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Campanella: la admiración por Del Potro y Messi y por qué no llevaría al cine la vida de Diego Maradona
Pasar días retratando a Manu Ginóbili,Luis Scola,Fabricio Oberto o Andrés Nocioni disparó en Juan José Campanella una pasión deportiva desconocida. El documental que el Comité Olímpico Internacional (COI) le encargó sobre la Generación Dorada (disponible de manera gratuita en la web del Olympic Channel) abrió una nueva dimensión en la carrera del ganador del Oscar con "El secreto de sus ojos", y en esa nueva faceta sueña a lo grande: le encantaría dar forma a una película o miniserie sobre Lionel Messi y se emociona pensando en contar la historia de Juan Martín del Potro. "Estoy hinchando por Del Potro como no recuerdo haber hinchado por nadie en mi vida", dijo el director a LA NACION durante una entrevista en el ciclo Conversaciones, de LN+, que se emitirá completa en noviembre.
–¿Cómo llegaste a hacer un documental sobre básquet?
–Fue una propuesta del COI, del Olympic Channel. Tenían mucho material que no se había visto en ningún lado, y querían además añadirle una dimensión emocional que ellos pensaban que solo alguien del propio país podía agregar… Junto con Camilo Antolini, motor creativo fundamental, le dimos forma sobre todo a una historia de amistad.
–Lo dicen los propios jugadores, ¿no? "Nos gustaba jugar juntos".
–Es que eso es increíble. Cuando uno se mete en un documental, en la realidad, especialmente con el entrenamiento del que hace ficción, vas a buscar conflicto. Porque sin conflicto no tengo película. Queríamos ver cómo había sido realmente el detrás de la escena de este equipo que se llevaba tan bien. El detrás de la escena real.
–Fuiste a buscar egos y gente peleada. Como en las películas.
–Exactamente. Justo antes del triunfo final una pelea a trompadas en el vestuario… ¡Eso buscábamos! Y nos encontramos una Generación Dorada en todo sentido. Todavía son amigos, y a miles de kilómetros de distancia como si estuvieran en la misma habitación. Hablan maravillas el uno del otro, comentan las jugadas del otro… Y además eran buenos, muy buenos, porque con lo otro no alcanza, como decía Ginóbili. Siendo buen equipo las cosas son más fáciles.
–Lo opuesto a aquel equipo de Copa Davis que perdió la final hace diez años en Mar del Plata...
–No te sabría decir… Pero me acuerdo de una frase de Dolina en Crónicas del Ángel Gris, con esas instrucciones para elegir en un picado. Y después de describir todo el proceso, Manuel Mandeb, el personaje de Dolina, dice que en realidad él elegía a la gente que tenía más cerca del corazón. Porque pensaba que un equipo de amigos es imbatible, pero si se fracasa es mucho mejor compartir el fracaso con amigos que el éxito con extraños y desconocidos. Me encantó esa frase.
–El del basquet era un equipo de egos controlados. ¿Ese equipo era la Argentina soñada?
–Es la Argentina soñada y yo creo que es la Argentina posible. No es la Argentina real (ríe), pero tenemos que seguir soñando para poder acercarnos. Quizás es muy ambicioso, demasiado utópico, pensar que 40 millones de personas nos podamos llevar como 12. Ahí ya tenés un filtro natural, esos 12 tienen como pasión natural el básquet, los 40 millones podemos tener pasiones muy distintas. Pero por lo menos saber que tenemos que jugar un partido y algún objetivo en común, que es ganar ese partido, deberíamos tener. La cuestión es que seguimos discutiendo cuál es ese partido, a qué jugamos.
–¿Cómo seguiste el Mundial de fútbol, una selección tan distinta a aquella del básquet?
–Aunque no sigo el backstage de la selección, yo, sin tener opinión formada sobre el técnico, en un momento llegué a sentir mucha empatía, porque le pegaban de una forma bastante gruesa. Sí, llegué a sentir empatía por Sampaoli, en el sentido de que no es fácil ser criticado por tanta gente. En el fútbol hay mucho dinero y marketing, mucha gente accesoria que se mete en el deporte. El básquet, aunque también se ha profesionalizado, es distinto, viene de otra fuente.
–¿Qué pasaría si la FIFA te llama para hacer una película sobre Maradona?
–(largo silencio). No, no sé si haría una película sobre Maradona (duda). Es un personaje con aristas muy complejas, muy contradictorias y preferiría no tocarlo. A mí personalmente me dio mucha felicidad, como a todos, y a veces uno dice qué pena ciertas otras actitudes. Preferiría quedarme con ese recuerdo.
–¿Pero eso no lo hace precisamente carne de película?
–Sí, pero si es para eso entonces invento un personaje. Él ha sido una persona real, ha tenido su vida.
–¿Te duele Maradona?
–No es que me duela, pero uno no comprende a veces ciertas cosas. Me gustaría dejarlo ahí... No quiero hablar más de Maradona.
–Llama la FIFA y te propone hacer algo sobre Messi.
–Me gustaría hacer algo de su fascinación por Argentina. Siempre me lo pregunto. Es un chico que se fue muy chico, hizo toda su carrera afuera. Uno podría decir que no le debe nada a la Argentina. Se podría haber hecho español, pero tiene esa especie de misión con el país que a mí me interesa mucho , me gustaría bucear en eso. Tiene que ver con el lugar de pertenencia y en qué momento de la vida se desarrolla ese sentimiento. En el porqué siente tanto la necesidad de ganar el título con esa camiseta. Su fidelidad a la Argentina es a prueba de balas.
–En una de esas te llaman después de esta entrevista.
–(ríe)
–Del Potro, sus éxitos y sus dramas. ¿Te atrae para la creación cinematográfica?
–Yo, de Del Potro, sigo más su historia personal que la deportiva, porque el tenis no es lo mío. Tengo una admiración total por sus retornos, por no dejarse vencer. Y ahora estoy hinchando por él como no recuerdo haber hinchado tanto por ningún deportista en mi vida.
–¿Se conocen?
–No, para nada, no nos hemos visto nunca. Pero cuando se fracturó… Del Potro es como Rocky. Es una película. Siempre ha retornado, es admirable. Es un personaje de película.
–¿Qué deporte practicás?
–Bueno, de básquet he sido federado, es el único deporte al que he jugado bien en mi vida. Jugaba en GEBA. Me federaron, jugué un partido y después ya no me pusieron nunca más en la cancha. Hoy entreno en el gimnasio.
–¿Ayuda el fútbol a explicar a la Argentina?
–No sé si la explica, aunque es verdad que nosotros tenemos una tendencia a dramatizar nuestras diferencias. Pero yo siento que no hay grieta entre la gente común, no hay un problema en que uno sea de Boca y el otro de River.
–¿De quién sos hincha?
–Soy hincha de la hinchada de Racing, que es única. Hay mucho, pero mucho orgullo ahí.
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