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Corazón partido: Pizzi, Colón y una historia de amor y cicatrices
El técnico de Racing es hincha del Sabalero, donde abrió su carrera como entrenador, pero sólo tres partidos después lo echó Vignatti..., el presidente actual; la infancia en el ‘Cementerio de los elefantes’ con su padre, don Antonio, que fue médico del club
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Juan Antonio Pizzi es hincha de Colón y convirtió a la ‘Chiva’ Di Meola en el superhéroe de su infancia. Antonio, el padre de ‘Juanchi’, fue médico del Sabalero en la primera mitad de los años ’70 y hasta candidato a presidente en 1979. Los Pizzi iban juntos al Cementerio. A la platea. Cuando creció Juan, pasó a la tribuna con sus amigos. Aparecía borroso un futuro como futbolista y no se probó en las inferiores rojinegras. Herencia de familia, lo esperaba la medicina y se mudó a Rosario para estudiar en la facultad. Entonces entró Central en su vida para cambiársela para siempre. Pero Pizzi es de Colón. El destino se entromete burlón en el camino del actual técnico de Racing: en 48 horas intentará quedarse con la Copa de la Liga, ese título en Primera que el club de sus amores busca desde siempre.
Pizzi es de Colón. Por eso, cuando en 2005 sonó el teléfono, no dudó de sacar a sus hijos del colegio y mudarse de Barcelona a Santa Fe para abrir su carrera como director técnico en el Sabalero. Llegó en febrero y en marzo estaba afuera. Ni un mes de plazo le concedieron... Acorralados después de perder las tres fechas iniciales de aquel Clausura, a Pizzi y al peruano José ‘Chemo’ del Solar los echaron por teléfono. Por teléfono, sí, y un empleado cualquiera. Llegó Gerardo Martino y Colón venció 2-1 a Quilmes para sumar su primer triunfo. ¿Traía alguna pócima mágica el ‘Tata’? Él mismo espantó cualquier rótulo de salvador. “Esta victoria no es mía; ¿cómo puedo tener algún mérito si apenas llegué? No. Este éxito es de Pizzi y Del Solar”, advertía. Pero esa es otra historia. Volvamos a Pizzi, que había llegado por el dirigente José Vignatti, se tuvo que marchar por José Vignatti…, y el actual presidente de Colón es José Vignatti. Imposible que este viernes no se le cruce a ‘Juanchi’ por la cabeza.
Tres partidos. Tres derrotas: 3 a 2 con River, 3 a 1 con Estudiantes y 2 a 0 con Arsenal. Y afuera. “Fue un golpe durísimo. Un contratiempo del que me llevó muchísimo tiempo recuperarme. Ahora, si bien fue mi comienzo como DT, no considero que mi carrera haya empezado ahí. Estuve muy poco tiempo y no me dejaron trabajar durante un período razonable. Reconozco que los pasos que viví después me hicieron ver que tuve inexperiencia o falta de criterio a la hora de agarrar en Colón. Tendría que haber evaluado otras cosas y me dejé llevar por el deseo de seguir relacionado al fútbol apenas me retiré como jugador. La gente que estaba en Colón se portó muy mal. No tuvieron valentía para sostener lo que habían proyectado ni capacidad para comandar el club. Ya pasó, los dos seguimos nuestras vidas y Colón seguirá siendo el equipo más importante la ciudad de Santa Fe”, le contó Pizzi hace un tiempo a LA NACION. Y en sus últimas palabras claramente aparecía el hincha de Colón.
Cuando menciona a “la gente que estaba en Colón”, se refiere a Horacio Darrás, entonces el presidente del club, y a Vignatti, el histórico hombre fuerte. Hoy, Vignatti es el presidente..., y Darrás su vice. Pizzi se había retirado como futbolista en 2001, en Villarreal. Por un par de años se alejó de todo. Después hizo el curso de entrenador en la Federación española y se recibió con Pep Guardiola y con Luis Enrique. Más tarde, comenzó a trabajar con el representante Ricardo Schlieper y sus jugadores en Europa. Pero enseguida percibió que no era su atmósfera. Hasta que se sumó a las inferiores de Barcelona y alcanzó a ver en acción al chavalito rosarino, un tal Messi, del que todos hablaban en el club. Pizzi estaba radicado con su familia en Barcelona. Pero sonó el teléfono. Y, si como dicen, la patria de cada uno es la infancia, estaba llamando la patria.
Recuerda con dolor aquel 2005, entre otros motivos, porque arrastró a la familia y sacó a sus hijos de la escuela –entre ellos, a Nicolás, nacido en Tenerife, que entonces tenía 10 años y hoy es su ayudante de campo– por ir detrás de una aventura. De la ilusión al derrumbe en un pestañeo. Asume sus culpas: se apresuró, debió estudiar mejor la opción. Debió desconfiar y no olvida la traición. Ese mal paso lo marcó. “Desde esa experiencia, tomé realmente conciencia de lo que significaba ser entrenador de fútbol”, aceptó. Sabe que entonces se le cerraron puertas en el país y, al tiempo, abrió una experiencia americana para enderezar el peor comienzo profesional. “Me costó revertir aquello, necesité de muchos buenos resultados para volver a ser una opción para mucha gente”, supo reflexionar.
En abril de 2006 consiguió trabajo en Universidad San Martín, de Perú. Se involucró con la política de Rosario Central, acompañó a una lista en 2007 y perdió. En 2009 tomó Santiago Morning, de Chile, y atrapó cierta atención. A mediados de 2010 lo contrató Universidad Católica y esa Navidad fue campeón. Campeón como entrenador por primera vez. Desde entonces construyó una carrera más interesante de lo que varios le reconocen, pero sólo seis años después de aquel traumático bautismo sabalero sintió que pisaba firme.
El extraño encanto de jugar contra el equipo de tu vida… De alguna manera, Pizzi ya sabe de qué se trata. Chile, con Jorge Sampaoli, le ganó a la Argentina la Copa América 2015. Nadie podía sospechar que la situación prácticamente se iba a clonar al año siguiente. Otra vez Chile campeón, contra Argentina y con un argentino en la conducción, ahora, Pizzi. Entonces, maquilló la alegría. Antes de la definición, no evitó referirse a la particularidad: “Mi compromiso con Chile es absoluto. Ya cuando decidí defender a otra selección, asumí el riesgo de jugar contra Argentina”. ¿A qué se refería? Pizzi le arrebató un título a la selección como entrenador, y le convirtió un gol como delantero. Sucedió el 20 de septiembre de 1995, en Madrid. También de rojo, pero como delantero de la España de Javier Clemente. Con un cabezazo, su especialidad, el santafesino abrió el marcador para el 2-1 final contra el Káiser Passarella. “Cuando le anoté, no fue un momento agradable”, aceptaría mucho tiempo después.
Las sorpresas esperan agazapadas a la vuelta de la esquina. Iván Moreno y Fabianesi y Rafael Maceratesi integran el cuerpo técnico de Racing. ¿Dónde jugaron? En Colón, claro, incluso Iván fue un referente y lo dirigió Pizzi. ‘Juanchi’ ya enfrentó al Sabalero: como futbolista y como entrenador, hace algunas semanas incluso, en una polémica victoria 2-1 en el Cilindro, por la etapa de grupos de la Copa de la Liga. “Cuando fui al Cementerio como técnico de San Lorenzo me sorprendió mucho el trato que me dieron los hinchas de Colón. Ellos me reconocen como hincha del club”, contó cierta vez. Pero ahora se tratará de una final. Uno u otro. Pizzi vivió muchos años en Santa Fe, de pibe y de adulto. Allá todos saben que es de Colón, y se conocen también las cargadas con Francisco, el hermano menor, fanático de Unión. Este puede ser otro capítulo en la intimidad familiar. Nuevamente se cruza Colón en la vida de Pizzi, una historia de amor y cicatrices.
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