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Carlos Delfino: "Parece que fuera fácil volver, pero me fui chico y mi familia es europea"
El ex campeón olímpico dejó la Argentina a los 17 años; a los 34 volvió a la Liga Nacional y su llegada revolucionó el ambiente; "al folklore que se vive acá no lo he visto en ningún lugar", dice
Los genes de Generación Dorada que Carlos Delfino que lleva en cada célula saltan en seguida. Volvió a estadio lleno, revolucionó al ambiente del básquetbol argentino, jugó un partido de liga después de casi cuatro años y fue el eje de las miradas y de la prensa. Y el día después, en una charla con la nacion, cuenta que las de equipo fueron sus mejores vivencias. Lo colectivo por sobre lo individual, aun cuando la entrevista es sobre él. Un auténtico dorado.
A los 34 años, el santafecino vuelve a vivir como basquetbolista, luego de la enésima operación en el pie derecho y de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro como única actividad oficial desde abril de 2013. Relajado, con voz baja, sonriente, llena de palabras el grabador en la sala de prensa contigua a La Bombonerita, donde la noche anterior había disfrutado el 103-87 a La Unión con el que Boca había ganado aire en su desesperada carrera por la permanencia en la Liga Nacional. El alero volvió bien: 8 puntos (2 triples y 2 tiros libres, nada fallado), 3 asistencias, 2 rebotes, 1 pérdida, en 8 minutos. Más que suficiente.
-¿Qué sensaciones te quedan en el día después?
-Estoy contento de estar de vuelta. Contento de haber ganado, sobre todo. Y de estar de nuevo en una cancha, viviendo situaciones lindas, como competir, jugar. Estuve menos minutos que los que esperaba -iban a ser entre 15 y 20-, pero porque no fue necesario. Con la edad que ya estoy manejando, preferimos guardar la máquina antes de hacer lío... Porque trabajando como vengo haciéndolo, llega un momento en que me agarroto. Lo evitamos si no es necesario. Si más adelante hay que buscar otro límite, se lo buscará. Pero voy muy tranquilo.
-¿Te queda grabada alguna vivencia en particular?
-Me quedo con el final, con la victoria, con la cancha llena, con lo lindo que es jugar así como local. Me quedo más con lo del equipo, que ganó. Con el abrazo final en el medio de la cancha, con que saludamos a la gente y todo el mundo a reírse.
-Por lo pronto, tenés 100% de eficacia en lanzamientos en la Liga desde tu regreso...
-Estoy tratando de aumentar la eficacia que dejé en la Liga cuando me fui con 17 años [risa]. Voy a trabajar en cuidar esos números para ir levantándolos.
-¿Cómo estás físicamente?
-Bien. Venía trabajando muy bien en Italia. Hay un umbral, y cuando se llega a él, hay un agarrotamiento que hay que respetar. Mientras no está eso, voy bien. Es por el cansancio por haber estado tanto tiempo parado. Me molestan el tibial posterior, el peroneo... No es como acalambrarse un músculo grande, no; son pequeñas cosas que hacen a la estabilidad, que ayudan a estar tranquilo. Respetamos eso por la situación médica que traigo.
-¿Cómo congeniás los objetivos urgentes de Boca con los personales, que son progresivos?
-El hecho de que esté acá implica que eso está acordado, que los objetivos tienen que ir de la mano. Hay que ser inteligentes. ¿Podría jugar 40 minutos? Sí; si me ponen 40, juego 40. ¿Pero cuánto duraría? No digo que me rompería, pero sí podría aparecer un desgarro. Hay que ir gradualmente, pero como para que le sirva a Boca para salir de la situación en la que está. En el momento del "matrimonio" eso fue pautado, y por eso mi decisión de venir. El cuerpo médico de Boca es muy bueno, el de preparadores físicos también; están mis amistades y mi hermano [Lucio]... Iba todo de la mano. Congeniamos todo. Pasa mucho por la comunicación entre José Osimani [el kinesiólogo], Ronaldo Córdoba [el director técnico] y yo.
-En ese "matrimonio", ¿qué pidió la novia? ¿"Salvanos del descenso"? ¿Y qué pidió el novio? ¿"No me hagas jugar demasiado. Vayamos paulatinamente"?
-[risa] Un poco de todo. Hay una situación clara: se está en el fondo de la tabla. Y la mía es "estoy, pero no quiero matarme". Yo tenía posibilidades de jugar en Europa, pero tenía que estar listo. Y yo no quería eso. Sabía que tal vez en seguida saltaría algo, algo distinto [a la dolencia original]. Y no quiero más lesiones. Si no conseguía algo como esto, en una situación de ayudarnos mutuamente, tal vez esperaba hasta septiembre. Cuando uno juega, no piensa en regular; quiere jugar y ganar. Y yo no pienso en salvarme de abajo; pienso en ganar para estar lo más arriba posible, y si se puede, aunque es muy difícil, entrar a los playoffs. Quiero entrar, quiero hacerlo. Es no sólo la llegada mía; la de Gary Forbes, la vuelta de Nico Gianella cuando supere la lesión... Cuando estemos todos, vamos a ser un equipo difícil. En los próximos partidos veremos si estamos en condiciones de enderezar la nave para ir arriba, como todos los optimistas pensamos.
-¿Qué opinás de la repercusión de tu llegada?
-He visto poco y nada. Sí me pone muy contento el marco que había el otro día en Ferro, lo que vi acá... Ojalá ayude a que la Liga siga creciendo, a que los clubes le den más importancia. Uno ha jugado afuera, y al folklore que se vive acá no lo he visto en ningún lugar. Es muy lindo.
-¿Qué te parece el nivel de la Liga?
-Muy bueno. Yo estaba infumable: como no podía competir, no miraba básquet, porque me ponía mal. Y cuando me puse a ver la Liga noté un alto nivel de juego, grandes entrenadores, grandes jugadores. Respeto mucho a la Liga y va a ser muy duro adaptarme. No la subestimo nada. Va a ser un aprendizaje grande para mí. Uno viene a aportar lo suyo y a competir.
-¿Cómo vivís esta tensión interna en el club en la que el presidente dice que el básquetbol de Boca debería ser amateur, aunque autoriza un esfuerzo presupuestario para incorporar a Carlos Delfino, y socios que cantan "el básquet no se toca"?
-Yo soy jugador de básquet y me dedico a eso. Si puedo ayudar a que la disciplina que me ha dado tanto crezca, bienvenido sea. Esa situación viene de antes, y es ajena a mi llegada de hace cuatro o cinco días. Estoy encantado de todo lo que me he tocado vivir, de la organización que tiene Boca como club, lo grande que es. Puedo asegurar que en comparación con Europa está muy bien, y que el jugador está muy cuidado. Es un club al cual todo basquetbolista querría venir a jugar. El básquetbol es un deporte muy importante al que hay que mostrarlo para que explote, para que siga creciendo. Por algo hemos hecho lo que hemos hecho jugando en el seleccionado, porque la Liga era fuerte y nos hizo crecer.
-¿Tenés idea de qué harás a fin de temporada?
-Hoy estoy tranquilo acá, y después se verá. No me da la cabeza como para estar pensando tantas cosas con todo lo que estoy viviendo en estos días. Es un cambio grande para mí. Parece que fuera fácil volver a casa, pero me fui muy chico, prácticamente no estuve acá, mi familia es europea... Estoy más acostumbrado a estar afuera que acá. Estoy sufriendo desde el cambio de hora hasta la ambientación a la Liga, en un aprendizaje muy rápido. Lo más simple para mí habría sido quedarme allá, porque allá es donde crecí basquetbolística y organizativamente, pero bienvenido sea estar acá. Es lo que siempre quise.
Pues es lo mismo que quería la Liga Nacional.ß
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