- Archivo Mundialista
- Año: 1978
- Partido:Francia - Hungría
- Resultado: Francia 3 - Hungría 1
Es imposible imaginar una situación similar hoy. No sólo porque los equipos no lo permitirían, sino porque sería inaceptable para la marca de indumentaria deportiva que paga millones para que sus prendas sean visibles. Pero varios seleccionados se vieron obligados a usar camisetas de clubes en los Mundiales. Una de esas fue en la Copa de Argentina, en 1978. Y no con un país sin tradición futbolística: fue Francia el que se vio obligado a utilizar la camiseta de Kimberley, de Mar del Plata.
El 10 de junio de 1978, los franceses debían enfrentarse con Hungría desde las 13.45, en el estadio marplatense. Pero poco antes de salir al campo de juego, ambos notaron que llevaban la ropa alternativa, de color blanco.
Francia utiliza el azul; Hungría, el rojo. Pero como en esa época la mayoría de la gente no contaba con televisores color, cuando se enfrentaban rivales con camisetas de un solo tono oscuro, se le informaba a uno de los dos que tenían que ir con la alternativa clara.
La FIFA cometió un error. Le pidió a ambos que lleven a la cancha la camiseta blanca. En medio de discusiones, los franceses aceptaron una posible solución: usar la camiseta de un humilde equipo de Mar del Plata.
Lo curioso es que Kimberley ni siquiera había jugado en 1977 el campeonato Nacional (y tampoco lo hizo en 1978). Es decir, para el orgullo de sus simpatizantes, su camiseta pudo ser utilizada en una Copa del Mundo aunque apenas eran en ese momento un conjunto del torneo regional.
La camiseta número 5, que ese día fue utilizada por Francois Bracci, está en exhibición en el museo de la FIFA en Zurich. Francia se impuso por 3 a 1 con goles de Christian Lopez, Marc Berdoll y Dominique Rocheteau.
La selección, con los colores de Malmoe
La Argentina tiene pésimos recuerdos del Mundial de Suecia en 1958, su peor actuación histórica en la Copa del Mundo, hasta ese momento. El equipo, dirigido por Guillermo Stábile, venía de ser campeón en el Sudamericano de Lima y la expectativa por conquistar el título era grande, tanto como lo fue el golpe que recibió con la eliminación en la primera rueda.
El seleccionado cayó en el debut ante Alemania, el vigente campeón mundial, en la ciudad de Malmoe. Pero además, ni siquiera pudo usar su camiseta en ese partido. "Los jugadores argentinos cambiaron su tradicional camiseta celeste y blanca por una amarilla y usaron pantalón y medias negros [...] El árbitro Reginald Leafe ordenó el cambio de casaca por entender que se podían confundir con los alemanes", escribió la agencia AP aquel 8 de junio de 1958.
Lo que no se explicaba en el cable es que la camiseta le pertenecía al conjunto local, Malmoe FF. Después de aquel partido, y ya con sus colores, la Argentina se impuso por 3 a 1 a Irlanda del Norte, y se despidió del Mundial con una humillante derrota ante Checoslovaquia por 6 a 1.
Otros casos
La primera vez que un seleccionado tuvo que jugar con una camiseta prestada en un Mundial fue en 1934, cuando Austria utilizó la de Napoli en el encuentro por el tercer puesto jugado en el estadio Giorgio Ascarelli (ganó Alemania por 3 a 2). Como ambos equipos vestían de la misma manera (blanco y pantalones negros), se decidió recurrir a la utilería del conjunto local, por lo que los austríacos jugaron de azul.
En 1950 pasó lo mismo con México y Suiza, cuando ambos llevaron camisetas rojas para el último partido del Grupo en Porto Alegre. Se consiguieron las de Gremio y se hizo un sorteo para determinar quién elegiría la camiseta. Ganaron los mexicanos, pero en un acto de buena voluntad, le cedieron a los suizos la posibilidad de jugar con su indumentaria habitual. Los europeos se impusieron por 2 a 1.
El último caso es más curioso aún. Para enfrentarse con Brasil, el entrenador Bora Milutinovic hizo jugar a su seleccionado con la camiseta blanca y negra de Libertad, de Costa Rica. Aunque había debutado con una camiseta roja, y podía volver a usarla ante los brasileños, el DT dispuso el cambio por dos motivos. El primero, para hacerle un homenaje al desaparecido club tico. El segundo, porque los colores blanco y negro a rayas verticales eran idénticos a los de Juventus. El partido se jugó en Turín, y Bora esperaba contar con el apoyo de los hinchas locales. No funcionó: su equipo perdió 1 a 0.
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