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¿Qué es de la vida de... Muhammad Alí?
Con la misma fortaleza y convicción con la que llegó a ser el mejor boxeador de la historia, supo ser un verdadero luchador también fuera del cuadrilátero; día a día se enfrenta ante el peor rival de toda su carrera: el Parkinson, aunque tampoco deja de lado sus actividades humanitarias.
"Quise ser el mejor y a eso he dedicado toda mi vida". Con esa misma convicción y decisión, Muhammad Alí enfrentó cada uno de los retos que se le presentaron a lo largo de su vida. Desde su difícil infancia en los suburbios de Louisville, Kentucky, hasta su época de gloria como boxeador profesional, en la que demostró por qué con el paso de los años lo iban a terminar considerando como el mejor de la historia. Pero la vida de Cassius Clay -su anterior nombre hasta que se convirtió al Islam- siempre fue una lucha; no sólo cuando subía a un ring. Hoy en día, a los 69 años de edad, enfrenta, tal vez, la pelea más dura de su vida: el parkinson.
Sin dudas, tuvo una vida de película. Digna de un gran campeón. Con tan sólo 12 años de edad, y después de denunciar el robo de su bicicleta, Alí llegó al mundo del boxeo de la mano del oficial Joe Martin, quien lo convenció de que tenía que aprender a defenderse por sus propios medios y comenzó a entrenarlo en su gimnasio. Sin embargo, tiempo más tarde, en forma paralela, también se entrenó con Fred Stoner, un entrenador afro-americano, con quien mantuvo la sociedad durante su carrera amateur.
En su camino previo al profesionalismo ya se veía a un Cassius con grandes cualidades para este deporte. Durante su amateurismo cosechó 100 victorias y tan sólo 5 derrotas. Entre sus logros más importante se destacan las seis coronas en el torneo de los "Golden Gloves" en Kentucky, dos en el Torneo Nacional y el título de la Unión Atlética de Amateurs. Pero su triunfo más significativo en esta etapa de su carrera llegó en el año 1960 al conseguir la medalla de oro para los Estados Unidos en los Juego Olímpicos de Roma. Aún siendo amateur…
Como profesional, Alí fue un personaje extraordinario desde lo deportivo y para muchos polémico en lo personal. La palabra "humildad" para esta súper estrella del deporte mundial no existía. No sólo golpeaba arriba del ring, sino que además con sus polémicas declaraciones, previas a los enfrentamientos, intimidaba a más de uno. "Cuando eres tan grandioso como yo, es difícil ser humilde" o "Si vas a luchar contra Alí, lo mejor será que aumentes tu seguro de vida", fueron algunas de las auto-alabanzas que supo pronunciar Cassius Clay durante su carrera, que fue tan rica como pocas.
A lo largo de sus años de profesionalismo completó un total de 61 combates, con 56 victorias (37 por KO) y tan sólo 5 derrotas. En la historia perdurarán grandes peleas como las que supo protagonizar con Joe Frazier, su gran rival, y mismo George Foreman, otro hito de la historia del boxeo. El estado atlético que exhibía en cada combate era digno de admiración, al igual que su particular técnica que él mismo supo describir perfectamente: "Vuelo como una mariposa y pico como una abeja". Su inmejorable condición física le permitía moverse constantemente alrededor de su rival e ir golpeándolo para que éste no tuviera tiempo de reacción.
Smokin (como era conocido Frazier) fue quien tuvo el honor de vencerlo por primera vez. Aquel 8 de marzo de 1971 quedará grabado en el recuerdo de los grandes fanáticos del boxeo. Para muchos se trató de la "pelea del siglo". El público presente en el Madison Square Garden, de Nueva York, disfrutó una de las mejores luchas que dio la historia de este deporte, entre dos pesos pesados que llegaban invictos. Pero finalmente la pulseada la terminó ganando Frazier, quien se quedó con el combate, tras completar los 15 rounds, por puntos en decisión unánime. Seguramente esa fue una de las pocas veces que Alí no cumplió con sus predicciones, ya que previo a la pelea había pronosticado que derribaría a su rival.
Antes de marcar esta época dorada junto con Frazier y Foreman, la vida no fue nada sencilla para uno de los grandes campeones de los pesos pesados. Durante sus comienzos no sólo fue reconocido por sus logros deportivos sino también por ser un fuerte defensor de los derechos del pueblo afro-americano en los Estados Unidos. Tal fue su dedicación para este sector tan marginado por entonces, que no resultó para nada extraña su negativa a formar parte del ejército norteamericano en la Guerra de Vietnam. Sin embargo, esta decisión le costó, y muy caro. El Gobierno de los Estados Unidos le quitó su título, le impuso una multa de 10.000 dólares y una pena de cinco años de prisión.
No obstante, Alí no bajó la guardia y decidió apelar el fallo, que llegó a la Corte Suprema. Durante esa etapa, el Gobierno le prohibió salir del país, le quitó su pasaporte y le impidió pelear en los Estados Unidos. Es decir, se encontraba virtualmente retirado. Pero como en cada pelea que pegaba y pegaba sin importar a quién tenía enfrente, a Alí poco le importó la medida que se le había impuesto y mientras permaneció fuera de los rings se dedicó a dar conferencias en Universidades por su oposición a la Guerra.
Finalmente, luego de varios años de angustia y espera, la tan ansiada resolución de la Corte llegó el 28 de junio de 1970. Alí recuperó su licencia para pelear y el promotor Harold Conrad rápidamente preparó su gran vuelta. Jerry Quarry fue su víctima, a quien tiró a la lona en el tercer round. Meses después, el 7 de diciembre se cruzó en su camino nuestro recordado Ringo Bonavena, que tuvo una digna actuación ante el mejor de todos. Pero eso no fue suficiente para vencer al gran campeón, que terminó noqueando al argentino en el último asalto.
Sin embargo, Alí todavía tenía dos claro objetivos por cumplir: desquitarse de Joe Frazier y quedarse con el cetro de la AMB, que estaba en manos de George Foreman. Al primero lo venció en enero de 1974 y luego, el 25 de septiembre de ese mismo año consiguió lo que muy pocos creían posible, que era derribar a Foreman. Esa pelea tuvo un condimento aparte, ya que el promotor Don King, falto de los 10 millones de dólares que hacían falta para llevarla a cabo, consiguió el auspiciante necesario en el Gobierno de Zaire, donde se disputó el combate. Las seis semanas previas a la pelea, todo el país africano estaba enloquecido con la presencia de Alí, quien de entrada nomás se ganó el amor de la gente. Bajo el grito de "¡Alí bombayé!" ("¡Alí matalo!"), derribó a su contrincante en el octavo round. Sin dudas una victoria que fue cosechando los días previos con sus clásicas declaraciones polémicas. A partir de ahí, se apoderó del título mundial durante cuatro años, defendiéndolo en diez ocasiones.
El 15 de febrero de 1978 fue el principio del fin en la carrera de este legendario deportista. Ese día perdió el título, por puntos, en manos del novato León Spinks, pero el 15 de septiembre de ese mismo año lo volvió a recuperar por decisión de los jueces. El año siguiente anunció su retiro definitivo del boxeo, pero fue tentado para disputar su último combate. Sin embargo, no fue buena la imagen que dejó Alí en su última pelea. El 2 de octubre de 1980 el joven Larry Holmes fue claramente superior, e hizo abandonar a su rival por KO técnico en el round número once. Aquella fue la única vez en la que Alí se retiró antes de tiempo de un combate, ya que nunca había terminado una pelea sobre la lona.
La siguiente temporada se dio una nueva oportunidad, pero volvió a fallar. El 11 de diciembre de 1981 cayó ante Trevor Berbick, por puntos, en lo que fue su retiro definitivo del boxeo profesional.
No obstante, el destino todavía le tenía deparado su pelea más dura. Cinco años después de su última presentación arriba de un cuadrilátero, se supo que sufría del mal de Parkinson. "Lo más importante de mi vida es lograr la paz. Dios me dio esta enfermedad para demostrarme que soy un hombre frágil como cualquiera". Con esas palabras se refirió el propio Alí sobre su enfermedad, que lo llevó a abrir al Muhammad Ali Parkinson Center, en Phoenix, Arizona.
Pero si ninguna de las miles de trompadas que recibió durante su vida pudo derribarlo, tampoco iba a poder hacerlo el Parkinson. A pesar de sus notorias debilidades, propias de dicha enfermedad,The Greatest, como lo bautizó el medio especializado, nunca dejó de luchar. Continuó con la misma entrega y dedicación su lucha por la paz en el mundo, algo que enalteció aún más a una persona que ya había conseguido todo en su vida y que tranquilamente podría haberse quedado disfrutando de todo lo que supo cosechar. En 1990, previo a la Guerra del Golfo, viajó a Irak para entrevistarse con el por entonces presidente Saddam Husseim para negociar la liberación de rehenes. Es tan grande la presencia que genera su figura en los paises musulmanes, que finalmente consiguió que fueran liberados 15 hombres que volvieron bajo su custodia.
Por donde se lo mire, Alí fue, es, y será un gran campeón. De esos que deberá pasar mucho tiempo para encontrar uno igual. Sus éxitos con los guantes y los millones que supo recaudar quedan completamente en un segundo plano en la carrera de este verdadero campeón de la vida, que no sólo es un ejemplo como deportista –según la revista Sports Illustrated fue el mejor siglo-, sino que además es un ejemplo de vida para muchos.
Si hay algo que demostró desde sus primeras peleas, es que nunca se dejará derribar, por nada ni por nadie. Con esa filosofía de vida es con la que encara cada día esa enfermedad a la que, en vez de dejarse de golpear, prefiere tirar contras las cuerdas para seguir luchando por sus principios. Y él mismo se encarga de explicar el por qué: "Servir a otros es el costo que pagas por tu estancia aquí en la tierra".
@lgoyret
lgoyret@lanacion.com.ar
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