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Oleksandr Usyk, el soldado campeón: del ejército de Kiev al ring de Jassah, el dolor del hombre en tiempos de guerra
Su desquite con el inglés Anthony Joshua (111 kg) se efectuará este sábado en Jassah, un bastión portuario de Arabia Saudita
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La figura del ucraniano Oleksandr Usyk, campeón mundial Pesado (FIB-AMB-OMB) prevalece más que nunca en estas horas. Su imponente imagen de 1m91 de altura y sus 100 kilos de peso, potencian su mirada llena de rabia y de tristeza, decorada con un flequillo cosaco y un bigotón pocas veces visto en él. Simboliza el dolor del hombre en tiempos de guerra.
Su desquite con el inglés Anthony Joshua (111 kg) se efectuará este sábado en Jassah, un bastión portuario de Arabia Saudita, con salida al Mar Rojo y cercano a La Meca, la ciudad más sagrada del Islam, se halla inmerso en una rareza absoluta. Mas allá del marco deportivo y la escenografía peculiar de competir en estas esferas tan estrafalarias, la situación bélica entre Rusia y Ucrania incide -totalmente- en la euforia pasional que desata cada disputa del mundial de los pesados.
Usyk, de 35 años, ex portador del cetro crucero unificado (2016-2018) y ganador de sus 24 peleas profesionales (15 KO), considerado favorito 2-1 en los sitios de apuestas, no dejó dudas en la primera contienda que ganó por puntos ante 90.000 espectadores en Tottenham, Inglaterra, el 29 de septiembre último.
No pudo disfrutar de su consagración ni de la fama efímera. Optó por reforzar el ejército de Kiev, al comenzar las hostilidades rusas en febrero pasado respaldando a su líder: Vitali Klitschko, excampeón mundial pesado, alcalde de esa ciudad y el hombre más buscado por Vladimir Putin. Mas allá de sus distinciones deportivas y los millones de dólares ganados, se convirtió en un famoso soldado de tropa. Con metralleta en mano y con la bandera azul y amarilla como insignia. La política y los combatientes de su patria lo empujaron a volver al cuadrilátero para convertirse en un vocero universal de las atrocidades que provoca una guerra tan desigual. Consideraron que todo esto sería mucho más productivo que sus vigilias en el frente de combate.
Casi ni se analizó el match con Joshua, que repartirá entre ellos un pozo básico de 75 millones de dólares. Sólo atinó a decir en la conferencia: “He visto mucha muerte y he convivido con ella como jamás imaginé en mi vida. Visité a mis compatriotas heridos, mutilados y vi como algunos murieron en los bombardeos. Cuando llevas armas encima, tienes miedo a dos cosas: a matar y que te maten. Y tu cabeza cambia a partir de todo esto. Todos me piden que gane y les brinde una alegría después de tanto llanto.”
Usyk, pionero en la rebeldía pública de las reubicaciones geopolíticas de territorios ucranianos en Rusia, tal el caso de Crimea (en 2014), hizo flamear la bandera de su patria en el ring de Moscú al batir al local Murat Gassiev (en 2018) unificando la corona de los cruceros, gritándole al mundo. “Yo no soy ruso”.
En esta oportunidad agregó, con palabras sensibles, ante el asombro de los periodistas de la región: “Solo atino a volver a mi país y estar con mi mujer y mis tres hijas. La más chica me dio su muñeco predilecto, me pidió que lo cuide y aquí estoy con él. Nos separamos del grupo en Ucrania hace meses y reencontrarnos es mi única meta. Todo es muy triste. ¿De la pelea? Ya boxeamos, nos conocemos bien y quién no compite… No gana”.
Entonó con frecuencia ante la presencia de la prensa internacional canciones patrióticas de la independencia ucraniana de fines de 1800 a modo de pedido de ayuda universal.
El cotejo producirá un movimiento general de cien millones de dólares. La velada será televisada y promovida por la aplicación paga DAZN a partir de las 14 horas. Los derechos de TV a Ucrania fueron cedidos gratuitamente para su emisión pública. El promotor inglés Eddie Hearns -representante de Joshua- será el organizador principal, secundado por el empresarios locales. Repetirán esta experiencia en Arabia Saudita, tal lo hicieron cuando el mismísimo Joshua reconquistó la corona ante el californiano Andy Ruíz en Diriyah, en 2019.
El gran negocio pugilístico “necesita” la victoria de Anthony, de 32 años, con 24 victorias -22 KO- y dos reveses. Sería la única causa que mantendría activo al británico Tyson Fury, campeón mundial CMB, a punto de oficializar su retiro de la actividad. Una potencial pelea entre ellos constituirá la realización de la pelea más importante de la historia del pugilismo imperial.
Pero hoy es el día del desquite. Joshua es un gigantón de 1m98 que jamás recuperó convicción en sí mismo tras el KO sufrido ante Andy Ruíz, en el Madison de Nueva York, en 2019. Boxeó muy bien, pero perdió estallido y ejecución. Tendrá en este match al norteamericano Robert García -ex director técnico del santafecino Marcos “Chino” Maidana-, en su rincón.
Usyk, en cambio, es mentalmente más agresivo y más hábil en distancias reducidas. Saber cómo responderá su mente y su energía espiritual cuando suene la campana será clave para comprobar si justifica o no su postura de favorito. ¿Estará en el ring o en el otro campo de batalla?
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