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Cuando practicaba tenis
Como hombre del deporte, Roberto De Vicenzo está atento también a lo que ocurre en otras disciplinas. Y no escapa del suceso de Juan Martín del Potro en el US Open, que se definió ayer en Nueva York.
-¿Qué piensa de los progresos del tandilense?
-Peleará la distinción de atleta argentino del año junto con Angel Cabrera, ganador de Augusta. Es difícil y hasta antipático comparar méritos, pero los dos han llegado muy lejos en 2009. Ambos podrían ser nominados, pero el tenis supera al golf en cuanto a popularidad. Es más simple de entender y está más al alcance de todos; sólo hay puntos en juego. En cambio, en el golf, se habla de pares, birdies y bogeys, y cualquier desprevenido no asimila esos términos tan fácilmente.
-¿Cómo vive usted acontecimientos como el de ayer, una final de Grand Slam protagonizada por un argentino?
-Con emoción, como cualquier ciudadano amante del deporte. En el tenis, la tensión aumenta todo el tiempo, son explosiones en forma continua. No puedo desmerecer el golf porque es el deporte que guió mi vida, pero debo reconocer que el tenis es más sencillo para observar porque todo se desarrolla en un mismo perímetro. El domingo vi la Gran Willy que hizo Roger Federer frente a Novak Djokovic y fue increíble, lo más parecido a un hoyo en uno.
-¿Cuál de los dos deportes evolucionó más en cuanto a la tecnología?
-Creo que, en primera instancia, el golf, con las modificaciones técnicas que introdujo en los palos y en las pelotas. Pero, en las últimas décadas, el tenis pateó el tablero. Son incomparables las raquetas de los años 70 con las actuales. Lo mismo pasa con las pelotitas. Igual, lo más llamativo es cómo progresó el nivel de la competencia. En la época de Enrique Morea, se ponía énfasis en la pureza del juego; hoy tenés a una veintena de gladiadores que hacen maravillas en los courts.
-¿Se probó alguna vez en el tenis?
-Sí, claro, jugué hasta los 14 años. Fue en las canchas de polvo de ladrillo del Deportivo Central Argentino, hoy club Mitre, donde me formé como golfista. Allí me desempeñé también en pelota paleta, cricket y boxeo. Yo quería salir de la pobreza a través del deporte y por eso me colaba en las instalaciones, porque lógicamente no era socio. Terminé eligiendo el golf porque era lo único que podía retribuirme económicamente.
-¿Cuánto le pagaban allí en sus comienzos como caddie?
-Un peso con diez centavos por vuelta. Me alcanzaba para comprarme una empanada y un Naranjín, que era una bebida, y me sobraban 70 centavos. Pero eran tiempos muy duros, a los caddies nos dejaban utilizar el campo sólo una vez por semana.
-¿Y qué estilo tenía como tenista aficionado?
-En realidad, no podría decir que mostraba un estilo definido, pero sí recuerdo que era un jugador con buen saque y smash, y que, a veces, recurría a los golpes con slice. Aunque enseguida abandoné.
-Volviendo a la actualidad del golf: ¿qué le parece el avance de Angel Cabrera hasta la última estación de la FedEx Cup?
-Se vio favorecido porque ingresó en la competencia con una buena cantidad de puntos. Es otro objetivo cumplido, pero con la jerarquía del Pato, todavía debería figurar más arriba. Ahora que quedaron sólo 30 jugadores para The Tour, el cuarto y último playoff, que se jugará desde el jueves 24 de este mes en Atlanta, Cabrera tiene todo para ganar. Lo hará por la gloria, más que por el dinero. Estoy seguro de que él lo siente de esa manera.
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