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La serie final de la NBA entre Golden State Warriors y Boston Celtics está igualada a dos porque Stephen Curry y compañía, una vez más, se repusieron a una derrota en los playoffs. El triunfo de este viernes por la noche, por 107-97, significó el quinto en la postemporada tras una caída. Es decir, cada vez que el elenco Steve Kerr perdió, al siguiente encuentro, festejó. Y la visita al TD Garden no fue la excepción.
La franquicia de San Francisco acumula 20 partidos en estos playoffs, de los cuáles ganó 15 y perdió cinco.
Con cinco victorias luego de cinco derrotas, vencer a los seis veces campeones de la NBA se volvió un arma de doble filo que achica el margen de posibilidades de lograr el anillo de los de Ime Udoka.
Anoche, en un partido de vida o casi muerte para los Warriors, Curry apareció en su máximo esplendor y firmó su mejor partido en finales de la NBA: 43 puntos (siete de 14 en triples), diez rebotes y cuatro asistencias. Aunque no fue su cotejo en definiciones de mayor anotación (en 2019 encestó 49 unidades frente a Toronto Raptors), sí el más determinante porque diez tantos los convirtió faltando menos de cinco minutos en un choque muy cerrado.
Tras cuatro partidos ante Boston, Curry promedia 34,2 puntos con un porcentaje de aciertos en triples del 49% (25 anotados sobre 51 lanzados); 6,2 rebotes y 3,7 asistencias. Está a siete bombazos de su propio récord de 32 encestados en 2016 en una final de NBA, una cifra que va camino a superar.
*De ser necesarios.
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