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Coronavirus. La odisea de la patinadora argentina que soportó cuatro cuarentenas
El relato es atrapante. Por momentos permite comprender la desesperación de estar viviendo una historia increíble. Jorge Blanco, para DeporTV, encontró a María Andrea An, la campeona nacional de patinaje sobre hielo, que pasó por una odisea: comenzó sus vacaciones en Wuhan para visitar a su familia, fue evacuada a Ucrania, pasó por España y después pudo llegar a la Argentina.
"Fui a Wuhan para visitar a mi mamá. Yo nací en Argentina pero ella y mi papá, al igual que mis antepasados, son todos de allá. Junto con Germán (su pareja), salimos el 18 de enero y llegamos el 20 a Shanghai, donde hicimos noche para luego tomar el tren hasta Wuhan", le relató An a DeporTV.
Vivieron momentos de mucha angustia cuando llegaron a Wuhan, la ciudad en donde se originó la pandemia de Covid 19. Llegaron el 21 de enero a la casa de sus padre y el 23 comenzaron las restricciones en la ciudad: los ciudadanos sólo podían salir de sus casas para comprar alimentos y elementos de primera necesidad y sólo podía podía hacerlo una persona por departamento cada tres días y se suspendió la circulación de vehículos. Sólo podían andar por la calle autos o motos por urgencias y sólo podían hacerlo con una autorización de las autoridades locales.
Ante semejante situación y frente a un escenario día tras día más complejo, se pusieron en contacto con la embajada argentina para buscar alternativas para salir de Wuhan. Quisieron hacerlo en auto, pero no pudieron obtener los permisos y nadie le garantizaba que las rutas no estuvieran cerradas. Entonces, tuvieron que esperar a que aparecieran vuelos de evacuación: uno era para Brasil y otro para Ucrania. María y Germán, por una cuestión de falta de cupos, no les quedó otra alternativa que ir rumbo a Kiev.
"La embajada de Ucrania organizó alrededor de diez combis para ir recogiendo a los evacuados en paradas en toda la ciudad. Fuimos caminando el puñado de cuadras hasta el punto que nos designaron -siempre con barbijo- y al arribar la camioneta nos avisaron que nos iban a tomar la temperatura y que si teníamos más de 37°2, no íbamos a poder subir. Lo mismo sucedería si teníamos alguno de los síntomas característicos del coronavirus", contó María Andrea.
Y Germán relató cómo fue llegar al aeropuerto: "Nos sorprendió ver todo vacío, no había nadie. Apenas llegamos nos escanearon y tomaron nuevamente la temperatura. Ya en migraciones, se repitieron los controles y nos hicieron pasar por una especie de cámara térmica. Además, un médico nos hizo consultas de todo tipo: con quién estuvimos, en qué dirección nos hospedamos, si teníamos síntomas o dolor, si habíamos tomado alguna medicación. Todo eso lo tuvimos que firmar en una declaración jurada que quedó en Wuhan. Después de eso, tras otra tanda de controles, pudimos subir al avión".
Y continuó: "El vuelo era exclusivo para evacuar ciudadanos ucranianos pero se había sumado gente de diferentes nacionalidades. El avión era un típico modelo de cabotaje con dos filas de tres asientos y pasillo en el medio. Estaba preparado sanitariamente para dividir la primera clase donde se ubicaba la tripulación y los médicos, de la clase económica donde nos encontrábamos nosotros. Ambas zonas estaban divididas con un doble nylon con un espacio en el medio donde se cambiaban totalmente de ropa cada vez que venían a tomarnos la temperatura y realizarnos controles".
Cuando llegarona Kiev, comenzó una nueva travesía, ya que tuvieron que pasar unos 15 días allí para respetar la cuarentena. Pero para eso debieron recorrer otros 350 kilómetros en una camioneta hasta el centro médico de la guardia nacional ucraniana ubicado en Novye Sanzhari. Claro, nada iba a ser sencillo, porque en el camino varias veces su paso fue bloqueado por manifestantes que se oponían a recibir a los evacuados de Wuhan por miedo a que el coronavirus ingresara a Ucrania. María Andrea elige correr esa mala experiencia: "Los nervios por aquellos hechos quedaron archivados por lo bien que nos trató la gente del hospital militar y todo el pueblo ucraniano. Nos mandaban regalos, donaban libros, llegaban cartas por correo dándonos ánimo. Nos quedamos con una bandera argentina que decía 'Bienvenidos a Ucrania'. Incluso una empresa de la zona nos regaló chocolates y galletitas".
Fueron momentos convulsionados, por eso la propia ministra de salud ucraniana Zoryan Skaletska decidió realizar la cuarentena junto a todos los evacuados, los tripulantes del vuelo y los conductores de las combis. "Fueron días difíciles. Si bien en el centro médico estaban todas las personas que participaron de la evacuación, cada uno estaba en su habitación, que era bastante pequeña y sólo tenía un balcón francés. Casi no teníamos interacción. Salíamos sólo para buscar la comida que venía envuelta en bolsas plásticas y siempre con barbijos puestos. Nos dejaron una caja repleta porque había que cambiarlos cada tres horas. Y antes de cada desayuno y cena pasaban a tomarnos la temperatura", dice la patinadora argentina.
En los días que estuvieron allì todos los controles que les realizaron dieron negativo y cuando completaron la cuarentena la ministra de salud les entregó el acta oficial con el alta médica. De allí comenzaron nuevamente los trámites con la embajada argentina en Ucrania, a cargo de Elena Mikusinski, para volar rumbo a España. 2Al ya tener nosotros el alta y como Ucrania aún no registraba casos, la partida en avión fue más normal. Apenas llegamos al Aeropuerto de Barajas nos estaban esperando la cónsul y el cónsul adjunto, quienes habían articulado todo con Aerolíneas Argentinas. Se encargaron de despachar nuestras valijas y acondicionaron una sala vip para que podamos esperar. Todo estuvo re bien coordinado", dice María
El 7 de marzo será una fecha clave para ellos, porque finalmente pisaron suelo argentino: "Llegamos a Ezeiza como un vuelo más, porque las autoridades recién se estaban acomodando a esta avanzada del coronavirus. Hicimos la declaración jurada y nos estaba esperando el padre de María con el auto para llevarnos a casa. Allí arrancamos la cuarentena de catorce días que terminó el sábado pasado y que empalmó con el aislamiento obligatorio anunciado por el presidente. Por lo que llevamos más de 60 días y cuatro cuarentenas consecutivas", finalizó Germán.
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