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Charles Allie, el atleta de 71 años que corre más rápido que vos
PITTSBURGH, Estados Unidos — Charles Allie tiene 71 años y es veloz. Es probable que sea un corredor mucho más rápido que vos… de hecho, más veloz de lo que jamás fuiste. El año pasado rompió en España su propio récord mundial por más de un segundo dentro de su categoría en la carrera de los 400 metros. Básicamente es casi medio kilómetro, una vuelta alrededor de una pista de carreras estándar. Cruzó la línea de meta en 57,26 segundos.
Muchas personas, incluso cuando están en su punto más veloz, jamás logran correr los 400 metros en menos de un minuto. Allie ha ido rompiendo la barrera del minuto desde que era niño. Ahora, vence a sus competidores (los otros hombres más veloces del mundo que tienen su edad) con una ventaja de 30 o 40 metros.
Además, el año pasado también estableció el récord mundial en los 200 metros en el grupo de mayores de 70 años. ¿Todavía no te impresiona? En el Campeonato Mundial de Atletismo Máster, participó en una división menor y ganó dos medallas de oro en relevos con los competidores de 65 años. En esa división, corrió más rápido que casi todos, a excepción de su buen amigo Bill Collins, quien fue uno de los mejores corredores estadounidenses a mediados de la década de 1970.
"Simplemente soy adicto a la velocidad", comentó Allie en la mesa de la cocina de su casa en Pittsburgh, en una mañana reciente. Había desayunado avena y frutas.
El atletismo es un deporte de personas atípicas. No se suponía que los velocistas midieran 1,98 metros. Después llegó Usain Bolt a cambiar los libros de récords. Durante mucho tiempo se consideró que romper la marca de las dos horas en un maratón era imposible. Ahora, Eliud Kipchoge de Kenia está a 99 segundos de esa marca. El récord mundial de Jackie Joyner-Kersee en el heptatlón se ha mantenido durante 31 años.
Allie ha sido bendecido con unas piernas increíblemente rápidas y un cuerpo que envejece a una velocidad sorprendentemente lenta. Afirmó que su peso no ha fluctuado más de dos kilos y medio en veinticinco años. Casi no se enferma y no ha tenido una lesión de gravedad. En el 2008 sufrió un esguince en el talón de Aquiles. Ahora, comentó, padece de dolor en la cadera.
Siempre está entrenando, pero ahora realiza una rutina un poco más intensa. Este fin de semana en el Campeonato Nacional de Másteres en Ames, Iowa, Allie busca romper el récord mundial de los 100 metros en la categoría de mayores de 70 años, la carrera de velocidad que más se le dificulta. El año pasado los corrió en 12,81 segundos, así que se quedó corto para llegar a la marca por cuatro centésimas de segundo.
Es casi imposible que alguien de cualquier edad logre el récord mundial de los 100, 200 y 400 metros de forma simultánea. Algunos han tenido dos de los tres. Bolt, por ejemplo, tiene las mejores marcas en los 100 y 200 metros. Michael Johnson tuvo los récords de los 200 y 400 metros. Quienes pueden ganar en los 100 metros, por lo general agotan su energía antes del final de los 400, mientras que quienes corren los 400 metros no tienen la velocidad bruta necesaria para ganar en los 100 metros.
"Lo va a lograr", dijo Collins, el compañero de equipo de Allie en el club de atletismo Houston Elite. "Solo tiene que trabajar un poco más en su salida, en los primeros 9 metros".
Collins, quien es tres años menor que Allie, lo describe como "un atleta en un millón, un poco al estilo de Usain Bolt".
En 2013, Allie viajó a Mónaco para recibir el premio de la Asociación Internacional de las Federaciones de Atletismo al atleta máster de ese año en la rama varonil. Bolt también estaba ahí para recibir el premio al atleta sénior del año.
"Recibir el premio junto con él fue todo un suceso", dijo Allie respecto a Bolt.
Allie ganó los campeonatos de su ciudad cuando estudiaba la preparatoria en Pittsburgh. Asistió a la Universidad de Hampton, en Virginia, donde se quedó a un paso de competir a nivel nacional y mundial. Cuando estaba en sus veinte y treintaitantos años, compitió en algunos campeonatos de atletismo, mientras daba clases de manejo de equipo industrial y era entrenador de deportes a nivel secundaria.
Luego cumplió 40 años y comenzó a competir en la categoría máster. Ahí se dio cuenta de que había perdido menos velocidad que sus contemporáneos: había alcanzado al grupo y, en muchas ocasiones, lo dejaba atrás.
Michael Joyner de la Clínica Mayo, un destacado investigador de ejercicio y fisiología, aseguró que el desempeño de Allie lo ubica en el límite de la curva del envejecimiento, donde la capacidad atlética se reduce al menos un seis por ciento cada década. No obstante, debido a todas las lesiones a las que están expuestos los velocistas, el lento declive de Allie es aún más sorprendente. "Cuando corres 1,5 kilómetro en siete u ocho minutos, no estás explotando tus piernas como lo hacen estos chicos", dijo Joyner. "Es evidente que se mantuvo en forma".
Allie se alimenta saludablemente y ha corrido en las competencias de atletismo Penn Relays cada año desde que cumplió 40. Si tiene dos entrenamientos rigurosos consecutivos, se toma un día de descanso.
"Necesito descansar", dijo. También visita el gimnasio del YMCA para hacer pesas algunas tardes de la semana, tratando de mantener a raya el inevitable declive de las fibras musculares de contracción rápida.
Los entrenamientos de Allie no son largos ni complicados. Corre un kilómetro y medio a baja velocidad para calentar y luego hace una serie de carreras de práctica de 45 metros. En una de ellas levanta muy alto las rodillas y en otra se asegura de golpear su trasero con los talones a cada paso. Después de eso, se sienta en el césped del centro de la pista y ata las agujetas de sus zapatillas de atletismo: son unos Nike negros de primera calidad. Es el tipo de cosas en las que no escatima su dinero.
"Me gusta el calzado que me hace sentir veloz", dijo.
Los botines con clavos, que pueden pesar tan poco como 150 gramos, son para sus intervalos de esprint. Hace una serie de intervalos que son un poco más largos que sus carreras. Como preparación para una competencia de 400 metros, repite intervalos de 500 o 600 metros. Para la de 200, la distancia que entrena es de 250 o 300 metros. Como está concentrado en la carrera de los 100 metros, en una mañana hace poco decidió hacer esprints de 150 metros.
Correr junto a Allie puede ser una lección de humildad. Desde que comienza se lanza, a toda velocidad, como si estuviera volando. No se espera que los septuagenarios corran tan rápido.
Collins, su compañero de equipo y en algún momento su rival, comentó que hay muy pocas personas que pueden mantener su velocidad durante toda la carrera como lo hace Allie. En los 400 metros, el tiempo de Allie en los últimos 100 metros es casi el mismo que el de los primeros. Por eso se ha ganado el apodo de "One Speed", que significa "una velocidad", explicó Collins. "Puede ir ganando por 30 o 40 metros y ni así reduce su velocidad".
Jackie, la esposa de Allie (quien ha estado con él desde la secundaria), graba sus carreras y las publica en línea. "Puede que yo esté más involucrada en esto que él", comentó.
Eso es bueno porque no es una disciplina barata. Los corredores de la categoría máster, incluso los mejores del mundo, cubren sus propios gastos, aunque hace poco U.S.A. Track & Field empezó a pagarles a los mejores corredores 400 dólares por cada evento en los campeonatos mundiales y 400 dólares adicionales por cada medalla de oro. El monto máximo en cada categoría de edad asciende a 1000 dólares. Por supuesto, Allie alcanzó el límite y cobró 2000 dólares el año pasado. Ahora también le proporcionan uniformes y otros artículos.
Allie también entrena niños en Nadia, un club de atletismo en Pittsburgh. Afirmó que trabajar con ellos, los más pequeños tienen 6 años, ha contribuido a mantenerlo joven.
Los niños lo llaman Entrenador Buddy, y algunos viajan a Filadelfia para verlo competir en las carreras Penn Relays. Si se pierde un entrenamiento por la mañana, se pone sus zapatillas de atletismo y corre con los niños. Al igual que el resto, no pueden creer lo rápido que es.
"Tienes que esforzarte mucho para seguirle el paso", dijo Kamili Wiley de 13 años. "Es una locura".
© The New York Times
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