Bravo... ¿Cuál puede ser el progreso? Económico, puede ser. Pero futbolísticamente el progreso se da en Europa.
-Hoy los argentinos no juegan en la elite europea.
-Tenemos a muchos en Europa, sí, pero no en la elite, e incluso muchos no juegan. Sacando a Messi, que es superlativo, y tal vez a Agüero, que ahora tampoco juega, después quedan Otamendi y Di María, que no sé si llegarán al Mundial de Qatar. Pero más allá de ellos, insisto, muchos chicos no juegan, o juegan poco; Palacios no juega en Bayer Leverkusen; Alario, juega y no juega; Lo Celso, Paredes, Foyth, Balerdi, Nico Domínguez, juegan y no juegan… Parece mentira, pero para el Mundial de 2022 falta un año y medio nomás.
-Entonces…
-Creo que sólo Lautaro Martínez está afirmado en la elite, con el beneficio que supone jugar al lado de un monstruo como Lukaku. Y aunque la Fiorentina no esté pasando un buen momento, Martínez Quarta es un jugador con el puesto fijo en la selección por muchos años. Hace tiempo que yo le venía diciendo a Antognoni [Giancarlo, símbolo viola], ‘compralo, compralo’. Lo llamaron a Daniel [por Passarella] y también se los recomendó. Creo que hoy a todos nos preocupa qué pasará después de Messi. Como nos preocupamos después de Maradona. Argentina ha tenido la suerte de siempre contar con un Sívori, un Di Stéfano, un José Manuel Moreno, un Bochini, un Riquelme… y los superlativos, Maradona y Messi. ¿Tendremos otro? Tal vez llegue el momento de dejar de pensar en un solo jugador y armar un gran equipo. Los europeos siempre me preguntaban cómo no habíamos podido salir campeones del mundo con Higuaín, Messi, Agüero y Di María, y siempre les respondí que teníamos muchas individualidades importantes, pero no teníamos el equipo. Tal vez, el día después de Messi se forma el equipo a partir de aceptar que ya no estará el excepcional.
-¿Qué te parece la selección?
-No se puede hablar todavía, creo que es un proceso de construcción. Y la pandemia no la ha ayudado, porque le quitó continuidad, competencia, entrenamientos.
-Decías que falta un plan. Menotti es el director de selecciones…, ¿no hablaste con él?
-No, no he hablado con él y no sé qué rol tendrá verdaderamente. Menotti tiene su presencia y sus ideas futbolísticas, pero la selección de Scaloni no juega con las ideas futbolísticas que tenía César. Scaloni es más de esperar y contragolpear, con muchos mediocampistas de recuperación, también de buen pie.
-¿Cómo se juega en la Argentina?
-El nivel es mediocre, es un fútbol de mucho roce, muy táctico. Y no hay figuras importantes…, el último distinto que le queda a Boca es Tevez. El que le quedaba a River se fue, y lo está sintiendo mucho: Nacho Fernández. Pero al menos River saca jugadores de las inferiores, y le queda otro muy buen jugador, que es Enzo Pérez.
-¿El fútbol pasó a ser más de los técnicos que de los jugadores?
-Puede ser, porque ha caído la calidad, porque no hay tantos, tantos, jugadores con cualidades. Yo todavía miro fútbol por los jugadores. Me siento frente al televisor para ver al Borussia Dortmund por Haaland, que lo veo muy parecido a Kempes, y por Sancho. Miro a Liverpool por Salah, por Firmino…, y al City por Sterling, por De Bruyne. Pero no hay tantos jugadores que cumplan las expectativas que se montan sobre ellos. Hoy el periodismo habla de jugadores que, en realidad, son inoperantes y no están a la altura de lo que se dice de ellos. No voy a dar nombres porque yo soy futbolista y no corresponde, pero acá un jugador juega bien un partido, hace un gol, o dos o tres, y enseguida es la gran figura. Y como dije, los europeos no comen vidrio. Ellos antes venían a comprar talento, y ahora solo apuntan al muy distinto, porque ellos producen talentos, producto de planes a la largo plazo y estrategias.
-¿Y por qué dejamos de producir talentos?
-Porque murió el profesor, murió el maestro. Ahí nace todo..., ¿quién es el maestro? El potrero, y desaparecieron, no hay más potreros. Y de alguna manera, sin potreros, también hemos perdido formadores. Yo tuve un gran maestro, el ‘Gordo’ Díaz, en Quilmes. Mirá, él era el técnico de un equipo de Llavallol, y después de ganar un torneo Evita, el premio era terrenos o plata. Él eligió terrenos y creó Arsenal de Llavallol, y de ahí salieron Rojitas, Oscar Pianetti y Angelillo. Todos jugadores extraordinarios. Y después fue a Quilmes el ‘Gordo’ Díaz y dejó jugadores para la Primera y la selección, entre ellos Fillol, Villa y yo. También el viejo Duchini era espectacular, y también Griffa… hubo grandes maestros y se terminaron. Hay buenos entrenadores, que no quiere decir que sean grandes maestros. ¿Me explico? No es lo mismo.
“En la Argentina mueren muchos exfutbolistas en la pobreza”
López Lecube es un pueblito que queda al sur de la provincia de Buenos Aires, en el partido de Puan. Es sencillo contar a sus habitantes, son alrededor de 30. Pronto irá Daniel Bertoni para dejar en la iglesia parte de las cenizas de Elisa, su madre, que murió hace un año y la pandemia ahogó la despedida. Bertoni hará algunos kilómetros más hasta Saldungaray, muy cerca de Sierra de la Ventana, para completar la ceremonia y en el cementerio reunirlos a su padre, Rubersindo, con Elisa. Esos mandatos muy íntimos.
Extraña a su madre, Daniel. La Elisa de las milanesas, la que conocieron todos en Independiente. Una especie de mamá para Ricardo Bochini cuando vivió dos años en la casa de los Bertoni, en Quilmes. A todos les dolió no poder despedirla por los protocolos del Covid. Más o menos en la misma fecha le detectaron un tumor de próstata a Bertoni. “Estoy bien, hoy”, aclara, y cuenta las sesiones de radioterapia en el Instituto Fleming. “Estoy anotado hace tiempo para recibir la vacuna contra el coronavirus, soy un paciente de alto riesgo, pero me dicen que no hay. Ahora, ¿cómo los chilenos compraron la Pfizer? Hay que pensar un poquito más en la vida de los demás…”, se queja.
Hoy es un día triste, me acaban de avisar del fallecimiento de Elisa, la mamá de Bertoni. Tenía 93 años y estaba enfermita. Encima no la puedo ir a despedir. Pero la lloro igual. La siento profundamente. Yo viví casi 2 años con los Bertoni en Quilmes, una familia buenísima. pic.twitter.com/IBfyBzpC2Z
— Bochini (@BochiniOficial) March 26, 2020
Eso de pensar en los demás derrama en el siguiente tema: la asociación de exfutbolistas. “Ya tenemos el aval de la IGJ, yo soy el presidente. Estamos moviéndonos con la Casa del Futbolista, está el profe Valgoni, se han acercado Villa, Kempes, Passarella, Olguin, los muchachos del ’86…, también nos dieron su apoyo Zanetti, Pochettino…, y estamos en contacto con los clubes. Queremos ayudar. Son muchos los exjugadores que mueren en la pobreza, llenos de angustias y problemas. En otros tiempos no se ganaba el dinero que se gana hoy. A través de la AFA, ahora los campeones del mundo tenemos obra social, pero queremos ayudar a darles cobertura a muchos muchachos que no tienen nada o muy poco. Queremos trabajar para el día después, porque en la Argentina dejás de jugar y automáticamente perdés la obra social del gremio de futbolistas y perdés un montón de cosas. Queremos que el jugador se sienta respaldado tras el retiro. Los perdemos de vista, nos olvidamos, sabemos muy poco sobre qué fue de la vida, y a veces volvemos a saber de ellos por una noticia muy triste”.
-¿Y otra presidencia te sigue interesando? La de Independiente…
-No lo archivo, los sueños están. Pero sería lindo encontrar a Independiente bien organizado.
-¿Cómo evalúas la gestión Moyano?
-Yo no estoy adentro, pero todo está a la vista. Digo lo que siento, lo que palpo. Desde lo futbolístico, sacando la Sudamericana, se han equivocado mucho. Yo me había ilusionado con Holan como técnico porque pensé que volvíamos a la mística, teníamos un capitán muy serio como Tagliafico. Me ilusioné, pero enseguida se desarmó todo el equipo. Ahora estamos ahí arriba, luchando, y se va Franco. Si vos administrás bien, no tendrías los problemas económicos que hoy tiene Independiente. Y eso impacto en lo deportivo, desde ya, porque de repente te tenés que descapitalizar para tapar huecos. Pero esto no viene de ahora, es de arrastre, no es culpa solo de Moyano, pasaron Ducatenzeiler, Comparada y Cantero. Los problemas de Independiente nacieron en los ’90. Ahora la FIFA instó a pagar muchas deudas y, así se han ido o se irán, creo, entre 8 y 10 millones de dólares. Bueno, en algún momento las malas administraciones se pagan.
-¿Cuál es la salida?
-Sin dinero no podés hacer un buen equipo. El presidente que llegue va a necesitar un base importante de dinero. Así, quizás, podrá traer a algún jugador que en Europa no juega. O algún muchacho que sea representativo y querido en Independiente, y que esté por algún lugar de América y tampoco juegue mucho. Yo trataría de que venga gente con identidad, y el que más identidad tiene es Agüero, pero no sé si va a volver…
-¿Ya no le creés a Agüero?
-Yo no sé si volverá o no volverá, habría que ver quién está en Independiente para seducirlo. Ahora queda libre, pero seguramente va a hacer en Europa otro muy buen contrato, al menos por un año.
Cuando murió José Pastoriza, Bertoni asumió de apuro la dirección técnica de Independiente. Entre agosto y noviembre de 2004 ganó cinco partidos, empató cuatro y perdió siete. Tiempos de Julio Comparada como presidente; sin respaldo, Bertoni se fue. Todavía le quema por dentro. “Bochini, Burruchaga, Trossero, yo, también Pusineri, siendo de la casa, no tuvimos el apoyo absoluto de los dirigentes del club como sí lo han tenido técnicos que vinieron de afuera”, se lamenta.
“La gente quiere una dirigencia que sepa manejar la economía y el fútbol. Independiente en un momento fue el Titanic y chocó contra el iceberg. Compró mal y no formó buenos equipos”, analiza Bertoni, que actualmente hubiese preferido como entrenador a Crespo, Heinze o Mascherano. “No me gusta el estilo de juego de Falcioni, cómo plantea sus equipos, pero nunca lo vas a agarrar desarmado a Independiente, o muy pocas veces. Porque los equipos se arman de atrás para adelante y hoy hay que correr. Tienen que correr y marcar los que saben y los que no saben, así se forma un gran equipo. Lo que pasa es que tantas grandes figuras no hay. No me gusta el estilo Falcioni, pero tengo que respetar que está sacando puntos. Perdió con Vélez, y en los tres partidos que vienen se verá si está para campeón. En el fútbol argentino casi nadie está muy separado del otro. River está arriba del resto…, y quizás Boca, que ha ganado dos torneos locales con un estilo de juego que deja mucho que desear, pero es un equipo duro”.
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