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Buenos Aires 2018, el día después: historias de medallistas que tuvieron diferentes caminos tras los Juegos Olímpicos de la Juventud
Hay quienes siguen en actividad y apuntan a estar en París 2024, otros que no crecieron deportivamente como prometían y muchos que se retiraron por diferentes factores, entre ellos porque no querían ser atletas de alto rendimiento
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Diciembre de 2019. Rosario, provincia de Santa Fe. Valentín Rossi no puede dormir. Cada tanto, vomita la comida que él mismo debe pagarse siendo parte de la selección argentina. No desayuna. Aun así, sigue entrenándose y hace controles internos de máxima exigencia. El pibe que hacía poco más de un año se subió al podio en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 la está pasando muy mal y dice basta. Agarra sus cosas y se vuelve a San Pedro, su ciudad natal. Ya no sabe si volverá a remar ni quiere pensar en el deporte. No le interesa. “Fue casi un año sin querer saber nada con el canotaje, le sentía odio y no quería pasar ni cerca de una botera. Sentía vergüenza de que me vieran y dijeran que el que remaba, no rema más”. Directo, sin vueltas ni ruborizarse, habla del calvario que vivió después de convertirse en el único palista argentino en ser medallista olímpico en aquella cita de octubre de 2018.
Entre el joven que obtuvo el tercer puesto en Puerto Madero, por detrás del húngaro Adam Kiss y el belga Jules Vangeel, y el que a fines de 2021 descolló con tres oros en los Juegos Panamericanos Junior de Cali-Valle del Cauca en Colombia, donde logró una plaza para los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y fue abanderado en la ceremonia de clausura junto a la gimnasta Valentina Podestá, hubo un mar de emociones, de momentos de euforia y, sobre todo, tristeza, en la que el deporte que practica desde niño lo sumergió hasta lo más profundo.
Desde que comenzó a remar obtuvo excelentes resultados a nivel nacional e internacional y Buenos Aires 2018 fue un impulso trascendental para su carrera. Sin embargo, la acumulación de esfuerzos y el recorte del apoyo estatal lo fueron desgastando: “Ese año resultó durísimo. Estaba muy contento y no me daba cuenta del cansancio. Nunca dejé de entrenarme: después de los Juegos Olímpicos de la Juventud fui a un Sudamericano y luego empecé a concentrar para el Mundial de 2019. Ahí ya había cambiado todo, salimos de la burbuja de Buenos Aires 2018 y se terminó el apoyo del Enard, que volvió cuando me clasifiqué para el Mundial de Rumania. Siempre tuve el apoyo económico de la Secretaría de Deportes. En las concentraciones de Rosario dormíamos en un club de prestado y parte de la comida la bancábamos nosotros porque con la beca mensual que nos daban pagabas solo dos semanas de la comida. El balance fue negativo, aunque esto lo hago porque es mi pasión y me encanta; desde siempre supe que algunas veces había que poner plata”.
"Estuve en cualquiera, me alejé totalmente del deporte"
Valentín Rossi
El camino más duro para el sampedrino empezó en 2019, luego del Mundial para juniors de Rumania, donde logró dos valiosos quinto puestos en pruebas individuales: “Fueron muchas competencias en dos años y se sumaron problemas personales, el estudio para ser nutricionista y la presión que uno se pone más allá de que mis padres siempre me apoyaron. Son cosas que generás en tu cabeza de lo que los demás piensan y no es así. Estaba pasado, quemado mal y en una concentración en Rosario después del Argentino, que se hizo a pesar de que no teníamos ningún torneo por delante, no podía dormir ni desayunar y vomitaba. Llegué a hacer entrenamientos sin dormir ni desayunar. Hablé con el entrenador que me quería ir y me fui”.
Desde noviembre de 2019 hasta agosto de 2020, el joven que en enero pasado cumplió 20 años no remó. Por entonces, también dejó sus estudios universitarios y pasó meses inmerso en sí mismo. “Fue casi un año sin querer saber nada. Estuve en cualquiera, me alejé totalmente del deporte. Había gente que me preguntaba por qué dejaba, que era ‘un boludo’. Estuve a punto de tatuarme en la frente ‘no me rompan los huevos con canotaje’”, reconoció. Ya superada esa etapa de su vida, analizó: “Esas personas son generalmente las que sólo ven a uno arriba del podio. No hay que calentarse con eso, pasa en todos lados, Y si vos estás seguro de lo que querés, por más que te puteen, vas a hacer lo que vos quieras”.
El destino hizo que el desamor de Valentín por el canotaje coincidiera con el Covid-19. Cuando el deporte se habilitó en medio de la cuarentena, su regreso era una incógnita. Contenido por su familia, el club Náutico de San Pedro y una especialista en psicología en el deporte, ver a sus amigos en el río Paraná lo motivó y volvió de a poco. No se apuró ni se exigió y, todavía sin competencias en un contexto de incertidumbre nacional y mundial por la pandemia, empezó a recuperar el tiempo perdido. Con talento de sobra, predisposición al trabajo y al sacrificio, una preparación física envidiable y una cabeza prodigiosa para una disciplina tan compleja, enseguida se puso a la par del resto y recuperó el hambre de gloria.
Rossi, lógicamente, no fue convocado a las primeras concentraciones de la selección argentina con vistas a los Juegos Panamericanos Junior 2021 porque se desconocía si tenía interés en seguir compitiendo. Meses después, lo citaron para que se sume al grupo en Rosario y le dejaron delante de él una zanahoria que se dispuso a devorar. En el Selectivo para Cali-Valle del Cauca 2021 se ganó un lugar en tres pruebas y en todas, contra los máximos exponentes de América de entre 14 y 22 años, se llevó la medalla de oro en una actuación que está entre las más sofisticadas de su corta carrera, que no tiene techo y que ya lo encuentra entrenándose a la par de Agustín Vernice.
Deserción en el remo
El remo, al igual que el canotaje, tuvo tres representantes en Buenos Aires 2018. La diferencia es que todos ganaron una medalla. El caso de María Sol Ordás, oro en single scull, es similar al de Rossi, pero con un reciente final distinto. Aunque ante la consulta de LA NACION prefirió no dar detalles, confirmó que por segunda vez dejó el deporte: “Por el momento no estoy remando”. En simultáneo, hizo un posteo en su cuenta de Instagram en el que publicó una foto de ella con una fuerte crítica a la dirigencia de su disciplina: “Ojalá algún día los malos manejos dejen de afectar a los atletas”.
En 2019, la nicoleña se alejó del remo por dos meses. “Estar lejos de casa y ser la única mujer en la preparación para los Juegos Olímpicos de la Juventud me afectó bastante. Yo ni pensaba en esas cosas y le seguía dando hasta que terminamos el proceso, lo pensé y me di cuenta que no lo quería volver a pasar. Cuando dejé me dije que era por un tiempo, pero por dentro era ‘No vuelvo más’. Es bastante duro decir, después de tanto tiempo, lo dejo para siempre”, contó en una entrevista que brindó en agosto de 2021 al programa La Deportiva que se emite por la radio FM 89.9 de San Nicolás.
Lo que siguió a Buenos Aires 2018 para Ordás fue difícil porque, como la mayoría de los atletas, dejó de contar con el respaldo que sí había tenido en los cuatro años de preparación: “No se siguió con ese apoyo, los chicos se desmotivaron y cayeron en la realidad que estaban viviendo antes del ciclo. En mi caso caí a una realidad, que dije ‘¿qué es esto?’ y fue un golpe duro”.
Su primer alejamiento fue breve. Durante los Juegos Panamericanos Lima 2019, que vio por televisión, le volvió a surgir el fuego sagrado de toda atleta ganadora y regresó: “Ver correr a los chicos fue querer estar ahí. No me arrepentí de no haber estado porque ese año no estaba dispuesta a hacer lo que había que hacer para estar, pero me di cuenta que algo me pasaba cuando veía aquello”.
La estudiante de psicología, alumna de la Universidad de Palermo, pegó el portazo otra vez en marzo de este año y no sabe si regresará. Tomó la decisión luego de haber dejado atrás su histórico éxito en el dique tres de Puerto Madero, de donde guarda las mejores memorias: “La medalla de oro en Buenos Aires 2018 marcó mi carrera deportiva y la recuerdo siempre. Traté de desprenderme de ella lo máximo posible para ir por otros resultados, pero es difícil y me costó bastante”.
Ninguno de los tres remeros que se subieron al podio en Buenos Aires 2018 sigue en actividad. La dupla Tomás Herrera-Felipe Modarelli, bronce en dos sin timonel y artífices de la primera medalla de la delegación de la Argentina en la cita internacional, se desmembró tan rápido como remó en Puerto Madero y cada uno siguió su camino.
El caso de Modarelli dista del de Ordás porque no planeaba ser un atleta de alto rendimiento: “Nunca me vi como remero profesional, más allá de los cuatro años que lo hice profesionalmente aun siendo menor de edad, que es algo un poco raro. Era un estilo de vida que me gustaba para la adolescencia, me formó y aprendí un montón, pero nunca me percibí como un deportista”.
“Siempre supe -continuó- que no quería estar seis o siete horas al día dedicándome al remo y hacer un estilo de vida para eso. Quiero dedicarme a mi familia, amigos, vacaciones y ocio. Soy una persona muy ociosa y el remo no te lo permite, como ningún deporte en el alto rendimiento. No podés salir de remar e irte a tomar una birra con tus compañeros, es algo claramente que no se puede”.
No bien conoció las mieles del éxito con el bronce en Buenos Aires 2018 y la repercusión que tuvo por ser, junto a Herrera, el primer medallista olímpico juvenil, el campanense empezó a dejar el deporte: “Corrí un año más representando a mi club, Boat Club de Campana, y ya no más”. Hoy, Modarelli trabaja en una empresa de transporte y puede juntarse a beber cervezas con sus amigos. También practica deportes de forma recreativa, estudia inglés y hace cursos empresariales de logística. Lo que siempre tuvo en claro es que no quería ser atleta de alto rendimiento.
Los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 fueron un antes y un después para el olimpismo argentino, sobre todo para los jóvenes deportistas en formación que tuvieron a su alcance todas las herramientas que un atleta de alto rendimiento necesita para desarrollarse en su disciplina y llegar al máximo nivel.
El Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Enard), según consta en su Memoria y Balance de ese año, afectó $ 82.648.346 en el proceso de selección y formación de los atletas para lograr un buen resultado deportivo. La inversión tuvo sus frutos, porque de los 142 adolescentes que integraron la delegación de la Argentina, 72 se subieron al podio. Se consiguieron once medallas de oro, diez de plata y diez de bronce. El país acabó sexto en la clasificación general, siendo su mejor actuación histórica en un evento del Comité Olímpico Internacional (COI), que por primera vez le confió a nuestra nación, que por entonces presidía Mauricio Macri, la organización de un certamen multidisciplinario.
“Fue el proceso de selección de atletas más grande de la historia argentina”, aseguró Carlos Getzelevich a LA NACION, coordinador del Equipo Buenos Aires 2018. Y amplió: “Aproximadamente testeamos a 300.000 chicos nacidos en 2000 y 2001 de 32 deportes. Primero captamos 10.000 con los diferentes biotipos que estábamos buscando para cada deporte y, después, empezamos los campamentos con unos 3000. La lista se achicó a 500 hasta que se definió la delegación. Para nosotros fue importante todo el recorrido, no una foto sola, y logramos que las federaciones se nutrieran de más atletas. El programa fue único en la Argentina y fue tan exitoso que se repitió en 2019 para Dakar 2022, pero se pospuso para el 2026 por la pandemia de coronavirus”.
A casi cuatro años de Buenos Aires 2018, el presente de los atletas que obtuvieron preseas es diverso. Hubo quienes, como los remeros Ordás, Herrera y Modarelli, se alejaron del deporte definitivamente y para el Enard no fue una sorpresa, reconoció Getzelevich: “Lamentablemente en todo el mundo sucede eso. Quizás en la Argentina tenemos muy pocos atletas que se destacan, sobre todo en los deportes individuales, y se los hace más notorios. Pero es una constante en los atletas de estas edades, sabíamos que sucede y entonces tratamos de que fuera lo menor posible. Se dio y se va a seguir dando”.
Sobre los motivos, indicó que suelen ser familiares, deportivos y sociales: “Los casos son todos diferentes. Hay chicos que tienen familia a temprana edad, inconvenientes de índole familiar o económicos; y otros que perdieron la motivación. Son cuatro-cinco situaciones puntuales y las causas están bien definidas. Desde el Enard tratamos de trabajar con diferentes programas para evitar ese desarraigo y tenemos casos que dejaron y volvieron gracias a esos programas. Hay muchas situaciones y varias complejas, pero los programas están siempre detrás de los atletas”.
La atleta que ya no vive en la Argentina
La tiradora con arco Agustina Giannasio, presea de plata en equipo mixto internacional, dejó el deporte en 2020 y nunca más retomó: “Quería disfrutar mi adolescencia antes de entrar a la universidad. Hasta entonces el deporte había sido la prioridad sobre las relaciones sociales, la familia y la escuela”.
Su anhelo de estudiar y vivir en España surgió cuando en 2016 visitó el país de vacaciones con sus padres y se enamoró de su “cultura, paisajes, gastronomía y gente”. “Desde entonces tenía la idea en mi cabeza. De 2016 a 2020, a la Argentina no le fue muy bien y la idea de ir a España pasó a ser una realidad, para conseguir una mejor vida. Cuando llegó la hora de decidir la carrera y la universidad fui y les dije a mis padres de estudiar allá y quedarme. Me dijeron que sí y me apoyaron en todo”, relató.
A mediados de 2021 se radicó en Alcalá de Henares, al noroeste de Madrid: “Mis 18 años de vida quedaron en la Argentina, acá en España arranque de cero sin conocer a nadie. Fueron cambios bastante grosos. Muchos familiares me preguntan si me arrepiento, pero acá estoy súper contenta, conseguí buenos amigos, la carrera me gusta y el país me encanta, aunque extraño bastante a la Argentina”.
"En España arranque de cero sin conocer a nadie y fueron cambios bastante grosos"
Agustina Giannasio
Si Giannasio quisiera volver al tiro con arco en Europa, tampoco podría porque no cuenta ni siquiera con los elementos para practicarlo. Hoy su cabeza está en los estudios universitarios y no siente que pueda cursar, entrenarse y competir en el alto rendimiento, pero no le cerró la puerta definitivamente: “Quizás más adelante vuelva, pero lo decidiré en el futuro. Me gustaría seguir entrenándome en el alto rendimiento y compitiendo en torneos internacionales porque el deporte me enseñó muchísimo”.
Delfina Pignatiello desvela a todos
Hay deportistas que están en un limbo y una de ellas es la nadadora Delfina Pignatiello, doble medallista de plata en Buenos Aires 2018 y una de las pocas atletas que, tras ser olímpica juvenil, integró la delegación nacional en los Juegos Olímpicos Tokio 2020 que se hicieron en 2021, junto a los rugbiers Marcos Moneta, Lucio Cinti Luna e Ignacio Mendy, y los boxeadores Mirco Cuello y Brian Arregui. Destruida psicológicamente por los malos resultados cosechados en Japón y las críticas que recibió, no está compitiendo y su caso, emblemático, desvela a Getzelevich: “Preocupa en el sentido de que es una atleta con unas condiciones tremendas. Pero es la elección de una persona y nosotros tratamos de trabajar en ese aspecto de mantener la llama encendida del alto rendimiento. Un programa llega hasta cierto momento y después son las elecciones personales de cada atleta y hay que respetarlas”.
En la misma línea se manifestó el flamante presidente del Comité Olímpico Argentino (COA), Mario Moccia, en una entrevista con LA NACION el 30 de octubre pasado: “Estoy preocupado y ayudaremos en todo. Pero lo primero es saber qué siente y qué piensa ella, cómo está y cuál es su situación. Todos imaginamos que es un tema psicológico. La realidad es que no podemos perder a una atleta de este calibre, de semejante potencial. Hay que ayudarla para ver cómo superar esta situación y, al mismo tiempo, ella debe terminar de procesar lo que atravesó en Tokio 2020″.
Delfina, de 22 años recién cumplidos, no hace referencias a su futuro y sus días transcurren lejos de las piletas. A fines del año pasado brindó una charla TED en la que habló del deporte y reveló aspectos de su carrera, pero no confirmó si continuará o no, como tampoco lo hizo en una entrevista que dio a fines de noviembre pasado. Sí admitió que pensó en dejar de nadar previo a Tokio 2020 porque en plena cuarentena no podía entrenarse como quería: “Después del primer o segundo mes de encierro, empecé a ver cómo todas las rivales volvían a entrenarse y yo seguía encerrada. Jamás me quejé ni dije nada porque había gente que se estaba enfermando y muriendo de coronavirus. Pero al segundo mes ya sabía que iba a ser muy difícil llegar preparada a los Juegos Olímpicos”.
El “pibe” que lucha para ir a los JJOO 2024
Pasado, presente y futuro es Dante Cittadini, medallista de oro en la clase Nacra 15 de vela en Buenos Aires 2018 donde, también, fue el abanderado de la delegación de la Argentina en la atípica ceremonia inaugural que se llevó a cabo en la Avenida 9 de Julio, en la zona del Obelisco, y fue la primera en la historia del COI que no se realizó en un estadio.
Junto a Teresa Romairone, el timonel que desde pequeño ganó todos los certámenes en que compitió sin importar la clase, brilló en aguas del río de La Plata, como meses antes lo había hecho en el Mundial en Estados Unidos y el Europeo en Italia. Los resultados positivos fueron fruto de un esfuerzo descomunal en pocos meses, reconoció: “Todo el proceso de los YOG 2018 se dio en un año. Pasé de estar veraneando a entrenarme todos los días a la semana para ponernos en forma, porque los demás equipos hacía tres años que estaban entrenándose. El trabajo era muy necesario y por suerte se pudo hacer, había mucho apoyo de la FAY, el Enard y el Gobierno, fue una campaña perfecta”.
"Estuvimos un año sin navegar porque no teníamos en qué ni presupuesto"
Dante Cittadini
Ellos, como a la mayoría de los medallistas olímpicos juveniles, tuvieron un bache, relató Cittadini: “Después de Buenos Aires 2018 sabíamos que teníamos un potencial y que teníamos que seguir navegando juntos. Dejamos de ser juveniles, pasamos a mayores y el barco que nos gustaba era el Nacra 17. Nuestro sueño era conseguir una plaza en Tokio 2020, pero después de unos Juegos Olímpicos siempre hay una caída de apoyo del Gobierno, el Enard y la FAY y se echó por tierra todo el presupuesto. Fueron meses duros, al principio no nos querían apoyar, tardaron mucho para una decisión. Así que estuvimos un año sin navegar porque no teníamos en qué ni presupuesto. Entre peleas conseguimos que nos compraran un barco, que vino un año después de los Juegos Olímpicos de la Juventud”.
Sin Tokio 2020, que se hizo un año después por la pandemia de coronavirus y los representantes nacionales en Nacra 17 fueron Santiago Lange y Cecilia Carranza, oro en Río de Janeiro 2016; Cittadini apunta a París 2024: “El año pasado fuimos a un Mundial juvenil, que fue una buena experiencia, y estuvimos entrenándonos en Barcelona con Mateo Majdalani y Eugenia Bosco, que es el otro equipo argentino de Nacra 17. Nos sirvió para saber cómo prepararnos para esto. En enero y febrero nos entrenamos en Buenos Aires con Santiago Lange y Victoria Travascio”.
Sin embargo, no todo fluye como Cittadini deseaba y, para competir con Romairone en el Trofeo Princesa Sofía en Mallorca, España, donde la dupla se ubicó 27ª frente a las mejores embarcaciones del planeta, tuvo complicaciones: “Pedí juntarme con la FAY antes de ir a Mallorca y nos encontramos con que no íbamos a tener un barco en Europa, cuando era lo prometido, y que no se iban a hacer cargo de nada. Lo pensamos, no íbamos a ir y fuimos porque era un campeonato muy grande y un amigo nos alquiló un barco a muy buen precio y usamos nuestro presupuesto. No es una clase para alquilar barcos, cada uno tiene su material propio y hay que conocerlo con anticipación porque hay muchos detalles que pueden cambiar”.
La FAY cuenta con tres barcos de Nacra 17. Uno está asignado a la dupla Mateo Majdalani-Eugenia Bosco, otro a la de Santiago Lange-Victoria Travascio y el restante, tal explicó Cittadini, está en desuso en Barcelona a la espera de que un binomio logre la plaza para París 2024: “En noviembre, cuando quisimos mandar el barco a Europa porque en 2022 nos íbamos a quedar acá, la FAY nos negó, nos dijo que lo dejemos en la Argentina porque íbamos a contar con uno en Europa para correr. Llegamos a Mallorca y no teníamos barco, cuando hay uno en Barcelona sin usar, pero no lo podemos usar. Todo esto por criterio de la FAY, avalado por toda la FAY”.
Aunque su objetivo son los próximos Juegos Olímpicos, su presente y futuro inmediato son una incógnita, sin participación en la Semana Olímpica Francesa en Hyères y con la posibilidad de dejar el yachting: “Ahora nos encontramos en un contexto en el que yo estoy viviendo en Italia y Teresa se volvió a la Argentina. No estamos entrenando y no queremos seguir más con esto así, es muy difícil. Por ahora no hay rumbo, veremos qué sigue. Esperemos que todo se acomode y haya nuevas oportunidades de conseguir un barco en Europa e incorporarnos a la flota Nacra 17. De lo contrario, tomaremos la decisión de bajarnos de nacra y de la navegación″.
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