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Maximiliano Richeze: “No fui reconocido como otros deportistas argentinos”
A los 39 años, el ‘Atómico’ cerrará su carrera este domingo en la Vuelta a San Juan; “Fue una decisión forzada: mi edad se convirtió en un condicionante para ser contratado”, confió el campeón Panamericano
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SAN JUAN.– Tiene fáciles la sonrisa y el buen humor. “Me gustaría trabajar con los niños y transmitirles lo que tuve la suerte de aprender a lo largo de tantos años en el primer nivel mundial del ciclismo. Todas esas cosas yo las tuve que aprender solo”. A los 39 años, Maximiliano Richeze se prepara para el día después, como él mismo dice, mientras recorre los últimos kilómetros como ciclista profesional tras 17 años de trayectoria y se ilusiona con un cierre triunfal, este domingo, en la última etapa de la tradicional Vuelta a San Juan. “Sería perfecto, esta provincia me dio mucho”, lanza el Atómico, apenas comienza el diálogo con LA NACION, sentado cómodamente en amplio hall de Hotel Del Bono Park.
–¿Cómo transitás tus últimos días de ciclista profesional?
–La voy llevando muy bien, bastante conmovido y emocionado. En estos días estoy con mucha nostalgia, porque voy tomando conciencia que es mi última carrera y, por ahí, al tener toda una vida dedicada al ciclismo, no va a ser fácil cambiar. Porque todavía me siento con ganas y fuerzas para continuar, aunque mi edad se convirtió en un condicionante para ser contratado. Hablando mucho con los equipos, todos me remarcaron las dudas con las que podía afrontar el año y tomé la decisión de cerrar mi ciclo.
–¿Fue una decisión forzada?
–Sí, fue muy difícil tomar la decisión y mucho más aceptarla. Yo tenía contrato firmado con los franceses del equipo B&B para correr junto con Mark Cavendish y ayudarlo a superar el récord de triunfos en el Tour de Francia, pero al desarmarse por cuestiones administrativas, todo se complicó. Estuve esperando que Mark, que arregló con el Astana, me lleve como su lanzador, pero no me atendió más el teléfono. Yo lo entiendo, no era fácil llevarme al Astana, pero con un llamado creo que bastaba...
Maxi comenzó en el ciclismo a los 5 años, continuando el mandato de su papá Omar, un excelso ciclista de los años setenta y ochenta. Sus buenas actuaciones en diferentes pruebas nacionales rápidamente le abrieron las puertas de Europa. En 2004 desembarcó en el equipo italiano Bassano y tras un año de experiencia pegó el salto al profesionalismo en el Panaria Navigare. Desde entonces, todo fue crecimiento y logros hasta recalar en los equipos Word Tour: primero, en Lampre-Merida, de España; luego, en los poderosísimos Quick Step, de Bélgica, y en el UAE Team Emirates. En el medio de todo, fue campeón argentino de pista y obtuvo la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Lima, en 2019.
–¿Te costó ser un ciclista profesional de elite mundial?
–Muy difícil. Porque si bien yo vengo de una familia de ciclistas y me apoyaron mucho para que pueda dedicarme ciento por ciento a esto, cuando llegué a Europa quedé solo contra el mundo. Sobre todo, porque en esa época los sudamericanos no teníamos aceptación por parte de los europeos. Molestábamos.
–¿Hoy es más fácil llegar a Europa que antes?
–Hay más posibilidades. Cuando yo decidí probar suerte en Europa, estuve mucho tiempo sin poder conseguir un equipo. Había ganado 14 carreras y todavía me seguían probando para ver si estaba en condiciones de firmar en un equipo chico. Te explotaban al máximo. Ahora ya van más protegidos y, en muchos casos, con contratos con equipos grandes.
–Qué es más importante, ¿la condición física o la fortaleza mental?
-–La cabeza es todo. Yo vi corredores con una condición física impecable y con muchísima potencia de piernas que no llegaron a nada o abandonaron por no tener la fortaleza mental necesaria para aguantar presiones, superar el umbral del dolor, rendirse ante la primera adversidad. Conozco casos en los que triunfaron o hicieron mucho más de lo que se esperaba por su cabeza.
–¿En cuál de los dos te pones vos?
–Lo mío fue mucha cabeza. Obviamente que, para todo eso, también, deben existir condiciones que equilibren las dos. Uno de los que admiro por su fortaleza mental es Elia Viviani, que ganó Mundial, Juegos Olímpicos, Giro de Italia y etapa en las Tres Grandes (Tour, Giro y Vuelta); es un animal.
–¿Qué te dio el ciclismo y qué le diste vos al ciclismo?
–El ciclismo me dio todo en mi vida. Más allá de formarme y enseñarme que todo se logra con mucho sacrificio, me permitió vivir de mi pasión, conocer el mundo, hacer amistades, asegurar el futuro de mi familia y, lo que más orgullo me genera, es que me dio la posibilidad de mostrar la bandera argentina en un Tour de Francia.
–¿Cuál fue el mejor momento de tu carrera?
–Mis años en el equipo Quick-Step fueron los mejores de mi carrera. Cuando tocó irme al UAE fue triste y me afectó mucho en lo emocional. Pero bueno, prioricé mi amistad con Fernando Gaviria, me pareció correcto darle una mano. Mi señora siempre me dice que desde que me cambié de equipo, ya no fui el mismo…
Más allá de ser considerado unos de los mejores lanzadores del mundo, Maxi ostenta el hito de ser el primer ciclista argentino en subirse al podio de una grande: fue segundo en las etapas 18 y 21 del Giro de Italia de 2007, por detrás del italiano Alessandro Petacchi; sin embargo, después de un año, fue reconocido como ganador por doping del italiano. “Yo si no paso primero, no me siento ganador. Esas dos etapas estuve muy cerca de ganarlas, pero Pettacci cruzó la meta antes que yo. No haber ganado una etapa en ese Giro es una de las cuentas pendientes de mi carrera”, dice, con sinceridad.
–¿Cómo ves el ciclismo argentino con respecto a las potencias?
–Nos falta mucho para poder competir de igual a igual, pero viene en pleno crecimiento. Todas estas carreras, como la Vuelta a San, le están dando un impulso importante a la disciplina. Necesitamos roce internacional para que salgan camadas nuevas que apunten a llegar a Europa. Hay mucho material humano, pero no tenemos planificación, nos vivimos equivocando en la manera de entrenar.
–¿Te retiras en paz o te quedó alguna cuenta pendiente en tu carrera?
–Me voy muy conforme con todo lo que logré a nivel deportivo. Tal vez, me quede ese sinsabor de no haber sido valorado o reconocido como otros deportistas argentinos. Ni mis vecinos de Bella Vista me conocen como ciclista. Gané Juegos Panamericanos y corrí las carreras más importantes del mundo y nunca tuve un reconocimiento en mi barrio.
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