Eduardo Sepúlveda, el escalador y fondista que participa en las grandes pruebas del ciclismo y tiene pendiente un examen de 273 kilómetros
Participará en la competencia de ruta; será el único argentino en esta modalidad en los Juegos, está radicado en Andorra y llegó a liderar una cita grande del calendario
Hay cosas en la vida de un deportista que son imposibles de olvidar. Momentos únicos e irrepetibles que se perpetúan en la memoria, que dejan enseñanzas, marcas. Para Eduardo Sepúlveda, 2023 quedó marcado a fuego en la línea de tiempo que llevaba trazada su trayectoria de ciclista internacional. Por lo que vivió y por lo que ganó. Pasó, sin escala, de buscar en la red social X un equipo que lo contratara a convertirse en el primer ciclista argentino en la historia de una prueba grande en liderar la clasificación de la Vuelta a España. Hoy, fruto de esa mezcla de experiencias y sensaciones, disfruta de un presente auspicioso y lleno de ilusiones de cara a su tercera participación en los Juegos Olímpicos. “Hace algo más de un año y medio era impensado esto que hoy me toca vivir”, le comenta a LA NACION.
A los 33 años, radicado en Andorra y con miles de kilómetros en sus piernas, Sepu, como lo nombran en el pelotón internacional, es el mejor ciclista argentino de la actualidad y el único que nos representará en la prueba de ruta de París 2024, que se desarrollará el 3 de agosto. Y si bien eso limita las posibilidades de acceder a una medalla, no merma sus expectativas de realizar una buena carrera y presentarles lucha a los mejores pedalistas del mundo, con quienes compite durante todo el año en las distintas pruebas del calendario internacional. “Es una oportunidad de sacarme la espina que me quedó en Tokio, que por temas de clima y demás cosas no pude rendir de la manera que esperaba”, comenta.
-¿Cuál es el objetivo para estos Juegos Olímpicos?
-Me gustaría superar lo que lo hice en Río 2016, donde salí 37°, y obtener mi mejor resultado entre mundiales y Juegos Olímpicos. Está cerca de mi casa, conozco muy bien el país y va a estar mi familia, mi mamá y mi mujer, que nunca tienen la posibilidad de acompañarme. Eso también será una motivación extra para poder rendir bien.
-¿Qué te hace pensar que podés superar en París las actuaciones anteriores?
- Llego con mucha confianza y muy bien preparado físicamente a París. Además, conozco muy bien algunos de los tramos del circuito en el que vamos a correr, tiene menos desnivel y algunos kilómetros con adoquines. Va a ser una carrera más de muro y no de tantas subidas, como fue en Tokio. Y quizás en haga menos calor y humedad…
-¿En qué se basa la preparación para soportar el esfuerzo físico que te va a demandar recorrer los 273 kilómetros de la prueba?
-La preparación es mucho más exigente que la prueba misma. Para una competencia como ésta, de más de seis horas de pedaleo, los entrenamientos son muy largos y, por lo general, los hacemos en altura. Y, al ser una prueba de resistencia, contamos con el asesoramiento de una nutricionista. Ella se encarga de analizar cómo puede ser la carrera, el clima, la distancia y nos arma la dieta adecuada. Es fundamental comer e hidratarse bien durante la carrera.
-Si bien el ciclismo es un deporte individual también es fundamental el trabajo en equipo. ¿Cómo te vas a ingeniar para competir en soledad contra rivales que van a contar con el apoyo del equipo completo?
-Es una gran desventaja no contar con un compañero, ni hablar de no tener a disposición un equipo completo como van tener otras selecciones. El esfuerzo físico es mayor. Sobre todo, si sufrís alguna caída o algún desperfecto mecánico donde te la tenés que arreglar solo. En los equipos que van completos, si les llega a pasar algo al líder tiene a disposición todos los otros compañeros para ayudarlo a que vuelva al pelotón. En cambio, si estás solo a esas complicaciones las tenés que resolver por tu cuenta. En Tokio me pasó que tuve que compartir el coche de abastecimiento y me quedé sin agua, me deshidraté y no pude seguir. Estos son los riesgos que hay cuando competimos solos.
-¿Quiénes son los rivales a vencer en París?
-Los grandes candidatos son el esloveno Tadej Pogacar, campeón del último Giro de Italia y dos veces ganador del Tour de Francia, Mathieu van del Poel, campeón del mundo, y Wout Van Eart, otro de los belgas que anda muy bien. Obviamente no hay que descartar a los franceses, a los italianos y a los españoles, porque también son países potencias en ciclismo y tienen muy buenos corredores en muy buen momento.
Sepúlveda lleva la bondad del alma reflejada en su mirada. Su ficha dice que es chubutense y que allá en su pago, Rawson, lo llaman Balito en honor a su padre Balo, quien falleció en un accidente automovilístico cuando él tenía 16 y volvían, justamente, de una carrera que acababa de ganar; dice que es el único ciclista argentino que compite en el primer nivel mundial; que es un excelente escalador y un gran fondista; que tiene varias participaciones en el Tour de Francia, en el Giro de Italia y en la Vuelta a España, las tres grandes pruebas del ciclismo mundial; además, cuenta con varios triunfos en competencias del calendario UCI World Tour y viene de obtener la medalla de plata en los Juegos Panamericanos de Santiago de Chile 2023.
-Siempre se asoció al ciclismo con el doping, ¿cuánto se evolucionó en los controles?
-Mucho. La UCI endureció las penas y los controles mediante el programa Ciclismo Limpio. Nosotros estamos vigilados constantemente mediante una aplicación (ADAMS) en la que debemos notificar la ubicación y lo que hacemos y dejamos de hacer. Saben de nuestra vida a toda hora durante todo el año. Nos hace controles sorpresivos a cualquier hora y ante cualquier actitud sospechosa nos sancionan. Vienen, te tocan el timbre y no te podes negar. A mí me pasó que estando de vacaciones se aparecieron el hotel. Hace unos días a un compañero de equipo le cayeron de madrugada. Hubo casos que no atendieron y fueron sancionados.
-¿Por qué al ciclismo argentino le cuesta tener representantes el primer nivel mundial?
-Básicamente por la falta de apoyo para llegar a Europa, que es donde están los equipos profesionales más importantes y es donde se desarrollan las mejores competencias. Los buscadores de talentos de los equipos Word Tour suelen centrar sus búsquedas en las competencias que se hacen acá. En Argentina hay muy buenos ciclistas jóvenes, pero no tienen los recursos ni el apoyo necesario para mostrarse en Europa. Encima, la Vuelta a San Juan dejó de ser internacional y se perdió la única vidriera que tenían para medirse con los mejores del mundo.
-¿Cómo ves al ciclismo argentino en la actualidad?
-Yo siento que en estos años el nivel creció mucho, pero nunca deja de estar lejos del europeo. Esa es una gran dificultad, porque dar el gran paso es venir a Europa. Aunque no es tan fácil: muchas veces se hace complicado mantenerte económicamente y, además, todo proceso lleva una adaptación, y los tiempos no son los mismos para uno que para un equipo.
-¿Y a vos cómo te llegó la oportunidad de dar el paso a Europa?
-En 2012, después de un Tour de San Luis, me llegó la invitación de la Unión de Ciclismo Internacional para integrar el equipo talentos de países subdesarrollados que ellos tiene en Suiza. Por suerte hice podio en algunas competencias y pude firmar mi primer contrato.
Claro que en todo ese ciclo de esfuerzo hubo resultados. Fue oro en los campeonatos panamericanos de ciclismo de 2012, año en que además fue seleccionado como el mejor Sub 23; en 2013 ganó dos medallas doradas al consagrarse en persecución individual y por equipos. Esos logros hicieron que el equipo francés Fortuneo- Vital le ofreciera un contrato para disputar su primer Tour de France, en 2015. Luego su talento lo empujó a dar el salto al World Tour, convirtiéndose en uno de los gregarios de lujo del equipo español Movistar; hoy es uno de los expertos en la montaña del equipo belga Lotto Dstny.
-¿Por qué siendo de un lugar sin montañas te destacas como escalador?
-En mi primer año en Europa vino un entrenador y me dijo que por los datos que arrojaba el medidor de potencia tenía un perfil ideal para ser escalador. La única contra que tenía era que estaba cinco kilos arriba del peso ideal. Así que bajé esos kilos y pude hacer rendir mejor la relación peso potencia y comencé a destacarme mejor en la montaña. Aunque no es todo subir para ser escalador, también hay que saber bajar. Muchas veces se baja muy rápido y hay curvas muy técnicas y peligrosas. No es para cualquiera bajar en terrenos sinuosos como los Pirineos, los Alpes y las Dolomitas…
-¿Qué significó haber sido el primer argentino en liderar la clasificación general de montaña durante una gran vuelta?
-Si bien uno se esfuerza para conseguir resultados, nunca imaginé que podía llegar a ser líder la montaña en la Vuelta a España. A lo mejor acá eso repercutió demasiado, pero lo que me tocó vivir esos días fue maravilloso. Tengo colgadas todas las camisetas y cada vez que las miró no lo puedo creer. Pasé de buscar equipo en X a liderar la clasificación de montaña en la Vuelta a España y aparecer todos los días en los medios más importantes de Europa.
-¿Qué te llevó a exponer públicamente que estabas buscando equipo?
-A fines del 2022 me encontré con la novedad de que el equipo que integraba, Drone Hopper Androni Giocattoli, se desarmaba y las posibilidades de sumarme a otros equipos no estaba fácil. Así que decidí contar mi situación en X y apareció el ofrecimiento del equipo Lotto. Me acuerdo que estaba por correr una de las últimas carreras del año, el Tour de Langkawi, en Malasia, y ante de arrancar una de las etapas me vino a hablar el australiano Allan Davis, uno de los directores del equipo. A los pocos días cerramos el contrato. Por suerte el mensaje dio sus frutos.
-¿Se te cruzó por la cabeza la posibilidad de tener que volverte a Argentina y cerrar tu etapa de ciclista profesional?
-Pensé que era el final. Porque hace unos años pasé por una situación similar y, con más tiempo para negociar con los equipos, me costó muchísimo poder arreglar. Esta vez fue muchos más brava porque casi todos los equipos del World Tour ya habían cerrados todos los contratos.
-¿Se extraña Argentina?
-Sí, pero en Europa la vida es muy distinta. En Argentina el ciclismo no es profesional, y acá sí. Hay mucha gente pendiente de uno y las cosas son más fáciles, es una buena forma de ganarse la vida.
-¿Cuántas cosas cambiarías para que tu viejo vea lo que sos hoy en el ciclismo?
-La muerte de mi papá me afectó mucho, pero creo que me ayudó a forjar el carácter. Yo tenía 15 años y tiempo después tomé la decisión de dedicarme a la bici de verdad porque era lo que él quería. Cambiaría todo lo que tengo por tenerlo acá a mi viejo y que vea lo que crecí. Yo soy ciclista gracias a él…